No, no estaba enamorado, lo que estaba era… ¿Atraído? Pero si él nunca se atraía con nadie. Jamás vio a una mujer como una atracción. Después del horrible matrimonio que tuvieron sus padres, lo que menos quería era formar una familia. —Incluso si fuera cierto, no puedo permitirme distracciones —aseguró. Joanne se levantó y se acercó a su hermano, colocando una mano sobre su hombro. —Bastián, no puedes negar tu corazón para siempre. Vi cómo la mirabas. Hay algo ahí, algo que no quieres asimilar. —Es complicado, Jo —suspiró Bastián. —El amor siempre lo es —respondió ella con una sonrisa comprensiva—. Pero a veces, vale la pena arriesgarse. Bastián miró hacia la puerta por donde había salido Amaia, su mente un torbellino de emociones y pensamientos contradictorios. —Ella… está casad