—¡Maldita infeliz! La primera reacción de Sora fue irse contra Hebe, sin embargo, antes de que lograra tocarla, la sujeté de los hombros, evitando que empezara una pelea. —¡Mujerzuela! ¡Quitamaridos! ¡Zo…! —¡Ya fue suficiente, Sora! —levanté la voz, sacudiendo sus hombros para que reaccionara. —Maddox… ¿Por qué me hablas de esa manera? Me lastimas. —No toleraré una pelea en mi oficina. Sabes como detesto el desorden. —¿¡Y cómo quieres que reaccione si los encuentro besándose!? ¡Maldita Zorra! ¡Te voy a matar con mis manos! —¡Aquí nadie va a matar a nadie! Sora estaba roja de ira, pero entre tanta fuerza, sus manos pronto se relajaron y empezó a llorar. —Después de tanto… Dijiste que me cuidarías, que nunca me harías derramar una lágrima, pero estás haciendo todo lo contrario.