Capítulo #4: Casada sin amor

1738 Words
Cuando el chofer de Sean Hyland bajó del auto y tocó en la casa de la familia Hansen, tardaron en abrir, al final una mucama abrió la puerta —¿Qué se le ofrece? —exclamó —Buscó a una chica, bueno… no me dijeron su nombre, pero, es una chica … —¿A quién busca? —preguntó Sophie —No es ella, ¿Acaso hay otra joven que viva aquí, además de ella? —Es Merybeth Hansen, pero ella no vive más aquí, así que lo que quiera con ella, ya no es asunto nuestro —sentenció Sophie, y con un ademán grosero, lo hizo salir cerrándole la puerta en las narices. —A partir de ahora, Merybeth Hansen está muerta para la familia —sentenció Sophie con coraje, la mucama la miró con rareza, pero se limitó a asentir, su madre Arabela llegó al salón donde estaba, al verla tan pálida —¿Qué pasa, cariño? ¿Por qué estás así? —¡No soporto a Merybeth! Tengo miedo, madre —dijo tomando sus manos —Miedo, ¿De qué, mi niña? —De que esa miserable sea capaz de convencer a Joe de que me deje y vuelva a su lado, la verdad es que, ayer que se besaron, pude ver, que no fue ella quien se lanzó a sus brazos, madre, la realidad es que, fue Joe quién la besó y dos veces. Arabella abrió ojos enormes —¡Esa desgraciada! No descansará hasta recuperar a Joe, hijita, dime, ¿Quién podría dejar ir a un millonario como el único heredero de los Carson? ¡Es una víbora, y no descansará hasta recuperarlo! —¿Qué debo hacer, madre? —¡Apresura la boda! Y debemos asegurarnos de que Merybeth se convierta en la mujer más repudiable para todos, ¡Tengo una idea! —exclamó Arabela como si una idea la iluminara —¡¿Cuál?! La madre sonrió y le contó su gran idea, que Sophie aprobó y no dudó en llevar a cabo. Cuando Merybeth despertó, estaba en aquel parque, en la banca, miró alrededor, había gente que corría haciendo ejercicio y la miraban atónitos, la mujer se alegró de que ese parque estuviera en el mejor barrio del pueblo de Genesee y aún tuviese sus pertenencias consigo, miró su reloj, y vio que eran casi las nueve de la mañana, se maldijo entre dientes, era muy tarde, faltaba poco para verse con ese hombre, y pensó si lo haría o no, ¿Sería capaz de casarse con un completo desconocido? De pronto, recibió varias notificaciones en su red social, había cientos de mensajes llegando, cuando leyó algunos de ellos, sintió un gran temor, sus ojos se volvieron grandes y cristalinos, todos eran mensajes horribles e insultos contra su persona: «Merybeth Hansen es una falsa», «¡Merybeth es una mujerzuela!», «¡Merybeth es una mala hermana!» Ella no entendía nada, hasta que por fin vio en su propio muro, era un video publicado por su hermana Sophie, y donde era etiquetada, Sophie lloraba en el video, como si fuera una pobre víctima sufriendo: «Hago este video para que todos sepan la verdad, he adorado a mi hermana toda la vida, pero no puedo seguir tolerando su maldad y falsedad, hace unos meses Joe Carson terminó con ella, él lo hizo en buen término, y en cambio ella se enojó mucho, pasaron varios meses, en que, como lo saben, ella viajó a Melbourne, según quería olvidarlo, durante ese tiempo, Joe se enamoró de mí, dudé si debía aceptarlo, pero, yo hablé con Merybeth, ella estaba saliendo con un guapo australiano, a quien ha escondido del mundo, por eso acepté ser la novia de Joe, y él y yo ahora estamos comprometidos, lo que no esperé es que mi hermana fuera tan vengativa y envidiosa, que ayer mismo, intentara seducir a mi novio…» Merybeth leyó los comentarios, sus seguidores de la red social despreciándola, odiándola solo por una cruel mentira —¡Hipócrita! No vas a ganar esta guerra, Sophie, he tenido suficiente de ti —dijo levantándose, miró su cartera, aún tenía un poco de dinero, y caminó—. Claro que iré a mi boda con el hombre más rico de la ciudad, todos lo verán, seré la señora Hyland, todos quedarán sin habla ante mí. Caminó al centro de Genesee, y pronto observó los vestidos de novia en la vitrina, mordió su labio y tuvo una brillante idea «Puedo ser una novia de contrato, pero no por eso perderé el glamour» pensó guiñando un ojo Sean Hyland esperaba afuera del registro civil, no dejaba de mirar su reloj, era tarde, pronto vio llegar a su chofer, frunció el ceño al verlo llegar solo —Señor… —¡¿Qué pasó?! —sentenció con rabia —La señorita que llevé ayer, no estaba en su casa. Sean hizo un gesto de fastidio «Cero y van dos novias que huyen de mí» pensó con desdén —Maldita sea, bien, llama a Cyrus, que busque a cualquier otra mujer, necesito una esposa lo antes posible. —¡Señor Hyland! ¡Señor Hyland! —Sean reconoció esa voz de inmediato, era la misma de ayer, y cuando se giró a mirarla arrugó su gesto, no podía creer lo que veía —¡Oh, no! —exclamó