Esto era algo muy privado y de gente con dinero, las bailarinas no se acostaban con clientes a menos que ellas quieran, podían hacerlo por placer o por dinero, o así me contó mi hermana.
Y si querían un show privado, debían pagar más, mi hermana era la favorita en eso, para estas personas esto era como la pintura con personas desnudas, placentero a la vista, seguía siendo arte y muchos estaban dispuestos a pagar solo por verlo, también tengo entendido que nadie se toca por verlo, simplemente ven y ya.
—Buenas noches a todos —dice una presentadora—, esta noche le tenemos algo muy especial, una de nuestras bailarinas los enamorará con sus pasos, pasos con los cuales compartió con su hermana desde pequeña y que sin su apoyo, ella dejaría de seguir bailando, y si hubiese dejado de bailar, no hubiera conocido al amor de su vida. —concluye y todos aplauden.
Yo miro a mi lado, ¿Amor de su vida? Ni siquiera está aquí, eso me enoja, porque por primera vez mi hermana nos está dedicando un baile y él ni se aparece, no es que me sorprenda, a veces pienso que no existe y mi hermana se ha ilusionado nada más.
Mi hermana sale del escenario con una lencería con tutú, este era de color azul rey y se le veía muy bonito. Se pone en posición y el violín comienza a sonar, espera su tiempo y comienza a bailar con esos pasos tan delicados y hermosos.
Eso me hizo recordar cuando éramos niñas y nos metimos a ballet juntas solo porque nos fascinó la obra del Cascanueces en la que nuestros padres nos llevaron.
De pequeña me encantaba el ballet, el sueño de mi hermana y el mío era bailar el cascanueces en el teatro mariinski, Rusia.
Pero a medida que iba creciendo, me comencé a interesar en otras cosas, aún así no deje de bailar, aunque en la secundaria era un poco difícil ir a lecciones de ballet y mantener un buen promedio para entrar a la universidad.
No deje de bailar porque a mí hermana le encantaba que bailáramos juntas y a mi me encantaba bailar con ella o verla bailar a mi lado, me gustaba verla feliz y su felicidad era que estuviéramos juntas siempre, además de que era como un pacto que hicimos de niñas, bailar juntas siempre y llegar a protagonizar el cascanueces, el cual lo hicimos, pero en la escuela.
Sabíamos que el papel solo se lo podían dar a una, así que cuando me ofrecieron el papel y ella se alegro por mi, sabía que ella quería el papel, sin embargo, se alegro porque alguna de las dos había obtenido el papel, pero este era más sueño de ella que mío, así que se lo di a mi hermana, aunque ella quería que también participara, claro porque siempre quiso que lo hiciéramos juntas, por lo que tuvo la idea de suplantarla cuando necesitaban que nos cambiáramos la ropa rápidamente y nadie lo notaría salvo nuestros padres porque somos gemelas.
Desde que protagonizamos el cascanueces en la escuela, nos contactaron a mi hermana y a mí para bailar en obras más profesionales, ella no dudo en aceptar, pero yo rechacé, porque desde hace un tiempo, el ballet solo era una de las cosas con que compartía con mi hermana.
Al salir de la secundaria, mi hermana se fue a la academia de baile que la había contactado por hacer la obra del Cascanueces, ella se mudó y yo también lo hice por la universidad, aunque vivíamos cerca, no nos hablábamos mucho, pues dejé de bailar con ella cuando rechacé a la academia.
Estábamos en secundaria y ya yo tenía planes después de terminarla, la academia de baile, no estaba en mis planes después de salir de la escuela.
Ella y yo nos comenzamos a distanciar un poco pues ella sentía que había roto el pacto, pero un día yo le dije que no era mi culpa que me había comenzado a interesar en la enfermería y que si me quería como decía, debía apoyarme como yo lo he hecho con ella.
Lo que pasaba es que mi hermana siempre quiso que estuviéramos juntas, nos decían “los ángeles Petit” porque lo hacíamos de una forma tan delicada que decían que parecíamos ángeles.
Y eso le gustaba mucho a mi hermana, que bailáramos juntas y pensaba que viviéramos de eso, pero repito, yo lo veía como un pasa tiempo.
Prometí estar en cada presentación de mi hermana o en cada práctica que podía porque sabía que le tenía que dedicar mucho tiempo a los estudios para poder graduarme en enfermería, sin embargo, hice todo lo posible para estar con ella, pues si no iba a bailar a su lado, por lo menos estaría apoyándola fuera del escenario.
Cada vez que la veía bailar, me quitaba la frustración de los estudios, amo la enfermería, pero algunas veces me estresaba y bailar o ver bailar a mi hermana, me relajaba.
