Josh —¿Dónde estuviste? —intenté no sonar rudo para no perturbarlo. —En casa del padre Enrique, lo ayudé con unos trabajos y me invitó a dormir. —Pudiste llamarme. —Lo haría, pero muchas veces no sé si volverás o no al dormitorio, por eso Enrique dio aviso al encargado. —Te dije que es bueno tener un móvil, será más fácil comunicarnos. —No lo necesito y lo sabes. Algo pasaba, él es taciturno por naturaleza, pero cuando lo era más de lo normal es porque algo no estaba bien. —Nilo, respecto a lo hablado ayer con Monteiro… —No quiero hablar de eso, debo ir a clases —tomé su mano intentando detenerlo, pero no se atrevió a darme la cara. —¿Qué ocurre? ¿Monteiro te dijo algo más? —tensionó su cuerpo. —Josh… Si hubieras hecho algo muy malo, ¿me lo contarías aun cuando sabes que me mol