Capítulo 5
Preguntas.
Narra Christopher Davis.
Durante los 27 años de mi vida, jamás había sentido tanta atracción por una chica. Bueno, una que no hayan traído mis padres para meterme por los ojos. Mi familia siempre ha sido de alta clase o como yo les digo, hipócritas bien vestidos.
Creo que soy el único de mi familia que no está de acuerdo cómo se hacen las cosas, por una parte, está mi madre, yo realmente la amo, pero toda ella es falsedad.
Nunca hace algo donde no tenga un beneficio por esa razón siempre insiste en que debo casarme con una joven de familia exitosa y de la cual podamos tener una alianza poderosa, siempre pone como ejemplo su matrimonio con mi padre, ellos se casaron sabiendo que tendrían una buena fortuna si unían las empresas y cargos importantes. Y esa es la razón por la que hoy en día son el matrimonio más falso de todo nueva York.
Ahora, por otro lado, está mi padre que a pesar de ser interesado no tengo otra cosa que decir de él, siempre lo he visto con respeto y somos un poco más unidos, él se ha ganado ese puesto como cenador y cuando semanas atrás mencionó que iba a dejar su cargo para que yo pudiera sustituirlo, fue algo bastante inesperado. Muchos saben que al postularme todos van a darme el voto por lealtad a mi padre, por esa razón mi padre sabe que ese lugar es mío, sin embargo, siento que es un peso bastante fuerte para mis hombros. Yo no quisiera defraudarlo, ya que es la única persona que admiro y aunque él es controlado por mi madre nunca ha dejado de ser un padre ejemplar para mí.
Muchas veces la manera en la que puedo liberar mi estrés es huyendo a ese sitio de carreras y correr con mi motocicleta, mamá no estaría de acuerdo en eso. Pero es un secreto que mantengo oculto de ella para no enloquecer con su forma de vida tan controladora.
Pero ahora todo es diferente, desde el momento que vi a catrina quedé totalmente cautivado con ella, es diferente a todas las chicas interesadas que he conocido antes. Ella es muy natural y genuina, sin mencionar que es bastante hermosa eso no lo puedo negar y es lo que más me llama la atención. Su perfecto cabello largo castaño brilla como una noche llena de estrellas, esos ojos grises y amplios con largas pestañas son hipnotizantes y sus labios color cereza carnosos incitan a besarla.
Me quedo pensando en sus labios y ella me observa con una ceja levantada.
—¿Oye vas a pedir o no? La mesera te ha preguntado tres veces que vas a querer—. Doy un respingo y sonrío disculpándome.
—Oh, lo siento. Es que me distraje con cierta persona—. Le echo un vistazo rápido a catrina y me doy cuenta de que tiene las mejillas sonrojadas.
—No se preocupe he visto muchas parejas aquí enamoradas y es bastante bonito ver el amor—. Responde la mesera con una amable sonrisa.
—Espere un momento señorita, él y yo no...—. La interrumpo antes de terminar la frase.
—No somos pareja señorita, pero la verdad ella me parece encantadora—. Le explico a la mesera mientras miro de reojo a catrina. Sus mejillas tienen nuevamente ese hermoso color rosa y eso me parece maravilloso, ya que al ponerla nerviosa sé que hay una pequeña esperanza de que yo también le atraigo a ella.
—Bien, entonces van a querer el especial de la casa ¿solo eso?—. Yo siento.
—Perfecto, estará listo en 10 minutos.
—Gracias, señorita—. Ella se retira dejándonos solos y me dispongo a mirar a esa chica que está frente a mi directo a los ojos.
—¿Te gustan los hot cakes?
—Eh, si pero no con frutas—. Levanto una ceja llena de curiosidad para preguntar.
—¿Hay alguna razón por la que no te guste la fruta?— Encoge sus hombros.
—No, es que si me gusta la fruta, pero mayormente a los hot cakes en estos sitios les ponen fresas y pues soy alérgica—. Sonrío un poco, ya que me parece que está chica es un enigma.
—Pero eso lo resuelves diciendo que no puedes comerlas—. Niega varias veces.
—No, es que me incómoda tener que explicar la razón de la que por qué deben sacarle las fresas y prefiero pedirlos con miel y mantequilla.
—Comprendo, creo que debí preguntarte eso antes—. Expreso con rascando mi cuello un poco incómodo.
—Los pediste con fruta—. Ella se ríe y yo asiento.
—No pasa nada igual y no tengo tanta hambre.
—Puedo pedirte otra cosa, si quieres—. Mueve su cabeza negando para responder.
— Está bien, no te preocupes. Ahora tú dime hace cuánto vas a las carreras de motos—. Me acomodo en mi asiento para frotar mi barbilla pensado que responder.
—La verdad no había pensado en eso, pero supongo que hace unos 3 o 4 años—. Amplía sus ojos.
—Ya veo por qué eres tan bueno corriendo.
— Sí, eso lo sé—. Gira sus ojos.
