2. Charlas

942 Words
Narrado Alison Tras un duro ultimo día de clases, estábamos en casa de Angie, mientras le ayudábamos a preparar su maleta que como siempre, lo había dejado para el ultimo momento. Mire a mis amigas y sonreí porque eramos muy diferentes. Leila era la mayor de todas por unos meses, ella era de noviembre del noventa y seis, pero estaba en nuestro curso porque sus padres tardaron en meterla en clases, eran unos hipis muy locos. Por eso Leila era tan tranquila y relajada, tomándose todo con lentitud y música, físicamente su largo pelo n***o, piel pálida y ojos carbón le eran perfectos para su gran altura, era casi la más alta. Alicia por su lado tenía unos grandes ojos verdes y pelo rojo, que con sus pecas la hacía todo lo especial que era, tanto físicamente como mentalmente. Esta chica se gano todas las virtudes buenas al ser hecha, gano la lotería de todo, era alta y tenía un hermoso cuerpo, estaba perfecta. Y era la más lista de todas con diferencia,era organizada y metódica, y la que más raro se nos hacía que estuviera con nosotras por la familia tan conservadora que tenía. Angie, era mi mejor amiga, era mi primera amiga y era mi favorita, lo sentía por las otras dos pero el corazón mandaba. Era alta, bueno aunque todos eran altas para mi metro sesenta, era rubia y de ojos azules hermosos, tenía una personalidad explosiva y gran talento y aún siendo un desastre, era la que te sacaría de cualquier problema. Sus padres eran artistas por lo que estaba bastante claro que sería artista y tenía talento para ello. Estaba Angie tocando la guitara, Leila la batería y Alicia el bajo mientras yo hacía la maleta de Amgie mirándolas divertidas. Nuestro grupo estaba destinado a estar junto, las posibilidades de que en una gran ciudad personas de zonas totalmente diferentes se juntaran, era casi imposible pero nosotras nos juntamos. Angie conoció a Leila y yo a Alicia, y nos juntamos para comer un día y eso trajo una amistad de años. Llevábamos juntas más de seis años y seguiríamos juntas toda la vida. Soy una persona muy tímida y con muchos miedos por lo que cuando Angie vino con Leila, me costo abrirme a ella, al igual que con Angie. Jamás estaba más de seis meses en un lugar y me daba miedo irme, pero ellas me enseñaron que tener amigas en cada puerto era divertido, por lo que al llegar Alicia a mi vida, por accidente, me fue fácil meterla en el grupo. —Alison—me grito Angie. —¿Que?—le dije mientras terminaba de doblar la camiseta y la metía en la maleta. —Te hemos preguntado si quieres ver a tu padre—me dijo Alicia y las mire. Mi padre era un hombre de negocios, que viajaba mucho, estos últimos años estaba con el proyecto de una discográfica, abriendo la primera sede en Australia. —Claro—dije. En ese momento mi telefonó y me aleje un poco para cogerlo. —¿Si?—pregunte sin saber quien era. —Alison, soy papa—me dijo mi padre y me apoye en la pared. —¿Que pasa?—le pregunte. —Me ha dicho la abuela que vais a pasar el verano en Australia—comento él y mire al suelo. Mi comunicación con mi padre era prácticamente nula, solo hablábamos para que me dejara dinero o para hablar de cosas académicas. —Si, ¿Que pasa con ello?—pregunte sin entender que pasaba. —¿Por que no me has dicho nada?—pregunto y mire por la ventana. —Voy con unas amigas—le intente explicar. —No importa, os quedareis en casa—me dijo y me quede sorprendida. Casa, hacía muchos años que no volvía a Australia, desde que mi madre murió y siempre pensé que vendió esa casa. —Pretendemos estar tres meses—le avise y él rió. —No es molestia, estaré unas semanas y luego la casa sera vuestra—me dijo y mire a mis amigas nerviosas. —Claro, gracias—dije. —¿Cuando tenéis el vuelo?—me pregunto. —En dos días—le dije. —Bien, enviame toda la información por mensaje y haré que todo este listo—me pidio. —Claro—. Sin darle tiempo a despedirse colgué, no quería tener que hablar más de la cuenta con él, había decidido que nuestra relación fuera simplemente cordial y así quedaría. —¿Quien era?—me pregunto Angie y me acerque a ellas sentándome en la cama. —Mi padre—les dije y ellas se miraron asustadas. —¿Te ha p*******o ir a Australia?—me pregunto Leila y las mire. —Nos ha ofrecido quedarnos en casa—explique y ellas me miraron. —¿Nada de pagar hoteles?—pregunto Leila y yo asentí. Llevábamos años ahorrando para este viaje, hicimos de todo, desde ahorrar todas las pagas, trabajar hasta vender cosas. —Es maravilloso—dijo Alicia y Angie me miro. —¿Estas bien con ello?—pregunto y asentí. —Claro, más dinero para ver cosas—dije y ellas asintieron. No me gustaba nada la idea de ver a mi padre, hacía mucho que no le veía, casi cuatro años y no había mostrado interés por recuperar la relación hasta ahora, me descolocaba y me volvía loca pero no podía hacer nada contra ello. —Veamos una pelicula—dije para intentar calmar el ambiente y para afianzar que estaba bien les sonreí.
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