Verla bailar me hacía recordar los viejos tiempos, cuando éramos pequeñas y nos divertíamos, y aunque extraño bailar con ella en el escenario, no significa que no bailemos juntas, pues después de graduarme comenzamos a vivir juntas.
Muchas veces ella me ha invitado a bailar con ella, pero por los estudios había rechazado, pues tenía que practicar y si practicaba, no le iba a dedicar el tiempo necesario a mis estudios. Y ahora, pues con el trabajo no me da tiempo tampoco.
Cuando mi hermana termina de bailar, aplaudo con fuerza y me levanto, estaba muy orgullosa, tanto que me hizo llorar, ella baja del escenario y viene a darme un abrazo.
—Te amo —me dice al oído.
—Yo también te amo —le digo y nos separamos.
Ve a mi lado y se entristece.
—Lamento que no haya venido —dije—, y si te hace sentir mejor, hiciste que me dieran ganas de bailar contigo.
—¿De verdad? —se anima y asiento—. Entonces ven —toma mi mano y trata de llevarme al escenario, pero la detengo.
—No Pau, hay muchas personas.
—Ay por favor, cuando éramos pequeña, yo era la que le tenía miedo al escenario.
—Llevo tiempo sin subirme a un escenario.
—Perderás el miedo cuando subas.
—No tengo la ropa y no he calentado, llevo tiempo sin bailar.
—Bailamos hace una semana —se ríe.
—Pero igual Pau, no me sé ni la coreo.
—Podemos hacer una de cuando éramos pequeña, de la ropa me encargo yo.
—No lo sé Pau —hago una mueca.
—¿Por qué no?
—Ahora estoy cansada, solo quiero verte.
—Entiendo… ¿Y tocar el violín?
—Otro día hermana, solo quiero verte esta noche.
—Siempre me ves. —insiste haciendo un puchero.
—Bueno, pero prepararemos algo para la próxima, si las gemelas van a volver, entonces tiene que ser algo inolvidable.
—Hecho, ¿La próxima semana? —Se emociona.
—Claro.
—Lo anunciaré con el jefe, tu solo sigue viendo el show. —Besa mi mejilla y se va corriendo.
Yo me vuelvo a sentar en mi asiento y veo el escenario, ya había otra bailarina, pero sus pasos eran más sensuales.
Unas cuantas chicas siguieron bailando y la verdad esperaba que mi hermana volviera a salir, pero el cansancio me estaba ganando, así que me fui a los camerinos a buscar a mi hermana y avisarle que me iba.
Llego a los camerinos y la encuentro ahí, retocando su maquillaje, ella tenía más tiempo que yo para esas cosas y me gustaba verla, a veces sentía que yo vivía esa vida a través de ella, al fin y a cabo somos gemelas, ¿No?
—¿Ya te vas? —me pregunta haciéndome reaccionar de mis pensamientos.
—Si nanita. —Nos decíamos así de cariño.
—¿No te puedes quedar un rato más? —hace un puchero—, es que nunca te quedas hasta tarde.
—Soy enfermera, trabajo de noche y los trasnochos me pegan fuerte, así que de verdad lo siento Pau. —bostece.
—Está bien, al menos me viste, ya con eso me alegras el resto de la noche y si me pongo nerviosa, solo cerraré los ojos y te imaginaré a mi lado, ya sea viéndome, bailando conmigo o tocando el violín. —Me sonríe.
—O podrías poner un espejo —le bromeo.
—Uh, no lo había pensado —realmente lo considera.
—Bueno, quiero créditos por la idea.
—Ya te debo el desayuno y el almuerzo, ¿Qué más quieres?
—Que me toques la canción en el violín que mi padre nos tocaba de pequeñas.
—¿Por qué yo? Tu te la sabes.
—Pero tu la tocas mejor.
—De acuerdo —hace una mueca, pero luego sonríe—. Te quiero.
—Yo también te quiero… oye, te dejaré las llaves del auto, ha habido muchos secuestros y no quiero que te vayas en taxi.
—Eso es cierto. —apoya una bailarina en el camerino—. Hay que tener cuidado.
—¿Y cómo te irás tú? —me pregunta mi hermana.
—No lo había pensado —respondí.
—Yo te llevaré y me traigo el auto.
—¿Segura? ¿No tienes que estar en el show?
—Me pueden dar el final.
—Está bien.
***
—Gracias por haber venido hoy. —dice mi hermana al volante.
—Vengo cuando puedo nanita.
—Lo sé, pero este era especial, porque era primera vez que te dedicaba una coreografía, espero que hayas conectado con ella porque mi intención era que recordarás todo nuestros momentos juntos.
—Ay nanita, hablas como si te fueras a morir —bromeo.
