El ¡tac! ¡tac! ¡tac! de mis zapatos me está retumbando en la cabeza, estoy decidida y no daré brazo a torcer con esto, en un momento prometí venir a verlo, luego lo pensé bien y decidí que no era conveniente, ahora mientras camino por el pasillo blanco directo a recepción creo que mi planes fueron absurdos. El lugar es moderno, las paredes blancas tienen cuadros de distintos autores locales, porque las firmas que aparecen en ellos no son de nombres conocidos. Hay plantas en algunos de los rincones con enormes macetas marrones, el piso blanco brilla. Una mujer de pelo n***o está detrás del gran escritorio marrón. Varios folletos adornan el mueble, desde campañas antidrogas hasta datos de la institución y sus instalaciones. Recorrí con mi vista todo el lugar, un gran ventanal daba al pati