–Señor Henning, soy el médico tratante de la señorita Pierce, por el momento está descansando, así que le pediré que espere.
–¿Acaso usted no sabe quién soy yo?
–Por supuesto señor, pero este es mi hospital, la señorita Pierce ya dió la información que necesitamos y por el momento solo familiares con autorización pueden pasar
Evan se estaba dejando llevar por su molestia, no sabía quién me estaba golpeando y hasta no tener la información completa no permitiría que nadie ajeno a mi mamá, Ro y Alex entrarán, aun si el hombre frente a él lo haría perder su licencia.
–¡Yo no voy a esperar a nada!
–Señor Henning.
Mi madre apareció justo a tiempo al escuchar la situación, dejemos las formalidades y la llamaremos como lo hace Ro… Elizabeth.
–Elizabeth que bien que llegas, este muchacho dice que no puede permitir que yo vea a Megan.
–Le han administrado unos medicamentos y por el momento necesita descanso –explicó Evan.
–Este muchacho es el médico tratante de Megan –aclaró Elizabeth –. Sabe lo que es mejor para ella en este momento, ya la podrá ver después, no queremos que nos prohiban la entrada al hospital, señor Henning.
El hombre se relajó y aceptó seguir a Elizabeth hasta la sala, donde ella le explicó mi situación, el señor Henning es un hombre poderoso y adinerado desde su nacimiento, su familia había estado en el negocio petrolero décadas atrás, su padre le había heredado su legado y ahora él se lo entregaba a su hijo Louis, no estaba acostumbrado a que le dieran un no, todos eran complacientes con él, mi madre sabía lidiar con ese tipo de personas y esa era una ventaja, yo hubiera querido heredar esa serenidad.
–¿Dónde está Louis? –reclamó el señor Henning cuando Elizabeth le terminó de explicar.
–Hablamos con él, ha tomado un vuelo para venir a verla, seguramente estará aquí pronto.
–Espero que sí lo haga, Megan es muy importante para nosotros.
–Le agradezco señor Henning. – Mi madre fingió una sonrisa, no le agradaba en nada esa familia, pero ella hacía el intento de ser amable por mí, en ese momento tenía muchos pendientes en su trabajo, pero no iba a dejar solo al señor Henning en ese lugar, que yo pudiera estar un hospital privado ya era un lujo magnífico con todo lo que nos había sucedido en el pasado, no iba a permitir que ahora nos sacarán de ese lugar por un hombre caprichoso.
–Puedes decirme Heinry, después de todo vamos a ser familia –aseguró el hombre.
–Es por respeto.
Elizabeth hubiera querido decirle que su hijo podía irse por donde vino y que jamás lo consideraría una familia, pero era mejor guardarse los pensamientos por el momento.
Fue así como tuvieron que esperar más de lo necesario, porque yo había despertado y Evan al entrar no me dijo absolutamente nada, él simplemente se dedicó a verificar que todo estuviera bien.
–Saldrás mañana, pero debes volver para tu seguimiento.
–Gracias.
Me llevaron la horrible comida del hospital en una bandeja de plástico, apenas pude tragar algo licuoso, se supone que deberían darme algo mejor, p**o una fortuna por ese seguro, la enfermera me avisó que tenía visitas así que me disfrace con mi mejor cara, especialmente cuando vi al señor Henning entrar.
–Megan, ¿cómo estás?
–Me estoy recuperando, Heinrey, muchas gracias por venir –sonreí al recibir su abrazo.
–Sabes lo mucho que te queremos y aunque el tonto de mi hijo no haya venido aún…
–Louis dijo que estaría aquí pronto –mentí –. Está ocupado con la empresa y ya sabe que un accidente no se puede planear.
–En eso tienes razón, ¿qué te ha dicho el médico? ¿Cuánto tiempo estarás así?
–Un par de meses, la herida debe sanar y luego debo recuperarme con terapia física –respondí.
–¿Y volverás al equipo?
–Eso espero.
–Ya sabes que si no puedes, siempre tienes un lugar en la empresa, es una suerte que hayas sacado un título universitario.
–Fue gracias a usted.
El señor Henning me había dado una beca completa en la universidad, si hubiera sido mi decisión hubiera sacado una especialidad en docencia, pero terminé en finanzas corporativas, el título no me había servido para nada desde que me aceptaron en el equipo profesional, pero ahora creo que lo voy a desempolvar, por supuesto que mi última opción era trabajar para los Henning.
–Buenas tardes. –La voz de Alex se escuchó al entrar por la puerta, mis ojos se fueron directo a la bolsa de papel que tenía en la mano que no presté atención cuando saludo a todos.
–¿Qué traes ahí? –le pregunté cuando se acercó a besarme en la frente.
–Tu favorita –murmuró dejando la bolsa en mis piernas, al abrirla vi la hamburguesa –. Doble queso y sin pepinillos.
En un segundo se me olvidaron todas las desgracias de mi vida y fue como si estuviera en el cielo, saque la hamburguesa para comenzar a comer, pero mi madre me detuvo.
–Deberíamos preguntarle al médico por tu dieta.
–Ya lo he hecho –respondió Alex –. No lleva ninguna y sé que no ha comido nada desde temprano.
Era demasiado tarde ya tenía el pedazo de pan en mi boca, solo asentí con la cabeza mientras saboreaba la comida, tenía mucha hambre, creí que moriría en este lugar, no por la operación o la fractura… ¡Moriría de hambre!
Mamá aún no estaba muy convencida, seguramente estaba pensando en verduras cocidas, pero ahora solo pudo ver a la persona que sobraba en la habitación antes de que llegará la enfermera a sacarnos a todos.
–Nos alegra que haya venido señor Henning –sonrió –. Fue muy considerado de su parte siendo usted un hombre tan ocupado.
