Si hay algo que yo no era, era ser fuerte. No, no podía ser fuerte, era desinhibida, alegre, carismática y algo alocada, pero la fortaleza no era mi fuerte, jamás lo fue y dudaba que alguna vez lo fuera. Me había planteado diez veces distintos panoramas de mi vida, desde los más complicados hasta los más básicos, pero en ninguno de ellos yo luchaba como una loca por conseguirlo, lo único por lo que le luchado con uñas y dientes, fue por mi lugar en la empresa. Amaba la moda y todo lo relacionado a ella, para mí, aquel trabajo era un sueño hecho realidad, pero ahora me parecía agotador. Estaba estresada y desanimada al cien por ciento, nada de lo que hacía parecía salir bien y como si fuera poco, toda la familia volvía a finales de la otra semana. Camine de un lado al otro toda la noche