Liam No contento con mi propuesta, escuché complacido las exclamaciones de sorpresa de todos a mi alrededor, al verme sacar una cajita de terciopelo azul, que contenía un enorme y hermoso anillo de compromiso. Lo saqué y vi que Cassandra tragaba saliva de manera incómoda. Sabía que la tenía atrapada, no podía hacer nada más que aceptar, si es que pensaba en verdad cumplir con su promesa. —Yo… —Vamos, Cassandra, no hagas esperar al chico — dice su madre con voz esperanzada. La miro a los ojos y no puedo evitar sentir una ligera punzada en mi pecho al verlos increíblemente apagados. ¿Estaré equivocado entonces? ¿Ella en verdad me odia tanto? —Acepto — habla finalmente entre dientes, mirándome como si quisiera calcinarme vivo. —¡Qué alegría! —¡Felicidades! —¡Vivan los novios! Es