A veces creemos tener el control sobre todas las cosas, sobre nuestras vidas y sobre las de los demás. No contamos que el corazón es rebelde y todo lo desordena. Este domingo se ha hecho interminable, ya deseo que llegué el lunes para volver a ver a Fausto. Su imagen, su voz están grabadas en mi memoria. ¿Qué es eso que me perturba de tal manera, que cuando está cerca de mí, me estremece? Suena un mensaje en mi celular, me apresuro a leerlo. –Buenas tardes, Bianca. Te escribo para informarte que mañana no nos reuniremos. Debo hacer unas diligencias impostergables. Te espero el martes a la hora acordada. Así como latió apresurado mi pecho al ver que me había escrito, de igual forma se desplomó al leer que tendría que esperar un día más para vernos. Me levanto de la cama, voy hasta