Capítulo 6: La gran presentación..

1560 Words
Todo estaba preparado y adornado, incluso un escenario al final de la escalera donde Ángel, padre de Shomara y su Tata Ángel Antonio descenderán. En la puerta de entrada, Assia, Carmen y Sharon junto a Manolo están listos para recibir a los invitados y resolver cualquier imprevisto. Una fila de diez mozos se encargará de ofrecer una copa de champagne a cada invitado. Aunque los invitados comienzan a llegar, Assia está nerviosa porque aún no han llegado aquellos que son de particular interés para la familia. Después de unos diez minutos, llega el primer invitado, Nevot Amir, un elegante hombre de unos sesenta y cuatro años, vestido con un traje n***o y llevando un keffiyenk. Observa con desaprobación ser recibido por tres mujeres, pero Manolo se adelanta, lo saluda y lo lleva al salón. Luego llega el segundo invitado, Don Lama Asime , un hombre de unos cincuenta y dos años, vestido con traje n***o y camisa blanca. Aunque no sigue la tradición del keffiyeh, es considerado el enemigo número uno de la familia debido a sus aspiraciones de obtener acciones en la empresa familiar. La llegada de Muhy Karim, un exportador de petróleo obsesionado con Assia, provoca un momento tenso. A pesar de su intento de saludar a Assia, Manolo interviene y lo saluda antes de que pase al salón con su acompañante. Assia, burlonamente, sigue recibiendo a los siguientes invitados, incluido Nebot Dalil, el comisario más corrupto de la región. Más invitados llegan, incluyendo a Musalem Abdel, CEO de la segunda petrolera del país, y Maraver Daniel, CEO de una papelera en América Latina. A medida que los invitados siguen llegando, se escucha un chirrido de frenado. Assia, con una expresión de intranquilidad en su rostro, le dice a Manolo que averigüe qué fue eso. Manolo, con gesto concentrado, por su micrófono, pregunta a los guardias y le avisan que es Abdul. Manolo , con el ceño fruncido y los brazos cruzados, mira a Assia antes de responder con voz autoritaria: —Es Abdul. Assia suspira con exasperación, el ruido de su aliento mezclándose con el murmullo del ambiente mientras observa la escena que se desarrolla frente a ella. Entra Abdul sin respetar ninguna regla de protocolo, su figura imponente llena el espacio al lanzarse a los brazos de Assia, abrazándola con fuerza y susurrándole al oído con una voz suave pero cargada de confianza: —Tú, mi amiga, sigues siendo tan bella como siempre. En ese momento, ella, con una mezcla de molestia y resignación, levanta la mirada y le da un pisotón para que la suelte, con el sonido sordo de su zapato chocando contra el suelo interrumpiendo la atmósfera tensa. —¿Quién te crees que eres? —dice Assia, su tono de voz firme y decidido, su mirada clavada en la de Abdul. Abdul, con una sonrisa burlona en los labios, responde con un eco de arrogancia en su tono. —Assia, nunca podrás comportarte como toda una mujer. Sigues siendo tan rebelde como cuando eras una niña. Por eso siempre te adoré. —Y tú nunca dejarás de ser una pulga molesta, ni cumples con las etiquetas —responde Assia, cruzándose de brazos, con su postura desafiante ante la presencia de Abdul. Abdul, con una mueca de satisfacción en su rostro, replica con un brillo de superioridad en su mirada. —Obvio, amiga. «Esto me pertenece todo a mí» murmura para sí mismo mientras pasa al gran salón, su paso es seguro y decidido. Desde la entrada, le avisan a Manolo que todos los invitados ya llegaron, con el eco de la voz del mensajero resonando en el vestíbulo. Manolo, con voz firme y autoritaria, ordena a su equipo. —Cierren todo y manténganse alerta por cualquier inconveniente que pueda surgir. En ese momento, todos los valet parking colocan un dispositivo de GPS en cada auto, siguiendo las instrucciones recibidas, sus manos son ágiles y precisas mientras realizan la tarea asignada. ¡Llegó la hora del evento! Shomara ya está lista en su habitación, ansiosa y muy nerviosa, esperando que su tata y su padre vengan a buscarla. Lleva puesto un vestido n***o de seda jaspeado, con guantes de seda del mismo estilo y color, y su pelo n***o ondulado suelto. Luce una tiara que combina con su look y lleva puestas unas sandalias de cuero n***o con forma de víbora que adornan sus hermosos pies. Se para frente al espejo nerviosa para verificar que todo esté como ella quiere. Escucha unos golpes en la puerta de su