Amber observó con un semblante inquietante al hombre con el que aún seguía casada mientras que este estrechaba la mano con el hombre que recién la había conocido íntimamente y, ambos parecían lanzar fuego a través de su mirada, aunque Amber no comprendía aquella mirada tan soberbia que ambos intercambiaban, a Andrew nunca le importó la gente con la que Amber se relacionaba y jamás reparó en cuestionarle su cercanía con algunos colegas arquitectos o incluso con algunos ingenieros con quiénes tenía mucha más confianza, pero cabía mencionar que ninguno de esos hombres tenía ni la presencia, ni la posición económica que Alexander. Tampoco comprendió por qué ese arquitecto que siempre mostraba un gesto despreocupado y una sonrisa altiva observara a su esposo como si fuese su peor enemigo, pens