colocando su mano en su frente, tan avergonzado, incluso su chofer ocultó una risita burlona de su jefe. Aquella mujer llevaba puesto un vestido de novia, con zapatillas y un exuberante velo de novia, caminando por las calles de Genesee, capturando la atención de todo el mundo —Estoy aquí, señor Hyland, lista para ser toda suya —dijo con una gran sonrisa pintada en sus labios rojos, mientras Sean apenas y quería verla —Dígame que su cerebro es más grande que la amplitud de su vestido. Ella le miró con ojos pequeños y la rabia en su rostro —Si sigue haciendo esas bromitas, me iré, y usted se quedará plantado, además haré tal escena, que le haré pasar el peor de los ridículos de su vida —dijo sonriente y amenazante —Cuidado, aún no sabe con quién está tratando. Merybeth tragó saliva, él tenía razón, el chofer trajo un documento —¿Qué es esto? —dijo Merybeth cuando se lo tendieron en las manos —Esto es el acuerdo pre nupcial, nos casaremos por un año, solamente, después, nos separaremos. Ella lo miró con duda, abrió el documento y leyó atenta, sus ojos se abrieron tan grandes al leer las cláusulas. —Entonces, por un año de casados, tras el divorcio obtendré una casa en la playa y veinte millones de dólares, ¿De verdad? —exclamó con ojos grandes —Parece que es todo lo que te importa, querida, pues sí, eso recibirás, por ser mi esposa por un año, después, puedes irte lejos de mí con todo el dinero y la casa. —¿Y usted que gana con esto? —exclamó ella con audacia, él la miró con ojos grandes, ninguna mujer antes le preguntó sobre eso, muchas habían antepuesto el pudor, otras más ambiciosas deseaban mucho más dinero, algunas querían la oportunidad de enamorarlo, pero él no creía en ninguna mujer que no fuera capaz de someterse a firmar aquel acuerdo —Lo que yo gane, no es de tu incumbencia. Merybeth leyó de nuevo con atención, entre sus obligaciones estaban solo ser la esposa de Sean Hyland ante las personas que él quisiera, debía tener la casa limpia, las comidas listas, y recibirlo en casa, no podía irse sin el consentimiento de ese hombre a ningún lugar, menos sin decir donde estaría, y nadie podría saber que era la señora Hyland, al menos que Sean Hyland lo permitiera, todas esas cláusulas eran fáciles de cumplir, luego de esa hojas seguían otras más, llenas de letras que la aburrían —Bien, voy a firmar. —No lo has leído todo —exclamó él —Ah, ya leí lo importante, ahora daté la vuelta. Él la miró casi con horror —¡Para firmar! Sean estupefacto por su actuar, giró y sintió como ella apoyó aquel papel sobre su espalda, y firmó, sintiendo sus manos sobre su espalda, aquella sensación de pronto pareció rara para él, se alejó en cuánto ella terminó —Bien, ahora sí, debemos pasar al registro civil. —Muy bien, prometido, vamos —dijo ella tomándolo de la mano, Sean quería soltarla, pero ella lo tomó con tal firmeza, que no fue capaz de tirar de ella, sintió todas las miradas sobre ellos, y su rostro enrojeció. Al llegar ante el juez y luego de que oficializara toda la ceremonia, pronto dijo las preguntas importantes —Señor Sean Hyland, ¿Acepta casarse con Merybeth Hansen? —Acepto —dijo con firmeza y rapidez —Señorita Merybeth Hansen, ¿Acepta como esposo al señor Sean Hyland? Merybeth iba a responder, claro que sí, pero no pudo evitar detenerse un segundo y titubear, pensó en lo que hacía, ella soñó con casarse enamorada, ser feliz como cualquier mujer, no esperó ver sus sueños frustrarse tan pronto, de pronto sintió que alguien tiró suavemente de su dedo, y volvió a la realidad —Yo, ¿Eh…? Ah, sí, acepto —dijo y sonrió, pero unas lágrimas corrieron por su rostro, mientras los presentes testigos aplaudían, Sean Hyland pudo ver esas lágrimas en sus ojos —Muy bien, ahora firmarán el acta de matrimonio. Sean Hyland fue el primero en hacerlo, y luego lo hizo Merybeth, su mano estaba tan temblorosa, que su rúbrica quedó maltrecha. —Muy bien, ahora los declaró marido y mujer, ya puede besar a su esposa. Los testigos volvieron a aplaudir, todos esperaban que se besarán, Merybeth ya había perdido el valor que antes tenía, pero sintió de pronto las manos de ese hombre sobre su rostro, sus ojos se abrieron con temor, no esperaba que después de todo él quisiera besarla, pero, ¿Qué estaba diciendo? ¿Acaso él no era ya su esposo? Ahora ella debía corresponderle como una esposa debía hacerlo, y cuando pensó más allá, sintió que estaba tan arrepentida, había estado tan furiosa, buscando una venganza, y sintió que cometió un gran error «Ahora estoy casada sin amor» dijo en su mente, pero sus pensamientos fueron apagados al sentir esos labios suaves y cálidos que besaban los suyos.
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