Entre trabajo y cenas aburridas sin la presencia de Rachel, las semanas fueron pasando para West. Y junto al tiempo, la agonía también aumentaba. Sentía que el agujero n***o que tenía en el pecho cada día se hacía más hondo y doloroso. Él aún no podía entender qué había salido mal esa última noche. Se habían dicho que se amaban, ¿acaso eso no era suficiente? Pues parecía que para Rachel no lo era, porque de nuevo, justo después de hacer el amor, ella había desaparecido al otro día. Y aunque quería como un loco ir detrás de ella, ese era un comportamiento que no se podía permitir tener. Él no era un niño, tenía responsabilidades que no podía dejar a un lado. Tenía una empresa prácticamente en sus manos y no podía irse y dejar todo tirado, las cosas no funcionaban de ese modo. Además, Rach