habitación y da la orden de que pasen, sabiendo que son sus dos dioses que vienen a buscarla. Desde el otro lado de la puerta, Shomara escucha la voz de su padre y de su tata anunciándose ellos mismos antes de entrar. —Adelante —responde Shomara con entusiasmo. La puerta se abre lentamente y ante su vista aparece su amado padre, con un imponente traje n***o hecho a medida, una camisa blanca y un moño n***o en su cuello, llevando una cajita negra con un moño blanco. Su tata también está presente, vestido con un traje igual al de su padre y llevando un ramo de rosas blancas símbolo de pureza. —¡Guau! Estás hermosa, mi hija —dice su padre mientras la abraza y le da un beso en la frente, entregándole la cajita. —No padre, soy tu princesa —responde ella, sorprendida. —¿Qué es esto, padre? Abre la caja y dentro encuentra un hermoso collar n***o. —Es lo único que te falta para resaltar más como la princesa que eres —responde el padre con orgullo. Shomara pide a su padre que se lo ponga y una vez colocado, se gira abrazándolo emocionada y le dice al oído: —Te amo, mi dios griego. Gracias por siempre mostrarme que soy toda tu vida. —Para mí, princesa, es lo mínimo que mereces —contesta el padre con ternura. —De tanta belleza que ven mis ojos, ya puedo irme de este mundo viendo a tan bello ángel —dice el tata entregando su ramo de rosas blancas a su bisnieta. Shomara lo abraza y le agradece por tan hermoso piropo. Pero con un pucherito de niña pequeña le dice: —Tata, eso ni en broma. Jamás me dejarás. ¿Qué tal si mis dos Adonis me llevan a esa fiesta donde seré la invitada de honor? Su padre y su tata la dejan pasar por la puerta y recorren el largo pasillo hasta llegar a la escalera. Se apagan todas las luces del gran salón y un reflector ilumina a las tres personas que están en la cima de la escalera. Su padre y su tata extienden sus brazos para que Shomara tome cada uno como apoyo para bajar las escaleras. La gente comienza a murmurar, queriendo saber quién es esa hermosa dama que baja acompañada de los CEO de la petrolera Daye & Dix «Ellos descienden con porte elegante» pensó Shomara, sintiendo la seguridad de que están con ella para enfrentar a ese grupo de buitres que solo buscan verlos caer, lo cual hasta el momento no han logrado. Al llegar al final de la escalera, su padre, con paso firme y orgulloso, sube primero cuatro escalones para tomar la mano de Shomara y ayudarla a subir al escenario, que ya está preparado para que todos sepan quién es. Detrás de ella sube su tata con una expresión serena pero determinada. En el centro del escenario, un micrófono espera pacientemente a que el tata lo tome, captando la atención de todos en el salón. El con voz clara y autoritaria, toma el micrófono y pide atención a todos. La expectación se siente en el aire mientras la audiencia espera ansiosamente lo que está por venir. Un silencio sepulcral llena el gran salón, interrumpido solo por el susurro de las telas y el leve crujir de los escalones bajo los pies de los presentes. —Buenas noches a todos los invitados y damas —pronuncia el tata con solemnidad, proyectando su voz para que llegue a cada rincón de la sala. —Nos complace saber que han podido asistir a este acontecimiento tan importante para la familia Daye & Dix El murmullo de la multitud crece mientras Assia y Carmen, con elegancia y gracia, suben por las escaleras hacia el escenario. Cada uno de los Señores con gestos corteses y caballerosos, ayuda a sus esposas a subir al escenario, mostrando su respeto y apoyo a la familia en este momento crucial. Cuando todos están en el escenario, el padre de Shomara, con una mirada cálida y amorosa hacia su hija y su esposa, continúa: —Como mi bisabuelo dijo una vez, hoy ante la sociedad tenemos el agrado de presentar a nuestra joya más valiosa —declara con un tono lleno de emoción y orgullo, tomando la mano de Carmen y su hija Shomara. Desde el fondo, un grito desafiante rompe el silencio. ★¡Saludos! Quiero expresar mi profundo agradecimiento por dedicar un momento a leer mi novela. Sus comentarios son invaluable e importantes para mí, así que no duden en compartir sus pensamientos y opiniones. Además, les invito a seguirme para estar al tanto de futuras publicaciones y novedades. Que tengan un día maravilloso y lleno de inspiración. ¡Gracias de nuevo por su apoyo!...
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