—¿Qué sucede?—. Encoge sus hombros para responder de manera sarcástica.
—Nada, opino que te sale natural.
—¿A qué te refieres?
—¿No te das cuenta? Eres un idiota cuando deseas serlo. Por eso digo que te sale natural—. Sonrío negando.
— Según tú ¿Qué me hace un idiota?.
— Tu egocentrismo, no tienes ni una pizca de modestia, simplemente eres así.
—Lo siento por aceptar que soy bueno en algo—. Me fulmina con la mirada.
—Ash, no voy a tolerar esto, te agradezco mucho la invitación, pero es hora de irme—. Se levanta de la mesa para ir a la salida, yo la sigo dejando el p**o por la comida que ninguno de los dos probará.
—Espera un momento—. La llamo, pero ella no me presta atención y eso me saca de quicio. Una de las cosas que heredé de mi madre es la falta de paciencia y ser ignorado.
—¡Que esperes huracán catrina!—. Ella se para en seco y se gira retándome con la mirada.
—¿Qué me acabas de decir?.
—Oh, si escuchas, pensé que estabas sorda porque te he llamado y no me prestaste atención.
—Repite lo que acabas de decir hace un momento idiota arrogante—. Con una sonrisa en mis labios vuelvo a repetir.
—¿Huracán catrina?—. Expreso en una pregunta que parece más burla hacia ella. Abre sus ojos y aprieta su mandíbula caminando en mi dirección.
—Vuelve a llamarme así y te reviento la cara, ¿oíste?—. Me cruzo de brazos y la reto nuevamente.
— Huracán catrina—. Levanta su mano para darme una bofetada, la cual tomo en el aire sujetando su mano, ella forcejea para soltarse y en ese momento empieza a insultarme.
—¡Suelta idiota, sueltame!—. Pierdo la paciencia y le sujeto la otra mano sometiendo para que pueda calmarse, nuestras miradas se fijan en la del otro y la verdad que sus ojos son más perfectos de cerca al igual que las dos cerezas que tiene por labios.
—Eh, ¿vas a soltarme?—. Pregunta en un tono de voz tembloroso y vuelvo a mirar sus labios.
—No lo sé, creo que si quiero, pero hay algo dentro de mí que no me deja hacerlo—. Ella no dice nada solo se queda mirando como si esperara algo más, pero luego la coherencia me habla diciendo que debo soltarla. La libero lentamente y ella sigue quieta sin expresar una sola palabra.
—Lo siento, no debí hablarte así y menos sujetarte de esa manera.
—Eh, yo... Está bien, no hay problema. Creo que debo irme—. Sale disparada a su motocicleta dejándome en ese lugar con el arrepentimiento de no haberla besado.
Decido tomar un taxi para regresar a casa sin dejar de pensar en esos labios y ojos tan perfectos y atrayentes.
Al llegar a casa atravieso la entrada de seguridad, paso el jardín principal y llego a la puerta abriendo para pasar y cruzar la sala. Antes de llegar a las escaleras encuentro a mamá que está con clarisa jonhson, la mujer que mamá me ha metido por los ojos hasta el cansancio.
Trato de pasar desapercibido, sin embargo, mamá me llama para que me acerque a saludar.
—Christopher, cariño ven un momento—. Bajo mis hombros desanimados y respiro profundo para acercarme. Las saludo a ambas con un beso en la mejilla y mana empieza a hablar de que clarisa está aquí para visitarme.
—Ella sabe que siempre estás ocupado y ha venido a invitarte a una gran fiesta en su casa, no es ella un encanto ¿verdad?—. Expresa mamá con una amplia sonrisa.
—Eh, de verdad agradezco el gesto clarisa, pero estos días estoy bastante ocupado y no creo poder re de tiempo para ir a una fiesta—. De inmediata mamá pone mala cara y se levanta para jalarme por el brazo y hablar en privado.
—¿Nos disculpas querida? Hablaré con mi hijo un momento—. Ella aprieta con fuerza y luego de alejarnos lo suficiente para que clarisa no escuche suelta mi brazo bruscamente.
—¿ Qué pasa contigo Christopher? Esa chica se ha portado muy amable y además pertenece a una familia importante. Ella sería un gran partido para ti—. Suelto un resoplido evidente.
— Ahí vienes con lo mismo de siempre, mamá no estoy interesado en ella u otra chica que me presentes, cuándo vas a entender que no tienes el control de mi vida.
—No pretendo controlarte cariño, solo quiero ayudar, pero si no quieres nada con ella lo comprendo. Nada más no le rechaces la invitación ¿Si?—. Pienso por un momento para responder.
— Está bien, solo iré un rato y nada más, pero por favor no le metas cosas en la cabeza ni ideas que le den alas para creer que yo quiero algo con ella ¿estamos?—. Asiente emocionada y me besa en la mejilla. Vuelvo a las escaleras para por fin ir a mi habitación a descansar.