“Nunca se debe mezclar los negocios con el placer” Eso dicen por allí, más para mí, todo buen negocio genera siempre placer. Normalmente me gusta trabajar en mis asuntos literarios personalmente. Sin embargo, cuando conocí a Estefania, aquella tarde en la editorial “Pluma y papel”, me dí cuenta que era sumamente astuta. Ella estaba en su oficina. Una de las asistentes me condujo hasta allí. La joven, tocó la puerta, abrió y me anunció ante ella. –Puede pasar Vanesa. –Pase adelante Sr.Arriechi– me dijo. Caminé hasta allí. Ella se levantó y estrechó mi mano. Diría que fue un apretón algo rudo para ser una mujer tan delicada, de rasgos finos y voz suave. “Esas deben las más peligrosas” pensé. Me senté en una silla, frente a ella. Su mirada era bastante profunda. –Buen día, bienveni