5. Amy, eres una ganadora, ¡confía en ti!

1355 Words
5. Amy, eres una ganadora, ¡confía en ti! Amelia Dos largas semanas han transcurrido desde el día que JuanLu vino por última vez a esta casa. Cada vez que paso por la lavandería, veo sus maletas listas. No puedo decir que ya lo superé porque sería mentir. Aún me duele mucho, y no niego que por las noches derramo algunas lágrimas, pues su ausencia me pesa demasiado, pero he tratado de evitarlo, ya que, recién pasó todo, Lily me descubrió sollozando a medianoche. El dolor de mi hija al ver mi tristeza, me hizo entrar un poco en razón. No solo yo estoy padeciendo esta situación, sin embargo, los chicos tratan de que todo en casa sea casi normal. Si ellos se lamentan, lo hacen en silencio, para que los restantes no se consuman en la pena de ver a un ser querido sufriendo. Cuando estamos juntos, tratamos de que todo siga de la manera que hacíamos cuando mi ex iba de viaje. Misteriosamente, hace dos días comencé a dormir bien. No he necesitado pastillas afortunadamente. Hoy voy a almorzar a casa de mi madre, mientras mis hijos están en la escuela. Me ha invitado recién me levanté y no pude negarme, aunque me parece muy extraño. Algo está planeando, pero dentro de poco voy a enterarme. Me visto un poco formal, jeans, blusa de cuello en color hueso y coleta alta. Gracias a mis buenos genes, dicen que me veo mucho más joven de lo que soy. Esta es la “yo” que saldrá a enfrentar al mundo. Después de ir con mi madre, tengo la temida entrevista con la señora Dorantes, la modista de Cony. No tengo mucho que mostrar, así que hice un pequeño portafolio con los vestuarios y ropa que he creado para Lily en sus festivales y festejos. Sé que parece trabajo de preescolar, pero no tengo más que el talento innato que poseo. No fui a ninguna clase de diseño, por lo que no conozco mucho de técnicas. Todo en mi trabajo es genuino y propio. Pongo mi fe en que mis diseños puedan gustarle a la persona. Reviso mi maquillaje rápidamente, tomo mis llaves y salgo de la casa. No tardo mucho en llegar, pero me llama la atención ver un auto que no conozco estacionado fuera de la casa de mis padres. Es un coche lujoso, por lo que obviamente llama la atención. Tengo que buscar estacionamiento frente a la casa de un vecino, quien sale a ver quien es, y al verificar que soy yo, una conocida, sólo levanta su mano como saludo. Sabe que no estorbaré su cochera mucho tiempo. Saco mis llaves para abrir, pero en ese momento, la puerta se abre como si me estuvieran esperando. Mi madre está vestida como si fuera a salir, y eso me causa curiosidad. —¡Amy! al fin llegas. Pero pasa, pasa, que no tenemos mucho tiempo. –Me toma de la mano y casi me arrastra hacia el interior. Adentro, sentado en la mesa del comedor, veo a un hombre que no conozco. Su ropa es elegante, puedo notarlo, al igual que sus modales. Es un hombre de aproximadamente 35 años, se puede decir que atractivo, que me mira de manera extraña cuando me ve entrar. —Mira Rody, ella es mi hija de la que te hablé. Hija, él es Rodolfo Saenz. Es hijo de una de mis amigas del bingo, y es abogado de profesión. Un excelente abogado. Él será quien lleve tu divorcio. Mi boca se abre de sorpresa. Aún no hablo con JuanLu, pero mi madre ya tiene a mi abogado listo. Vaya, vaya. —Mucho gusto, Amy…¿puedo llamarte Amy? –el hombre me da una mirada que no puedo identificar. No me hace sentir cómoda, por lo que sonrío de manera fingida. —Igualmente, mucho gusto. Gracias por venir al llamado de mi madre. –Mi mamá me indica una silla donde puedo sentarme. Justamente enfrente del extraño hombre. —El placer es todo mío. Y déjame decirte que puedes contar conmigo. Tengo las mejores