CAPÍTULO SIETE Riley sabía que Smokey Moran corría gran peligro. Pero la verdad era que Riley no sentía mucha compasión por el matón feroz. Shane Hatcher era lo que realmente importaba. Su misión era regresar a Hatcher a la prisión. Si lo atrapaban antes de que matara a Moran por su traición, bien. Ella y Bill conducirían a la dirección de Moran sin darle ninguna advertencia. Llamarían a la oficina de campo local para que contaran con apoyo allá. Los barrios pandilleros mucho más siniestros de Siracusa quedaban a media hora en carro de la casa de clase media en la que vivía Kelsey Sprigge. El cielo estaba nublado, pero no estaba nevando, y el tráfico se movía normalmente por las carreteras bien despejadas. Riley accedió a la base de datos del FBI e investigó un poco en su celular mien