||AMON||
Al llegar volví a caminar a la pista improvisada donde pude localizar a mi cómplice más que enfiestada.
—¿Dónde te metiste?— pregunté alterada y ella río.
—Conociendo a alguien amor mío— Respondió en doble sentido con una risa estúpida estaba más que intoxicada.
—Eres una asquerosa— hablé para tomar su mano y caminar de nuevo a la mesa de mi hermano.
—¿Dónde estaban?— preguntó aquel sujeto de cabello rizado; Luis un gran conocido de Dante. —Amon cuanto tiempo— lo abrace para sonreírle y tomar asiento por fin.
La fiesta no estaba siendo tan buena como creía que sería, me sentía estafada... las canciones eran una porquería.
—¿Has consumido?— balbuceo en un susurro Joel, giré a verlo sería... tanto se notaba.
—No— afirmé mientras dejaba el vaso en paz.
—Estoy presenté— ese era Dante en su etapa de celos como si de verdad le importara; el chico tenía a una morena a su lado igual de ebria que él.
—Cuñado deja de molestar que estoy con mi futura esposa— bromeó Joel haciéndome reí nuevamente, qué más podría hacer.
—Bueno voy al baño— informó Lina para tomar mi brazo esta vez obligándome a levantarme, la miré perdida no teníamos ni un minuto de llegar.
—Podemos ir a una habitación— exclamó para tomar mejor mi brazo y jalarme a las escaleras, al llegar a las habitaciones abrimos la primera la cual se encontraba vacía y ordenada con un toque lujoso, sin pensarlo corrí al baño.
—¿Has visto la nueva colección de palmer?— pude escucharla hablar.
—Si, la he pedido justo ayer— conteste en voz alta mientras hacía mis necesidades, moría de sed y tenía demasiada hambre.
—Me acaba de llegar hoy y déjame decirte que es un tesoro— sonríe al escucharla Lina era muy buena en el maquillaje.
Sin más lave mis manos y salí del cuarto de baño, me dejé caer en aquella cama; Cansada y exhausta giré desacomodando las sábanas.
No sabía de quién carajos era la habitación... pero qué buen gusto tenía.
—¿Te importa?— me preguntó mientras sacaba una bolsa con aquel polvo blanco, negué para volver a cerrar los ojos.
—No— no quería ver cómo sufría al ingerirla, después de minutos estaba completamente relajada a mi lado.
La madrugada terminaba y la luz del sol nos recibía de nuevo, mire a Lina tirada a mi lado.
—¿Qué harás en verano?— pregunte.
—Ir a Canadá, quiero pasar un tiempo en el frío— accedí.
El sonido de la puerta me hizo girar de inmediato, la figura de Mario fue lo que pude encontrar.
—Sabía que iban a estar aquí— murmuró mientras se acercaba a la cama, sonreí sin interés.
—Ausentes porque nos entendemos estando solas— recordó Lina al incorporarse de nuevo.
—¿Qué se te ofrece?— pregunté mientras acomodaba mi vestido, pude sentir su mirada en mis piernas.
—Hablar contigo, hace mucho que no lo hacemos— murmuró.
—bien, los dejó solos un momento— expulsó Lina mientras saliendo con cansancio.
Un juego de miradas se apoderó del lugar, no tenía nada de que hablar con él, ya que aún tenía esa idea tonta en su cabeza.
—No me has buscado después de lo que sucedió en Montana— accedí recordando aquella aventura, tomé su brazo y jale de él.
—Porque no tenía motivos— respondí al tenerlo enfrente, el chico empezó a tomar la iniciativa mientras intentaba abrazarme.
—¿Por qué no sientes lo que yo? — susurró al besarme.
—¿Por qué no aceptas que no pasara nada?— esta vez fui yo quien lo empujaba a la cama, no tenía nada que perder.
—¿Por qué me castigas de esta manera?, eres única cuando estamos solos, pero eres una otra cuando estamos en público— reclamó mientras tomaba mis manos y las acariciaba, él no era alguien malo... al contrario era alguien muy bueno. —Hagámoslo sin amor... quiere luego Amon— susurró llevando mis manos a mi camisa.
Aún no estaba lista para entregarme a alguien, negué al alejarme de él.
—Mario— lo llamé.
—¿Por qué aún sigo enamorándome de la que nunca va a amarme?— preguntó al cerrarlos con fuerza.
—No valgo la pena— recordé como siempre, sin más bese sus labios y me levante de la cama lentamente. —Adiós— me despedí para abrir la puerta y mirar a Lina besar a un sujeto.
—Lo siento— exclamó mi amiga para empujar al sujeto y caminar hacia mí, no había tardado ni diez minutos con el chico y ella ya estaba con alguien más.
[...]