–Siempre es un placer, Megan es parte de la familia, diría que es como una hija para mí.
Se despidió y cuando salió de la habitación fue como si se hubiera liberado una presión en el lugar, todo fue más relajado.
–¿Dónde está Robert? –preguntó Alex mientras tomaba el control remoto para cambiar de canal en el televisor.
–Trabajando, ya sabes –respondió mamá revisando los papeles de mi expediente como si supiera algo de medicina.
–Tú también deberías estar trabajando – le mencioné a ella.
–No te iba a dejar sola con ese hombre, aunque tal vez si me hubiera ido, él también lo haría, tardaron mucho en dejarnos pasar.
–¿En serio? –dudé.
–Seguro eres muy fastidiosa –comentó Alex. Yo reí mientras mamá le hizo una mirada fulminante, él no le prestó atención porque seguía cambiando de canal.
–Lo dice él que está en la cama apoderándose del televisor.
–¿Te molesta? – Alex se giró para preguntarme y yo moví mi mano hacía el otro lado de la almohada señalando el lugar para que estuviera más cómodo, estaba ocupada comiendo para responder. –Lo ves, tu eres la fastidiosa.
–Solo porque le das una sonrisa y un par de autógrafos a las enfermeras, no significa que yo sea la fastidiosa.
–¿Le sonríes a las enfermeras? –cuestioné.
–¿Cómo crees que me dejan pasar la comida? –señaló y de pronto la hamburguesa ya no sabía tan bien.
–Aquí dice que saldrás mañana –mencionó mi madre –. Vendrás conmigo, prepararé una habitación.
–No es necesario, mamá – comenté –. Seguramente el hospital me dará una enfermera que me cuidará en mi apartamento.
–Louis está ocupado en su trabajo y no permitiré que te quedes sola en ese apartamento, vendrás conmigo, ya está hecho.
–Pero tú tienes que trabajar, deberías estar trabajando ahora, ayudando a las personas y esas cosas.
–Le pedí a Johana unos días, lo comprendió muy bien, seguiré llevando los casos y repondré las horas después.
–Es demasiado trabajo para ti –le señalé.
–No voy a discutir contigo sobre tu salud, vienes conmigo y eso es todo.
–Al menos hablaste con Ro sobre eso –cuestioné.
–Si, lo hice.
Estaba perdida, si Ro ya lo sabía no podía negarme, ahora pasaría con mamá los siguientes meses, porque estoy segura que no me dejará ir hasta que vea que he sanado completamente.
–Buenas tardes. –Está vez fue Evan quien entró –. Debo ver que todo esté bien, si me permiten.
Mamá y Alex salieron de la habitación, se quedaron un momento en la sala de espera.
–¿Estabas hablando en serio? –preguntó Alex.
–Necesita quien la cuide.
–Se puede quedar en mi apartamento, la temporada casi termina y estaré libre en unas semanas –propuso.
–Y cada vez que tenga que salir tiene que bajar y subir como veinte niveles.
–Existen los ascensores –defendió Alex
– ¿Qué tienen ustedes que no quieren que vaya conmigo? –atacó ella.
–Nada, a mi me parece genial –levantó las manos –. Es solo que tienes mucho trabajo, deberías hablar con Robert sobre eso, aceptar su propuesta.
–No lo haré, estoy bien en el centro y lo sabes.
Ro le había ofrecido a mamá trabajar para su bufete, casi le vendió la firma, le dijo que tendría una buena paga, luego que sería socia, intento con colocar su nombre en la pared, también le dijo que podría trabajar casos sociales, los que ella quisiera, pero nada funcionó; aún no desistía, las ofertas seguían ahí, solo que ya no era un tema del que se hablará tanto. Ella siguió trabajando para el centro jurídico por la sencilla razón de que tenía una meta clara y esa era ayudar a las personas que realmente lo necesitarán.
Mientras tanto Evan estaba de nuevo en la habitación, ya se me estaba haciendo sospechoso que venía mucho.
–¿Es normal que los doctores visiten tanto a sus pacientes?
–Los buenos médicos lo hacen –respondió él.
Sacó su estetoscopio y lo colocó en mi pecho para que respirará, estaba cerca y noté que tenía unos ojos azules bastante bonitos, aunque de lejos se le veían oscuros.
–Es que creo que te he visto más a ti que a mi madre –mencioné –. Pensé que me estabas acosando o algo así.
–Solo hago mi trabajo –mintió, lo sabía porque vio hacía los papeles en lugar de mirarme a los ojos –. Aunque tú pareces muy importante, no cualquiera recibe una visita de Heinrey Henning.
–¿Qué te puedo decir? Estoy llena de sorpresas.
–Creí que el jugador era tu novio, no pareces del tipo de chica que le gustan los multimillonarios.
Fruncí el ceño un poco confundida, tardé en entender lo que me estaba diciendo y lo primero que hice fue reírme tanto que me dolió el estómago.
–Estás hablando de Alex –reí –. No, es amigo de mi mamá y tiene como cien años.
Evan sacó una lamparita y buscó mis ojos para pasar la lucecita.
–Pues el amigo de tu madre viene muy seguido y se toma muchas molestías.
–Si, supongo.
No iba a explicarle lo complicada que había sido mi infancia a alguien que solo vería unas semanas, la verdad me daba absolutamente igual lo que pensará de mí o de mi familia. Creo que intentaba sacarme algún tipo de información, pero fue inútil, era muy hábil evadiendo preguntas, así que ya no habló más y cuando terminó se retiró, ahora ya no sabía que era peor, quedarme aquí con la horrible comida de hospital o ser torturada por mi madre. Solo espero que Louis no se lo tome personal.