—¿Hermano? —la voz de Zuria resonó en mis oídos cuando me encontraba de pie en medio de la sala—. Maddox, ¿Y Hebe? Al no obtener una respuesta mía, se acercó aún más. —Seguro se fue al baño, ella es… —Julián no terminó de hablar, pues yo me retiré con dirección a mi habitación? —¿Maddox? —repitió Zuria, hermano, ¿estás bien? —Ella se despide de ustedes… —dije, deteniéndome a la mitad de las escaleras, pero sin dar la vuelta—. No quería interrumpirlos, y me pidió que se los diga. Estoy algo cansado, iré a descansar un poco. —Lo entiendo —contestó mi hermana—. Pero si necesitas conversar, sabes que puedes llamarme. —Lo tendré en cuenta. Dejándolos a solas, caminé por un largo sendero que me llevaba a la solitaria y fría habitación que me esperaba. Entrar, fue como encerrarme en mi p