Al escuchar el ascensor abrirse, Eloísa se asomó y dijo: —Señor Greibiel—. Éste caminó hacia el espacioso salón con suelos de mármol y paredes de color blanco que reflejaban la luz natural que ingresaba por los amplios ventanales de cristal que iban desde el suelo hasta el techo. Acomodó el maletín sobre el mueble y observó la sala de estar, la cual contaba con una moderna decoración, con cómodos y elegantes sofás de cuero dispuestos alrededor de una mesa de centro de cristal, pero ahora mismo todo estaba desordenado. Inhaló profundamente y miró el techo, el cual contaba con elegantes arañas de cristal que iluminaban de manera suave y cálida el espacio; luego bajó la mirada al suelo, el cual también estaba cubierto por una lujosa alfombra de lana que aportaba calidez y comodidad. —¿Por q