Respiré profundo y me relajé en la cama sintiendo la tranquilidad en todo mi cuerpo cuando me quede sola, al menos agradecía al hospital solo dejar entrar a familiares, sería demasiado agotador estar recibiendo visitas y no me gustaría que alguien más me viera de esta forma, busque mi teléfono y me metí a ver en las r************* .
Megan Pierce sufre una lesión durante el juego final.
Basquetbolista profesional es llevada al hospital por lesión, ¿volverá a jugar?
Las Liberty de New York pierden a su mejor jugadora.
Los titulares son un asco, al igual que las imágenes, yo en el suelo con la pierna retorcida, no podían sacar una de mis tantas fotos que tengo en toda la red, tenía que ser la peor, seguramente ahora entraría en el top de las peores lesiones del baloncesto, lancé mi teléfono a la mesa e intenté acomodarme para dormir, está sería una larga noche.
...
Golpee el estúpido control contra la palma de mi mano, tenía casi diez minutos viendo a un ratón diciendome que debía lavarme los dientes, hubiera sido divertido si tuviera cinco años, no podía levantarme, el desayuno había sido un asco, se supone que este maldito hospital estaba cobrando todo mi seguro y no podían colocar algo de jamón y queso a mis huevos, apenas habían pasado dos días y sentía que me estaba asfixiando, no creo que pueda soportar todas las semanas de recuperación que me esperan.
—Qué programa tan interesante —dijo el doctor Heywood al entrar y ver la pantalla.
—El estúpido control remoto no funciona —gruñí.
Se acercó y me lo quitó de las manos, le dio dos golpecitos sobre la mesa y luego apuntó al televisor y cambió de canal.
—Es un truco que aprendes cuando pasas demasiadas horas aquí.
—Gracias —murmuré, fue solo un instante cuando sentí desconfianza —. No tiene algo mejor que hacer.
—Ver como están mis pacientes, es mi trabajo.
—¿Cómo que se lo toma muy en serio? —dudé.
Él sonrió sin verme, siguió cambiando de canal.
—¡Ahí! —señalé cuando ví un juego de baloncesto.
—¿Un juego? Deberías descansar de eso.
—Son los Nets —mencioné —. Nadie descansa de los Nets.
Extendió su mano y me dio el control remoto.
—Será mejor que tú escojas.
—Vaya, esa es la mejor idea que has tenido. —Le arrebaté el control y subí el volumen, al menos tenían un canal deportivo, lo demás eran caricaturas y documentales aburridos.
—Lamento la forma en que aborde el tema el día de ayer —mencionó.
—¿Cómo? ¿No te has ido?
—Señorita Pierce, el hospital está para mejorar su salud y tenemos protocolos.
—Si va a seguir inventando tonterías, ya le dije que quiero otro médico.
—Le estoy hablando del exámen médico que le hicimos —señaló los papeles en la mesa —. Si necesita ayuda, solo debe decirme y yo…
—¡Usted no puede hacer nada! —exclamé —. No sabe quién es él y todo lo que puede hacer, así que ignoré todo lo que vio y siga con su maldita vida.
La maquina que tengo conectada comenzó a hacer un sonido fuerte, la enfermera entró y se detuvo cuando vio al médico dentro.
—Doctor Heywood.
—Ella está bien, solo está un poco alterada —mencionó —. Después de darle el medicamento, que no reciba visitas, tiene que descansar.
La enfermera se acercó a mí y me inyectó algo en la vena.
—Esto la hará sentir mejor, yo la voy a cuidar, puede descansar.
Sentí un hormigueo por todo mi brazo y algo de sueño, el sonido de la maquina dejo de ser tan fuerte.
—Gracias —murmuré antes de quedarme dormida.
Mientras yo descansaba, Evan prohibió la entrada a mi dormitorio, la seguridad en el hospital era buena y debía dar gracias al cielo a que mi madre estuviera trabajando porque nadie sabe de que hubiera sido capaz si no la dejaban pasar.
Evan Heywood era un hombre curioso, debía serlo para ser el mejor en su especialidad, y debido a ciertas circunstancias de su pasado, mi salud era lo que le intrigaba aún más, Evan se detuvo en la recepción sacó su teléfono buscó mi nombre en la red, solo encontró varias páginas que hablaban sobre mi accidente y las fotos con mi familia, ahora estaba interesado en mi vida y lo que me había pasado, algo frustrante cuando tienes influencias en área legal que cubren todas tus huellas, no había nada sobre el accidente de mis verdaderos padres o la relación que tenía sobre las personas que llegaban a verme, Elizabeth Pierce una abogada que podías encontrar en el centro jurídico, se dedicaba a ayudar en casos públicos, Robert Anderson un abogado con el mejor bufete de la ciudad, ¿podía ser él a quién yo había mencionado? ¿Qué tal Alexander Grey? Era un jugador y había sido demasiado cercano e insistió sobre continuar jugando, él no conocía mi relación con Alex. Fue en ese momento cuando escuchó a un hombre discutir con el guardía, se acercó cuando escuchó mi nombre.
—¿Hay algún problema?
—Soy Heinry Henning y vengo a ver a mi nuera Megan Pierce —respondió el hombre robusto.
Evan se quedó sorprendido por la confesión del hombre mayor, ¿quién diría que Megan Pierce tenía tantos secretos a pesar de ser una figura pública?