— Todos tus casinos tienen que permitir la venta de todo tipo de drogas, solo la de los rusos. — mi voz tembló al hablar , ¿hacerme la fuerte? Estaba cagada de miedo. ¿Cuantas horas llevaba aquí? ¿Realmente me iban a entregar? Miraba a estos hombres y mi cuerpo se estremecía, aterrada. Ya no podía fingir, como al principio. — El servicio de prostitución, tiene que circular dentro de los casinos, no en las afueras, solo las mujeres de los rusos. — continué, leyendo la horrible nota que me habían escrito. — Después de esto, estamos en paz. Esto no tiene fecha de caducidad y guardaremos las reglas entre el primero y el segundo, teniéndote como un posible aliado en el futuro. — concluí, luego me quitaron el teléfono.
—Solo es un acto de mi buena fe. — habló con Dylan, el que parecía ser el j
