Cuando vivimos en la sombra y olvidamos nuestra luz interna, por más mínima que ella sea, alguien la enciende nuevamente. Desde el momento que descubrí que Diana, no era lo que realmente pensé, me sentí caer al vacío. Nada parecía tener sentido para mí. Lo que ocurría a mi alrededor era incomprensible e innecesario. Saber que otros sufren a veces, no nos sirve para comprenderlos, por el contrario nos da una sensación de placer ver que no somos los únicos em el mundo de la oscuridad y las sombras. Poco a poco me fui aislando de mí mismo. Era como si me desdoblara y dejara que sólo el Fausto herido lo controlara todo. Esa misma semana comencé a desahogarme bebiendo en cualquier bar que estuviera a la vuelta de la esquina. Noche a noche intentaba llenar mis vacíos emocionales con bebidas,