Capítulo 4
Congreso.
Narra Catrina Benavides Walker.
Despierto sobresaltada por el ruido de la alarma, miro la hora y de inmediato me levanto para correr a la ducha, no tardo mucho para poder llegar a tiempo. No puedo arruinar esta oportunidad, así que apresuro mi paso para salir de la ducha y poder arreglarme. Me envuelvo en una toalla caminando en dirección al clóset, luego empiezo a mirar que rayos ponerme, ya que casi toda mi ropa es informal.
Muerdo mi dedo pulgar pensando «Necesito comprar ropa formal»
Opto por combinar el traje que usé para mi graduación combinada la chaqueta con una blusa por dentro de color blanco, me pongo los pantalones que son de color marrón al igual que la chaqueta y luego unos zapatos con tacón. Doy unos últimos retoques a mi rostro con maquillaje y me dejo el cabello suelto, salgo a toda velocidad por el pasillo con las llaves de Molly en una mano y en la otra mi bolsa.
Bajo las escaleras atravesando la sala, antes de llegar a la puerta una voz femenina me llama y al girar mi cabeza en dirección a la cocina me doy cuenta de que es esa mujer de ayer.
—Hola, Caty buenos días—. Expresa con una sonrisa, la observo de pies a cabeza notando que trae una camisa de Leonard.
—Hola, buenos días...
«¡Diablos! Siempre olvido su nombre»
Pienso tratando de recordar, pero la prisa me gana.
—Eh, voy un poco de prisa. Hablamos luego, dile a Leonard que fui a mi cita él sabrá a qué me refiero—. Ella asiente y sigo mi camino casi corriendo hasta salir de la casa y subirme en mi moto. La enciendo tomando el embrague y acelerando para empezar mi trayectoria hasta el congreso.
—¡Vamos mi querida Molly! Debo llegar a tiempo—. Exclamo aplicando toda la velocidad de mi moto para conducir hasta Washington DC que es donde está ubicado el congreso.
Luego de un tiempo récord por fin llego al lugar buscando un espacio donde estacionarme, solo observo autos lujosos y a decir verdad eso no me hace poner ni un poco nerviosa. Sé que en este sitio están las personas más importantes del país después del presidente, sin embargo, únicamente son personas y ya.
Bajo de mi moto admirando el gran edificio, la verdad es sorprendente la estructura tan grande y bien hecha de este antiguo lugar. Sigo caminando hasta encontrar la entrada en la que pasan gran caridad de personas en su mayoría hombres bien vestidos.
Realmente en este lugar hay más hombres que mujeres, pero a decir verdad me siento afortunada de poder tener la oportunidad para trabajar aquí. Cuando recibí esa llamada de un viejo amigo de mi padre me sentí muy emocionada por ser tomada en cuenta, sé que debo empezar desde abajo. No obstante sé que me ganaré un buen lugar aquí para enorgullecer a mis padres y a esa persona que ha estado conmigo siempre, obvio ese es Leonard.
Me encuentro dentro del edificio y empiezo a buscar por todos lados a Denver crofort, el viejo amigo de papá dentro de este lugar.
—¡Hey, niña! ¡Qué esperas!—. Miro a las escaleras y desde ese lugar Denver me llama haciendo señas para que vaya donde él está. Obedezco y al estar de frente a él señala arriba.
—Vamos, la reunión está por iniciar y no podemos perder tiempo—. Lo sigo hasta la gran sala que es donde se reúnen todos los cenadores y congresistas de este país. El ligar es amplio y las escaleras parecen gradas que van en descenso en medio está la tarima y un podio el cual se encuentra rodeado de cuatro puestos ocupados por los cenadores.
Tomo asiento al lado de Denver y cuando uno de los cenadores se pone de pie para hablar todos hacen silencio, la verdad me parece un poco aburrido su discurso. Pero no me queda de otra que escuchar, en un momento no entiendo mucho, ya que el habla de cederle su puesto a su hijo, en ese momento toda la sala arma un escándalo y yo sigo sin comprender, pero vuelven a tomar el control pidiendo silencio a toda la sala.
—Compañeros congresistas, ha llegado el momento de ceder mi puesto y que mejor que a una persona capacitada como lo es mi hijo Christopher.
«¿Christopher? Esperen un momento...»
Mi boca queda abierta al observar de quien se trata y mis ojos casi van a salirse de sus cuencas. Empiezo a creer lo que Leonard dice sobre que el mundo es muy, pero muy pequeño.
«No puede ser»
El mismo chico que conocí en esas carreras clandestinas resulta ser un importante congresista y con miras a ser cenador. Estoy tan distraída que no escucho cuando Denver me habla.
—Eh, niña... Ya terminó la reunión. Vamos a saludar al futuro nuevo cenador—. Expresa con ánimo, yo todavía sigo en shock y no logro comprender.
