Capítulo 6

1515 Words
Por la mañana ya tenía a mi madre haciendo mil preguntas sobre medicinas y rutinas que podría hacer en casa, creo que Alex tenía razón y estaba fastidiando a todos, a excepción de Evan que fue bastante paciente para indicarle cuáles eran los límites que debía tener en casa. Aún faltaba una última dosis de medicamentos para el dolor antes de poder irme. Ro se había quedado unos minutos en la habitación, estuvo viendo su teléfono en lo que yo cambiaba de canal en el televisor por última vez solo para pasar el tiempo y no sentirme incómoda con su presencia, él me estaba ignorando como lo había hecho todos estos años, a mi ya me daba igual, no es que me interesará tener una gran amistad con el novio de mi mamá, ellos tenían algo raro. –Megan, mi amor. Mi pecho se estrujó cuando escuché esa voz, apenas si me di cuenta de la figura de Louis cuando me abrazó y beso. –Vine lo más pronto que pude, perdón por no estar aquí antes –continúo. –Está bien, mamá ha estado aquí. –La encontramos en el camino –habló Vania que caminó dentro de la habitación –. Estaba hablando con unas enfermeras. –No puede ser –bufé y escuché la risa de Vania. –¿Cómo estás, Meggy? –No estoy en mi mejor momento –señalé la bota de mi pie. –¿Qué te ha dicho el doctor? ¿Cuánto tiempo estarás así? –preguntó Louis que me seguía abrazando. –Tuvieron que hacerme una cirugía, así que debo esperar a que sane y luego debo tener terapia física. –Eso suena a mucho tiempo –mencionó Vania. –Algunos meses, depende de la mejoría. –¿Y volverás a jugar? –preguntó Louis. –Por ahora estaré fuera lo que queda de la temporada. –Mientras eso pasa, podemos buscar algo que puedas hacer desde el apartamento para que te puedas entretener –propuso Louis besando mis manos –. Voy a ver que tengas la mejor enfermera, además de alguien que cocine y haga el aseo –besó mi frente –. Todo va a salir bien. –Ok, yo los dejo con su melosidad –comentó Vania saliendo de la habitación. –¿Segura qué quieres volver a jugar? –murmuró Louis –. En casa puedes recibir una actualización y capacitación sobre finanzas y puedes entrar a la empresa, siempre fuiste muy buena con eso. –Gracias Lou, eres muy lindo –sonreí. –Lo que sea por ti –volvió a darme otro beso en los labios y se detuvo cuando mamá entró. –Hola Louis –sonrió –. Si pudiste llegar. –Acaba de llegar con la otra chica –mencionó Robert. Todos lo vimos, pero él seguía escribiendo en su teléfono, siempre estaba ocupado, pero tiene muchas habilidades como escuchar conversaciones que no le tienen que importar. –Hubiera querido llegar antes, pero todo fue bastante complicado –comentó Louis –. Cuándo Vania me avisó, reprograme varias reuniones y tomé el vuelo lo más pronto posible. –Gracias por estar aquí –me apresuré a decir cuando ví que Ro hizo un mal gesto y sabía que estaba a punto de decir una tontería, no quería que hiciera enojar a Louis. –Estamos por irnos, solo la debe revisar el médico y le dará la orden de salida. –Llamaré ahora mismo para que todo esté preparado en el apartamento. –No es necesario –intervino mi madre –. Megan viene con nosotros, ya tenemos todo preparado para recibirla. Sentí la punzada en mi estómago al ver como la mandíbula de Louis se tensó y aunque fingió bastante bien su molestía, yo sabía que no le había agradado la idea. –No queremos molestar de esa manera –negó él –. Nuestro apartamento se adapta muy bien a todas las condiciones y me haré cargo personalmente. –No es ninguna molestía, la casa es grande –comentó mamá –. Podré estar pendiente de ella, ya lo hablamos. –¿En serio? –Louis me miró. –Mamá me ofreció su casa y acepté porque no quiero molestarte con tu trabajo, sé que estás muy ocupado. –Si ya tienen todo preparado, entonces debo aceptar. Mi madre le pidió a Robert que la ayudará con las maletas y se las llevaron al auto, sentí el dolor en mi brazo por la presión que