referencias en cuestiones de divorcio exitosos. Si así lo quieres, vamos a quitarle a tu esposo hasta los calzones, como vulgarmente se dice, jajajaja. –Sonrío levemente, para no hacer sentir mal al abogado y a mi madre, que parece estar encantada con él. —Bueno, ya veremos. Primero quiero saber que me ofrece él. Pero imagino que eso lo tratarán entre abogados. También me gustaría saber el costo de sus honorarios, porque como se imaginará, no cuento con un gran capital. Aún voy a conseguir un trabajo, y pues hasta no tener nada seguro, no puedo pagarle. El hombre me da una sonrisa un poco maliciosa. No sé qué cochinadas pasan por su mente. Dice el dicho común, que una mujer divorciada, es fácil de caer ante otros hombres, pero espero que este tipo no esté pensando eso. —No te preocupes por eso Amycita, que primero sacaremos tu divorcio y luego ya veremos que pasa. –Oh, oh. Eso último no me gustó para nada. Será mejor que consiga como pagarle rápido para no tener que deber favores. El almuerzo transcurre tranquilo, entre anécdotas de mi madre con la madre de “Rody”. Me da risa como quiere congraciarse con mi madre, a saber sobre qué intereses. Si es para tratar de conquistarme, que lo vaya olvidando. —Me tengo que despedir. Tengo una entrevista de trabajo en media hora. Me dió mucho gusto conocerte “Rody” y estaremos en contacto. –Le doy la mano para despedirme, pero la retiene entre las suyas por unos momentos. Saliendo utilizaré un litro de gel antibacterial. —¿No gustas que te lleve? Tengo mi auto afuera. –me lo dice de una manera que busca ser sensual. Ridículo. —No, gracias, traje mi auto. Entonces, ahora sí me despido. –Le doy un beso a mi madre en la mejilla y salgo de ahí. Obviamente, mi trasero fue el punto de observación de cierto hombre desagradable. Tratando de quitar el mal rato de mi cabeza, pongo una estación de radio que no escucho de manera frecuente, ya que a JuanLu nunca le gustó. Ahora soy libre de escuchar lo que yo quiera. Es increíble como la mayoría de las mujeres vivimos en razón de los gustos de nuestra pareja. Pero se acabó. A partir de hoy, en primer lugar estoy yo, y en segundo…estoy yo. Detengo mi auto frente a la gran casa de modas donde tengo la entrevista. Me siento nerviosa. Hago mi mantra “me irá muy bien, me irá muy bien, me irá muy bien”, tres veces para que funcione. Salgo del auto, tomo mi portafolio y como mujer exitosa, camino sobre mis zapatos altos rumbo al éxito. Sin embargo, la realidad es muy diferente. Cuando la recepcionista me hace pasar, tengo que esperar casi una hora para ser atendida. No puedo reclamar, pues vengo en modo recomendación. Con cada minuto que avanza, la desesperación que he tratado de evitar de mi mente, comienza a jugarme en contra. El miedo da paso a la desconfianza. ¿Y si no me contratan? ¿Y si mi trabajo es solo basura? Las ganas de llorar, que han estado dormidas estos últimos días, regresan con fuerza avasallante. Comienzo a sentirme derrotada. Fui engañada y mi esposo me dejó por alguien más joven y bonita. ¿Qué de bueno puedo tener para que alguien me de una oportunidad cuando soy una desechada? Al final, no puedo detenerlas. Salen sin control de mis ojos. Tomo mi portafolio y me levanto para dirigirme a la salida. Pero justo en ese momento, alguien se detiene frente a mí. Es una mujer de edad madura, pero muy elegante. Levanto mi rostro para verla. Ella me sonríe. — ¿Vas a alguna parte querida? Aún no veo tu trabajo. –Su sonrisa me devuelve la confianza. —Soy Amelia Fuentes, mucho gusto señora Dorantes. –le contesto mientras limpio rápidamente mis ojos. ¡Vamos Amy. Eres una ganadora. Confía en ti!
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD