CAPÍTULO III - LITA Y DEAN

2363 Words
LITA No recordaba que mi cama fuera tan cómoda, ni que mi cuarto oliera tan bien; esbozo una sonrisa y aprieto mi nariz sobre la almohada sin abrir los ojos. No quiero abrirlos, estoy muy cansada, sin energía. Aparentemente anoche fue una larga noche, no recuerdo ni cómo salí de la discoteca, solo sé que me divertí mucho y que ahora debo levantarme para compartir con mis padres antes de tener que ir al club. Mi día real de cumpleaños, será sin duda muy agotador. Tras una gran lucha interna decido abrir los ojos, pero, no puede ser...definitivamente este no es mi cuarto, mi ropa...esta no es mi ropa. Miro desesperadamente para todos lados tratando de recordar algo, una pista, algo que que me ayude a ubicar. Muchos sucesos llegan de manera atropellada a mi mente, así que solo se me ocurre una cosa... dormí con Brian. Estoy en shock, no puedo creer que perdí mi virginidad con Brian y ni siquiera lo recuerdo. En este momento soy consciente del sonido de una ducha justo cuando esta es cerrada, escucho nítidamente el sonido de alguien que se acerca a la puerta de lo que deduzco es el baño. No puede ser ¿ahora cómo puedo ver a Brian?, ¿Cómo debo comportarme y como le digo que debo salir corriendo de aquí? Cuando la puerta del baño se abre, creo que olvido cómo respirar. Ante mí, envuelto con una toalla en la cadera y con otra en sus manos secándose el cabello, está el hombre más bello que mis ojos han visto; es alto y su cuerpo parece esculpido por los mismos dioses, perfecto, creo que ni en mis más locos sueños hubiera podido imaginarlo tan perfecto, es un hombre muy ejercitado, pero no desproporcionadamente musculoso, está en su punto. No puede ser, no dormí con, con...como se llamaba? ¿Brian? Mi mente queda en blanco cuando nuestras miradas conectan. Tiene unos hermosos ojos cafés que combinan a la perfección con su rostro marcado y su cabello castaño oscuro, aunque casi puedo jurar que su mirada cambió de color por un segundo, cambió a ¿Dorado? Tiene una apariencia algo salvaje. Solo atino a sonreír y decir un tímido hola —Hola —su respuesta llega acompañada de una gran sonrisa —dame dos minutos y estoy contigo —pasa rápido a un gran armario que está en uno de los extremos de la habitación, toma algo de ropa y vuelve a ingresar al baño para vestirse. Siento mi corazón acelerado, no tengo un plan en mi cabeza y las ideas me llegan de manera atropellada. Cierro los ojos, inhalo y exhalo lentamente tratando de ordenar mis pensamiento...así que lo único que se me ocurre es hacer un check listo, lo sé, lo sé, es mi vida y no un trabajo, pero así funciono. 1. Necesito vestirme. 2. Necesito el nombre y número de celular de este hombre. (No puedo esperar a ver la cara de Emily cuando lo conozca). 3. Obtener información de cómo terminamos aquí y así. 4. Invitarlo a la reunión del club, al fin de cuentas ese es un espacio tan válido como cualquier otro para conocerlo (aunque este no debiera ser el orden de todo). 5. No se me ocurre nada...supongo que este punto quedará vacante hasta ver como evoluciona todo. Con gran esfuerzo salgo de la cama en búsqueda de mi ropa, pero no está a la vista. Examino mi cuerpo esperando algún tipo de molestia por haber tenido mi primera vez, pero no siento nada raro, es más, estoy segura que nada pasó. Me siento al borde de la cama para tratar de recordar algo, pero en definitiva este hombre no fue quien me interceptó cuando salí del baño, no creo que estuviera en la discoteca, pero entonces ¿Cómo rayos llegué aquí con él? Mi mirada recorre con interés la habitación, la decoración (o la falta de la misma) hasta confirmar que indudablemente estoy en la habitación de un hombre. La habitación es grande y contiene solo lo necesario, una cama, un armario, una mesa de noche rústica y una petaca, todo en madera al igual que el piso. La ropa de cama azul claro y las cortinas en tela crema y negra de la ventana, son funcionales, pero también serven de decoración, pues hacen el lugar sobrio y agradable a la vista. Y ahí se queda mi vista, en la ventana, algo me está molestando, algo falta, ¿se han dado cuenta que el silencio de una casa es diferente cuando hay electricidad, al silencio de cuando no la hay? Pues esto es exactamente la misma sensación, así que me acerco a la ventana al no sentir el ruido normal proveniente de la calle, no escucho autos. Cuando corro la cortina quedo completamente desubicada, no veo por ningún lado los grandes edificios, ni vehículos en la vía, definitivamente ya no estoy en los Ángeles. DEAN Maldigo en mi cabeza, no creí que despertaría mientras estaba en el baño, además normalmente me visto en mi habitación, así que olvidé llevar la ropa al baño, aunque mi lobo se siente orgulloso de la impresión que le causamos, escuchamos su corazón acelerarse y ese sonrojo en su rostro, definitivamente le gustó lo que vio cuando salimos. Mi lobo aúlla de felicidad, nuestra mate está despierta, está bien y es perfecta, tiene unos ojos verdes increíbles. Nunca había visto hombres lobo con ojos verdes, los hay de muchos colores, pero no sabía que en nuestra r**a existía ese color. Camino hasta el armario, tomo el primer bóxer que encuentro en la gaveta, un jean, una camiseta básica blanca y me dirijo al baño nuevamente para vestirme. Es mi mate, lo sé, pero aunque se que le llamo la atención, ella aún no tiene a su loba, no tiene certeza que soy su mate y su mirada tiene un toque de desconcierto que necesito alejar, necesito que se abra y confíe en mí, necesito saber todo de ella, así como ella todo de mí, por el momento debo ser muy prudente, a fin de cuentas yo soy el mayor. Al ingresar nuevamente a la habitación, la encuentro mirando con cara de preocupación por la ventana, luego gira hacia mí con miedo en sus ojos y de la nada suelta un montón de preguntas que prenden todas mis alertas, no me gusta el rumbo que toma la situación. ¿Qué rayos pasó mientras me vestía? —¿Quién eres? ¿Dónde estamos? ¿mi ropa dónde está? ¿Tú me cambiaste la ropa? ¿Qué me hiciste? ¿Qué quieres? ¿Es dinero lo que buscas? —su voz es suave pero firme. Trato de acercarme pero eso solo hace que ella retroceda, por lo cual trato de sonar más relajado de lo que en realidad estoy y solo atino a decir: —Hola, soy Dean, mi lobo y yo estamos encantados de encontrarte, mi mate. LITA Tras ver ese paisaje de casas de dos plantas a través de la ventana y no vislumbrar un solo edificio desde esta, mi mente solo puede pensar lo peor. No hay forma en que yo voluntariamente saliera de la ciudad con un desconocido, debí haber sido drogada, por muy bueno que esté el hombre. Muchas preguntas llegan de manera atropellada a mi mente y cuando lo veo salir del baño, instintivamente me paro erguida, lo miro y las preguntas salen de mis labios de la manera más firme que puedo, no es el momento para guardarme nada. Sus ojos se encuentran nuevamente con los míos y casi puedo sentir su desconcierto, su expresión cambia de manera automática. La respuesta que da no contiene todo lo que pido, pero si su nombre, Dean. Una pequeña vocecita al fondo de mi cabeza, se regodea con ese nombre, pero estoy de acuerdo con ella, el nombre es hermoso como su dueño, realmente le queda, es un nombre corto pero con carácter, Dean. Luego algo en mi cabeza hace clic, dos palabras, lobo y mate, debo guardarlas para preguntar después a qué se refiere. Luego procede. —no te preocupes, te cambió mi madre, las ropas con que te encontré no eran muy cómodas, así que te puso una camisa larga mía, nunca te tocaría sin tu permiso — su mirada es intensa y casi como si me pidiera que le creyera —en cuanto a donde estamos, te traje a mi casa en la manada de Río de fuego —luego de unos segundos continua hablando —y por el momento lo único que quiero es que estés bien y conocerte. No sé porqué, pero creo cada una de sus palabras, cada fibra de mi cuerpo me dice que debo creerle, esa estúpida vocecita con la que amanecí en la cabeza está intercediendo mucho por él. —¿Dijiste que me encontraste?, ¿Dónde me encontraste?, ¿Cuándo me encontraste? — enserio, no se si es un intento desesperado de mi mente para convencerme de que estaré bien, pero realmente quiero creerle. — ¿Te parece si antes de seguir hablando te preparo algo y hablamos mientras comes? — me mira con ojos suplicantes — Debes estar hambrienta, hace muchas horas que no lo haces. No me había percatado pero, sí tengo mucha hambre, así que acepto, doy un paso al frente y caigo en cuenta que efectivamente solo tengo una camiseta puesta que tapaba lo básico de mi cuerpo. Dean debe notar mi incomodidad pues rápidamente se acerca al armario y regresa con una sudadera y otra camiseta. —Disculpa, es lo más pequeño que tengo —acto seguido me pasa las dos prendas —bajo a prepararte algo de comer, en el baño está todo lo que necesites, cuando estés lista baja —me mira con una leve sonrisa en su rostro para luego desaparecer por esa puerta. Siento el cuerpo muy cansado, así que necesito ese baño, para ver si logro llenarme de energía. El baño no era tan grande como el mío, pero es aceptablemente cómodo, el lavamanos está empotrado en un mueble de madera macizo, que contiene tres juegos de toallas y elementos variados de aseo. Me gusta lo sobrio de la combinación de colores, los pisos y paredes sin blancos, pero la decoración y demás aditamentos son n***o y beige. La lluvia artificial cae con gran presión sobre mi cuerpo haciendo que me sienta con menos pesadez, si tuviera más tiempo, habría hecho que mi baño durara más de 10 minutos y habría disfrutado un poco de la bañera blanca, sobre la que cae este gran chorro. Mientras me visto no puedo evitar oler la ropa, huele igual que su cuarto a madera y cerezas, huele a él. Al salir puedo mirar otras tres puertas y lo que aparentemente es una especie de sala de estar y en medio de todo eso está la escalera, no tengo pierde. Bajo cuidadosamente para encontrar otra sala, no alcanzo a mirar mucho más, cuando el olor a huevos y tocino llega a mi y mi boca se hace agua. Apenas entro a la cocina me señala un puesto en una pequeña mesa ya servida, me siento sin chistar y empiezo a comer; está riquísimo o yo tenía mucha hambre, no lo sé, pero el plato queda vacío, a eso le sumo dos vasos de jugo de naranja, que el insiste en ofrecerme y enserio que mi organismo agradece el segundo. Cuando termino de comer me siento mucho mejor, aunque no puedo negar que habría sido capaz de comer más, pero la porción que me sirve es grande, así que no soy capaz de pedir otra. Puedo sentir su mirada sobre mi al comer, pero no me disgusta, es una sensación extraña, completamente nueva para mi. Por primera vez, no me encuentro pensando en si es el indicado o no, solo me permito disfrutarlo, al menos visualmente por el momento. Es como si algo me atrajera haciendo que orbitara al rededor de él. —Hola Dean, mucho gusto, soy Lita —Digo un poco más relajada —Antes de que me cuentes donde me encontraste, me prestas un teléfono o un celular, necesito hablar a casa, mis padres deben estar muy preocupados —Me mir con extrañeza. — ¿Qué es un teléfono o celular? — frunzo el ceño y siento que le creo, pero es ilógico, ¿Cómo no va a saber qué es eso? — muy chistoso Dean, necesito en serio llamar a mis padres, ayúdame. Ante mis palabras él pone cara de desconcierto y dice. —No te entiendo, pero te acompañaré hasta tu manada, no harás el viaje sola, igual necesitamos aclarar las cosas y obviamente quiero conocer tu origen, presentar mis respetos a tus padres. Oficialmente estoy asustada, el hombre es lindo, pero está loco. —¿manada dices? Dean agradezco tu ayuda, tu hospitalidad y de verdad, todo estaba delicioso, pero tengo que irme, no te preocupes te devolveré la ropa o pagaré por ella después, buscaré la forma de volver — así que me paro del comedor y me dirijo hacia dónde supuse es la salida. Con atracción o no, es obvio que tengo que salir de aquí, debo hacerle caso a mi parte racional, no a mi instinto que me grita probar esos labios y deslizar mis dedos por su bronceada piel. DEAN Entro en pánico, se quiere ir, trato de pensar que hice mal y nada llega a mi mente, mi estúpido lobo Convert está furioso conmigo por no darle el control, por él fuera, la habría marcado en el momento en que la tuvimos en nuestra cama, rodeada por nuestro olor, no entiende que los tiempos cambiaron, ya no puedo simplemente declarar que es mía y morder su cuello, además aún no llega su loba, pero entiendo su angustia, su posesividad, por que soy igual, aunque con más autocontrol, solo hasta el día en que la vi, descubrí que soy así. Reacciono segundos después, alcanzándola cuando ella ya ha abierto la puerta de la casa, pero está ahí, estática, solo observa a los transeúntes, unos en forma humana, otros en su forma lobuna, normal.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD