13 de marzo de 2003 Taylor miraba fijamente a Miller. Una sonrisa tiró de los labios del vampiro, que apenas levantó los ojos de los documentos que tenía entre sus manos. —Si me sigues mirando así, pensaré que quieres sexo, Taylor. Sus mejillas se ruborizaron y sintió el calor subirle hasta las orejas. Luego, su respiración se volvió un poco más pesada. Miller emitió un gruñido y apretó los puños segundos antes de abrirlos de nuevo, tras ver que había estropeado el papel. Lo vio levantándose del sillón justo cuando sonó la puerta al otro lado de la habitación. La tensión que se había empezado a formar se vio cortada por el sonido de unos nudillos golpeando la madera. El vampiro apretó los labios y, sintiendo como su temperamento cambiaba, tomó asiento de vuelta en el sillón. —Adelante.