—¿Disculpa que dijiste?—. Gira sus ojos resoplando.
—Ash, de verdad necesitas ubicarte en este planeta—. Sonrío de forma nerviosa rascando mi cuello.
—Lo siento, no volverá a suceder—. Hace una seña para que avancemos hacia donde está el chico que hasta hace unos pocos minutos pensé que era alguien común y corriente.
Yo lo sigo, pero detrás para que Christopher no me pueda ver, y cuando ya estamos lo suficientemente cerca intento escabullirme.
—¡Aquí está el futuro prometedor de este congreso!—. Expresa muy emocionado Denver dirigiéndose a Christopher el cual lo recibe con un cordial abrazo. Yo sigo intentando huir, pero antes de hacerlo Denver se da media vuelta.
—Quiero presentarte mi nueva aprendiz ella es graduada de Harvard todo un prodigio—. Yo me detengo girando lentamente.
—¿A dónde ibas niña? Por favor ven a conocer a nuestro nuevo cenador.
—Bueno, todavía no es un hecho denver—. Interrumpe Christopher. Yo termino de girarme para quedar frente a él y con una sonrisa extiendo mi mano para presentarme.
—Es un gusto conocerlo señor mi nombre es catrina Benavides—. Sus ojos se amplían muy grandes y corresponde a mi saludo quedando totalmente perplejo.
—Eh, yo...—. Denver suelta una carcajada y toca el hombro de Christopher.
—Es un encanto ¿verdad? Está chica no es solo belleza también es inteligencia, y estoy seguro de que se llevarán muy bien—. Él afirma sin dejar de mirarme respondiendo.
—En eso no te discuto den, es encantadora y me alegra que sea parte de nuestro equipo, claro si ella lo desea—. Ambos seguimos sosteniendo la mano del otro, y yo únicamente me limito a asentir.
—¡Magnífico! ¡Esto es maravilloso! Seremos un excelente equipo y estoy seguro de que esta encantadora jovencita y tú se llevarán perfectamente—. Por fin suelto su mano carraspeando un poco para recobrar la cordura, está situación me ha dejado un poco fuera de sí.
—Agradezco mucho la propuesta, pero creo que no puedo aceptarla es que apenas estoy llegando y no quiero que piensen que soy una privilegiada—. La sonrisa en el rostro de Denver se borra y me observa fulminándome con la mirada.
—¡¿Acaso perdiste la cabeza?! Él es el futuro de este cenado ¿y únicamente lo rechazas así como así?—. Me limito a encoger mis hombros y en medio de una disculpa me retiro.
—Eh, niña regresa—. Expresa molesto Denver, pero yo no le presto atención y sigo mi camino.
Al llegar a las escaleras siento como me toman por el brazo mi corazón se sobresalta y al girarme me doy cuenta de que es Christopher. Se forma un nudo en mi estimado y me veo obligada a tragar una gran cantidad de saliva.
—¿Podemos hablar un momento?—. Yo miro su mano sosteniendo mi brazo y él lo suelta de inmediato.
—¿Que podemos hablar? Yo no tengo nada que decir, únicamente estoy un poco sorprendida y nada más.
—Te invito a almorzar, vamos.
«¿Acaso es sordo?»
—Son las 9 de la mañana—. Respondo mirando el reloj en medio de la entrada al lado derecho de las escaleras.
—Entonces te invito a desayunar, nada más ven conmigo ¿Viniste en tu moto?—. Asiento. —Perfecto, yo conduzco—. Avanza hasta la salida y no me queda de otra que seguirlo, la verdad hasta ahora todo ha sido sorpresa, ¿de qué más puedo enterarme, que será presidente?
Cuando salimos de ese lugar y llegamos al estacionamiento él observa mi moto con una sonrisa y extiende su mano para que yo pueda entregarle las llaves.
—Ni de broma te daré las llaves de Molly.
—Molly... curioso, pero no me sorprende tú eres una chica rebelde, pero sensible. Ven te llevaré a un lugar donde preparan excelentes desayunos así hablamos sobre todo esto y la maravillosa casualidad de encontrarte aquí—. Pienso por un momento mirando su rostro que parece bastante sincero y acepto la invitación.
—Bien, iré, pero solo si dejas la idea de ser parte de tu equipo—. Encoge sus hombros.
—No te obligaré a nada, solo es una propuesta y si deseas puedes aceptarla de igual manera si no quieres está bien—. Toma las llaves y sube, le da unos golpecitos al asiento para hacerme espacio, yo giro mis ojos y subo tomando la parte que sobra del asiento para sujetarme, él niega con su cabeza y con sus manos sostiene las mías para que lo pueda rodear de su cintura.
—Solamente así irás segura.
«¡Demonios! Tiene abdomen de hierro... Piensa en otra cosa Caty, piensa en otra cosa»