—No es eso, solo que extraño hacerlo juntas sobre el escenario.
—Ya te dije que para lo próxima, bailaré contigo, lamento no haberlo hecho hoy.
—No te preocupes, tu también te esfuerzas demasiado y lo entiendo, solo que a veces… no sé, me siento egoísta por querer que tengas más tiempo para mí, como antes, porque ese tiempo para mí, era tiempo de ambas.
—Te prometo que la próxima —le sonreí—, y lamento que tu novio no haya venido.
—Oh si vino.
—¿En serio?
—Bueno no, alguien estuvo grabando y me vio.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque me llamo cuando estaba en camerinos para felicitarme.
—Ay nanita, tú te consigues a unos hombres —niego mi cabeza riendo.
—Esta vez, este chico te agradará, creo que hasta se llevarían bien porque siempre están trabajando.
—Todos trabajamos Pau.
—Pero ustedes lo hacen de una manera que se agotan.
—¿Y de que trabaja él?
—No lo sé.
—Pau…
—Se me olvida preguntarle, pero debe ser heredero de algo porque tiene mucho dinero.
—Estás alucinando —le bromeo.
—¿Cómo crees? ¿Acaso no crees que tú hermana pueda conseguirse a un hombre de alto valor?
—No es eso, claro que puedes conseguírtelo y mucho más, pero no he visto al hombre y hasta me parece extraño que nunca coincidamos… ¿Dónde fue que lo conociste?
—Unos días antes de entrar a trabajar al cabaré.
—Imagínate, llevas unos meses trabajando en el cabaré y aún no conozco a mi cuñado, ¿Y cómo es que aún no sabes de que trabaja?
—No es algo de lo que me preocupa cuando estoy con él, con tal de que tenga resuelta la vida, todo bien.
—¿Y si es dinero sucio?
—¿Cuándo el dinero ha sido limpio?
—Sabes a lo que me refiero.
—Sé lo que estás pensando, pero él es diferente a Marcel, Paolo cuando vio mi presentación en el teatro me llevó unas flores y me invitó a salir, fue muy caballeroso y no parecía andar en cosas raras, cuando pensé en trabajar en el cabaré, no me juzgo ni nada, me apoyó y eso es lo que me gustó, sentía que podía contar con él.
—¿Y conmigo no?
—Tu al principio no estuviste de acuerdo.
—No es eso, es que ese no era tu sueño.
—Era temporal, a veces hay que sacrificar cosas para poder llegar a tu meta.
—Está bien, ¿Y cómo es que fue que recurriste a eso y no a otro trabajo?
—Una amiga dijo que si quería dinero rápido, pues era eso o vender drogas. —Se ríe.
—Que bueno que optaste por la otra opción. —También me reí.
—Aun así, sé que me seguirías queriendo porque me lo debes.
—Obvio te seguiría queriendo, eres mi gemela, tenemos la misma cara y odiarte es como odiarme —bromeo y la hago reír—, aunque me enojaría si me vuelven a confundir contigo y me meten presa.
—Eso pasó una vez —se ríe recordando.
—¿Y cómo que te lo debo?
—Rompiste nuestro pacto, así que me debes amor eterno sin enojarte.
—Apenas me estoy enterando, pero trato hecho, no puedo imaginarme un momento enojada contigo.
—Yo tampoco contigo, cuando me enojé contigo por romper el pacto, sentía que moría y me estaba arrepintiendo, y si no me hubieses hablado para explicarme, yo te hubiese buscado.
Estaciona el auto al frente de nuestro edificio.
—Y creo que tal vez por eso te busque.
—Fue una conexión de gemelas —dijimos al unísono y nos reímos.
—No llegues tarde. —le digo.
—Amanecer no es llegar tarde.
—Pau… la calle está peligrosa, cuando termine tu turno, regresas a casa, ¿Ok?
—Si mamá —rueda sus ojos.
—De las dos, yo me parezco más a ella y tú a papá.
—Lo sé y prometo no amanecer, solo daré el final del show y me regreso.
Beso su mejilla como despedida y me bajo del auto, Paulette cuando terminaba su show a veces amanecía en la calle y era porque se iba con su novio o no sé, muchas veces me respondía que se iba con él.
Sé que no andaba en tomabas o drogas porque ella sabe que eso es malo para su carrera como bailarina, pero el novio la iba a buscar después de las tres y eso no me gustaba, habían otros horarios donde entraban la luz del día, ella no es ninguna prostituta para que salgan de madrugada.
Para mí, ella tiene que regresar y dormir, tiene que descansar, pero así la tiene el amor, despierta hasta muy tarde cuando su turno termina a las 12 de la noche.