Sin darme cuenta, había estado estos últimos meses trabajando al lado del hombre que ocupada el corazón de María. Me resultaba un poco vergonzoso. La noche anterior podía decir que me caía bien mi jefe, era algo silencioso, poco conversador y siempre tenía aquella mirada vacía. A pesar de eso nunca me pareció un mal hombre, pero ahora me había dado cuenta de las cosas que él había planeado y mi trabajo aquí ya debía de concluir. No podía mezclar lo laboral con lo personal, y ya no sería lo mismo ahora que María estaría a su lado. Para mi sería personal. Sobre todo por el hombre que había visto entrar hace media hora al hotel. Me había dejado muy intrigado y su presencia tan temprana me había dado mal espina. Definitivamente no se trataría de una visita casual. Giré mi cuerpo para verlo