Louis estaba ejerciendo. –¿Qué significa esto? –preguntó, estaba furioso y lo sabía. –Mamá se ofreció a cuidarme, sabes como es –mencioné haciendo una mueca de dolor. –Espero que no pienses dejarme. –No, sabes que no lo haría –aseguré –. Puedes soltarme, me estás lastimando. Él vió mi brazo y suavizó su agarre, luego me tomó por las mejillas y me dio un beso. –Lo siento, no quise hacerlo, pero sabes que no me gusta esto, no puedes hacer esas cosas sin consultarme. –Lo sé, pero no he visto mi teléfono y no estabas aquí –expliqué –. Yo quería regresar al apartamento, pero mamá es muy insistente. –Está bien, pero regresar en cuanto te quiten la bota. –Si, lo haré. Se había tranquilizado y podía respirar porque no había sido tan grave, pero no iba a gritar victoria porque Evan entró a la habitación en ese momento y su gesto de molestía era notable, además de las palabras hostiles que soltó. –Apareció otro Henning –escupió –. Supongo que eres el novio. –¿Qué? –Tu papá vino –intervine para tranquilizar la situación –. Él estuvo aquí, fue muy atento de su parte. –Sabes lo mucho que te quiere. –Voy a revisar a la paciente, puede salir un momento –señaló Evan. –Me quedaré –debatió Louis –. No veo el motivo por el que tenga que dejar a mi novia sola con usted. –Le recuerdo que debe seguir las reglas del hospital –mencionó Evan, sentí que el ambiente era hostil y yo solo quería irme ya. –Que se quede conmigo –hablé –. Solo será un momento y no tiene nada de malo que esté presente. Evan hizo una mala cara, pero tuvo que aceptar, revisó mis signos vitales y luego la pierna, no tengo idea si fue por fastidiar, pero se tardó demasiado, se tomó su tiempo para cada cosa. –Todo está muy bien, le indiqué a Bety sobre la próxima cita y puedes llamarme por cualquier emergencia. –Gracias… Mis palabras quedaron en el aire cuando Louis se aproximó alejando al médico. –Si, muchas gracias –comentó –. Si me permite llevaré a mi novia a casa, tiene que descansar. Me ayudó a pasarme a la silla de ruedas y al principio la empujó con algo de brusquedad, pero luego caminó tranquilo hasta el ascensor, Evan nos observó hasta que la puerta se cerró y eso solo era peor para mí, no quería que Louis pensará algo mal, había sido Evan quien se metía en mi vida, yo no lo había llamado, sentí el apretón en mi hombro. –No le habías dicho a ese médico que tienes novio. –Si lo hice –respondí rápidamente. –Entonces, ¿por qué nos estaba viendo de esa manera? –cuestionó él. –No lo sé, apenas me habló antes de la operación y luego habló todo con mamá, es muy extraño. –Te acompañaré cuando vengas a las citas con él –comentó –. No quiero que vengas sola. –No vendré sola, mamá me va a acompañar –le recordé. –¿Acaso no quieres que venga contigo? –Puedes venir si quieres, pero te digo que no voy a estar sola. Gracias al cielo las puertas del ascensor volvieron a abrirse llegando al estacionamiento y Louis empujó la silla hasta llegar al auto, quiso llevarme en su auto, pero mamá no se lo permitió, así que finalmente subí al auto de Ro. Estaba acomodando mi pierna en el asiento de atrás cuando Ro me habló. –¿Ellos se van juntos? –¿Qué? –dudé cuando vi al frente, Vania subía al auto con Louis, entonces entendí lo que Ro dijo. –Si, supongo que vinieron juntos, Vania trabaja en la empresa, su familia está asociada con los negocios de los Henning, tú lo sabes, eres su abogado. –¿Qué pasa? –preguntó mamá al tomar asiento al frente, el rostro de Ro se relajó al verla. –Nada –contestó –. Nos vamos. –Si. Yo hubiera querido llegar a casa y descansar, los días en el hospital fueron agotadoras y estresantes, me atendieron bien, pero no es precisamente una suite a donde vas de vacaciones. Sin embargo, no iba a poder hacerlo porque en el momento que entramos vi los globos y el letrero de Bienvenida, iba a ser un largo día…
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