De niña, siempre creía en los cuentos de hadas que mi madre me contaba o veía en los filmes infantiles. Algún día encontraré mi príncipe. Desde que llegué a mi apartamento, no dejaba de pensar en todo lo que había ocurrido esa tarde. No lograba apartar de mi mente su voz y su sonrisa, sus ojos y sus manos. Sus manos, sus grandes manos, y dos dedos delgados y finos. Enciendo la tele, voy por algo para comer. Me gustan los filmes infantiles. Traen recuerdos de mi infancia. Esa época de sonrisas, sin preocupaciones, sin dolor no tristezas. Justo la historia que más me gusta. Barbie cascanueces. Es mi preferida. Me siento en el sofá y me concentro en ver esa historia ya aprehendida en mi memoria desde hace más de dieciocho años. La historia transcurre, de pronto aparece en mi mente la ima