También tenía derecho a divertirme, después de un mes agotador, probé un par de copas o bueno, quizá fueron unas pocas más. Pero sin darme cuenta, estaba más feliz de lo acostumbrado, mis mejillas rojas y cuerpo estaba caliente en medio de una noche cálida de verano, el alcohol se me había subido un poco a la cabeza. Ya era momento de parar y mejor despedirme de los demás. Pensé en llamar a Joseph, para que viniera a recogerme, aunque recordé que él estaba en un pequeño viaje de negocios y que regresaría mañana. Bueno, estaban las habitaciones, podía dormir en una, manejar en esta condición, sería un suicidio. Caminé buscando la salida, pero mis pies dolían. Haber bailado con Max fue muy agotador, pero divertido. —Quisiera quitarme los tacones —dije para mí, bajando mi mano a mis tob