Espectros

1285 Words
Las sirenas de las ambulancias rebotaban en cada ventana de cada casa a su paso, mientras las luces plasmaban en las paredes siluetas extrañas y espeluznantes. Todo temblaba alrededor de Hank. Un agudo pitido llenaba sus tímpanos y lo hacía tambalear. Uno, dos, tres. Respira. Miró a su alrededor y sintió el calor de las llamas que se alzaban, lamiendo la noche y absorbiéndola como un agujero n***o. El calor lo golpeó y sus ojos se abrieron de nuevo. Tenía que marcharse rápido. Uno, dos, tres. Tomó aire. Sus pies emprendieron a una velocidad espectacular y se movieron sin detenerse. Se topó dos veces con varias patrullas y pasó desapercibido. El ruido cada vez sonaba más fuerte, como si el Apocalipsis hubiera comenzado. Insertó la llave en la cerradura y temblando la giró. Se encerró, corrió las cortinas y caminó de un lado a otro, ansioso. Se deslizó hacia el cajón, lo abrió y tomó un bote con pastillas. Se echó tres a la boca, las tragó con la poca saliva que le quedaba y el terror se disipó en una oscuridad llena de paz. Aún estaba oscuro cuando despertó. Miró el techo, desorientado y un extraño animal comenzó a zumbar en la habitación. Esperó a que el desconocido insecto saliera de la casa pero el sonido se intensificó. Estiró su brazo hasta tocar un objeto que hizo agitar su mano y luego se lo llevó al oído. –¿Quién habla? – preguntó con voz débil. –¡HANK! – gritó un hombre con voz atronadora. - ¿¡DÓNDE CARAJOS TE METISTE LAS ÚLTIMAS 18 HORAS!? ¿18 horas? Hank vio un reloj digital que tenía colgado en la pared. Eran las 6:38 de la tarde. Había dormido demasiado tiempo; las pastillas habían dado resultado. El detective explicó que se había sentido mal y que quiso combatir la jaqueca con un profundo sueño. Cormac, eufórico, le contó todo lo que había sucedido la noche anterior en el parque de los tres soles. El detective pretendió no saber nada mientras un escalofrío le recorría el cuerpo al preguntarse dónde había dejado los papeles que habían costado una vida humana (o tal vez más). Hank siguió la corriente a su amigo y este le dijo, antes de colgar, que encendiera la televisión y sintonizará el canal local dentro de una hora. Al terminar la llamada se levantó y se quedó en silencio. Se sentía mareado por el efecto del medicamento. Bebió un vaso de agua y respiró profundo. Luego de media hora se sintió mejor y encendió la tele como le habían sugerido y mientras escuchaba la narración buscaba aquellas cartas tan importantes. –Claro Gary... - decía el corresponsal del noticiero. Detrás de él las llamas seguían ardiendo con menor intensidad que la noche anterior. El fuego acabó con la mayoría de los árboles y causó un corto circuito que empeoró todo al alcanzar los cables de electricidad. El reportero explicó que las autoridades habían descubierto que el origen de la explosión se había generado tras el calentamiento de la fuente de poder. La cámara enfocó un pequeño cuarto completamente n***o en donde estaban las instalaciones de electricidad del parque. Siguió contando varios detalles hasta que llegó al más importante. "El c*****r que se encontró en el lugar de los hechos, -y en ese momento la cámara se dirigió a un hombre completamente calcinado que revolvió el estómago de cada arcano que estaba sentado frente a un televisor, observando el noticiero y temblando de miedo- cuya identidad aún se desconoce, estaba acompañado de una nota de papel, intacta." La fotografía de la nota ocupo toda la pantalla y Hank pudo leer lo que decía: NO VIOLEN EL TOQUE DE QUEDA. Quedó perplejo e incluso había pausado su búsqueda para razonar lo que sus ojos acababan de ver. "¿CÓMO RAYOS?" Se dijo en su mente. “Él… debe… debió ser el encapuchado… ¿pero cómo? Alguien, definitivamente, disfrutaba de esto. Cómo podía ser que esa nota hubiera sobrevivido al fuego... Y lo más relevante, ¿quién la había puesto allí? El detective resolvió seguir buscando, apagó la televisión y encontró las notas justo debajo de su colchón. “Saludos a todos. El motivo del presente mensaje es, como saben, la necesidad de un drama, un drama que duerma al pueblo, claro, si en verdad queremos que nuestros negocios prosperen. Desde este momento en adelante (hasta nuevo aviso) nos reuniremos todos los días. Saben dónde encontrarnos. A la misma hora. Estén atentos y mejoren sus Reflejos. Pasen la voz. Esperando que todo vaya bien. -John.” John. El nombre rebotaba en su mente. John, John, John. Parecía un tabú. John. ¿Quién era John? Hank presentía que era alguien muy poderoso. Cuando el misterioso nombre se disipo otras dudas lo asaltaron. ¿Qué negocios realizaban los integrantes de ese grupo delictivo? Porque estaba más que claro que no era solo una persona quien cometía delitos. ¿Cómo sabían dónde encontrarse? Releyó el mensaje varias veces hasta que un dato saltó a su vista: “Estén atentos y mejoren sus Reflejos.” Inmediatamente pensó en su lugar de trabajo. ¿Habría más pistas en ese lugar o solo era un espejismo? Revolvió todas las notas en sus manos. No las tenía todas, eso estaba claro; muchas habían volado con el rugir del viento. Varias de las que poseía estaban perforadas por una bala. “John: Ya envíe varios esbozos de planes a AMANDA para que te los haga llegar esta misma noche. No podré asistir a las audiencias durante esta semana por compromisos personales (tú bien sabes cuáles). Sergio ira pronto para revisarla, porque últimamente la he visto muy decaída. Hasta entonces. -Gonzalo.” Otra vez Gonzalo. Ya quedaba más claro que el agua que él estaba inmiscuido en los asuntos de ese grupo, pero Hank no sabía el por qué. Revivió la noche de su asesinato y las palabras que le había intentado decir pero que no tuvieron ningún significado. Después recordó las notas. “Por si pasa algo te escribo esto, Hank. Debes saber la verdad, porque en realidad aquí nada es lo que parece…” Gonzalo había intentado ayudar al detective, advertirle o avisarle algo… ¿por qué después de haber estado involucrado? ¿Buscaba la redención? Por lo que Hank sabía, la mayoría de los seres humanos busca el perdón cuando su muerte se acerca… ¿Sabía entonces el jefe que iba a morir? Lo habían amenazado según las notas que el detective había sacado del buró de su cuarto… ¿Su salvación le había costado la vida? Hank se dejó de divagaciones y prestó atención al texto. Amanda estaba escrito en mayúsculas, lo que significaba que era importante y que buscarla podría dar respuestas, pero… ¿quién era esa mujer? Le dio vueltas en su cabeza hasta que tres damas aparecieron en su mente. “Alguna de ellas será” se dijo a sí mismo y prometió buscarla al día siguiente. Sergio… conocía muchos con ese nombre, pero “ira pronto para revisarla” le daba una pista a medias. ¿Revisar qué? ¿Una camioneta? ¿Una máquina? No lo sabía… no… siguió pensando… tenía que ser… sí. La respuesta desfiló frente a sus ojos y él la atrapo en un movimiento voraz y con una pluma comenzó a plasmar todos sus pensamientos en una hoja de papel para evitar que se le olvidaran. Este era el caso que siempre había querido resolver y que había intentado anteriormente sin éxito. Encontraría a esa niña (si seguía en este mundo) y desenmascararía a John y su grupo
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