—Asegúrame que puedes regresar sola— volvió a pedir Dante, giré los ojos antes de besar su mejilla.
—Cuídate mucho— esta vez fui yo la que exclamo con preocupación, mire a su lado a una chica quien me sonreía con alegría.
—Lo haré, te veo luego— sin más mire como mi hermano caminaba a su auto de la mano de aquella chica.
—Nunca va a cambiar— exclamó con molestia Lina, solté una risa para acceder.
—Deniel — llamó Lina haciéndome girar de inmediato el chico caminaba más que seductor a un auto.
—Adiós— pronunció para abrir el auto y desaparecer en un dos por tres, era raro completamente raro.
Mire el reloj en mi muñeca; seis de la mañana.
—vámonos ya— pedí a la castaña para entrar a su auto.
[...]
Abrí los ojos al sentir una mirada penetrante sobre mi ser; papá.
—Buenos días— exclamó para abrir mis cortinas, suspire para sentarme en la cama aún dormida. —¿Viste a Mario?— accedí a su cuestionario —¿Hablaste con él?—
—Papá... sé que estás esperanzado en que ocurra algo entre nosotros, pero no va a suceder— escupí sin importancia, ofendido me miro fijamente.
—Amon un acuerdo es un acuerdo, yo me casé con tu madre sin conocerla... y fue lo mejor que me pasó en la vida— recordó como siempre, sonríe ocultando mis verdaderos sentimientos.
—Lo sé, tengo que ir natación papá— informe para levantarme y abrazar su torso. —Te quiero— sin más lo mire salir de la habitación déjame complemente sola.
—Dios mío— susurré para mí, ¿Qué hacía una persona promedio en sábado?
Tal vez durmiendo hasta el otro día o mirando TV.
—Amon— la voz de la nana me hizo caminar a la puerta abriéndola de golpe —Tienes natación, tu equipo ya está listo y la entrenadora te espera en la piscina— agradecí con una sonrisa para ir a prepararme.
Ya lista bajé las escaleras, la casa siempre estaba habitada por personas o figuras políticas, también sujetos de seguridad, en ese aspecto no me sentía sola.
—Buenos días, señorita—
||AMON||
—Son a la tres de la tarde... déjame libre— pedí a Miriam la mujer encargada en el deporte, está accedió sin protestar; mis piernas parecía gelatina de tanto esfuerzo.
—Ya no eres una novata no deben dolerte así, en fin te veo en tres días Amon— escupió la mujer para salir de la piscina.
—bien— exclamé para intentar salir de la piscina al igual que ella.
—Buenos días, Miriam que gusto tenerte aquí de nuevo— la voz de mi hermano fue escuchada, al parecer este había tenido un amorío con Miriam meses antes.
—Joven Dante, es bueno verlo de nuevo... me tengo que ir— informó nerviosa para tomar sus cosas y correr fuera del lugar.
Solté una risa al igual que Dante, mi hermano era un caso perdido de eso estaba segura. —Vamos ayúdame a salir de aquí— pedí de inmediato, de un tirón me encontraba a su lado.
—¿Qué tal la noche?— pregunté sin importancia.
—Creo que conocí al amor de mi vida, solo vine a saludar... Me tengo que ir papá— accedí para besar su mejilla y tomar mi toalla.
[...]
—¿Amon que haces?— Preguntó Sofía, escondí mi bolso y me paré recta.
—Saldré un segundo— Solté para tomar las escaleras de inmediato, sabía lo que seguía; aquella regla que había puesto nuestro padre.
—¡Padre ha dicho que no podemos salir!— ignore su grito para apresurarme.
Le había prometido a Lina salir con ella a recorrer la ciudad como cada sábado.
—No voy a tardar lo prometo, puedo tratarte algo— ofrecí a lo que esta negó dejándome confusa.
—Amon es por nuestra seguridad, papá quiere lo mejor para nosotros— la escuché decir.
—No voy a tardar— bufé para caminar a la puerta caprichosa. —Acompañaré a Lina, me ha invitado a recoger víveres para las personas necesitadas— inventé con un puchero.
—En medio de la noche— soltó hipócrita
—Te juro que si llegas ebria le diré a Papá— con una sonrisa negué.
[...]
—¿A dónde iremos?— pregunté mientras dejaba aún lado mi móvil, mensajes sin importancia eran los principales.
—A un lugar superlindo— murmuró la castaña.
—Dime— pedí más que entusiasmada.
—Con Darius— en segundos mi alegría se esfumó, era lo peor que me podía pasar, no estaba lista para ver a Jason.
Mi mal genio había aparecido por completo, como me llevaba a ese lugar... ella sabía lo mucho que había sufrido ahí.
Aún estaba en rehabilitación después de todo lo sucedió con ese lugar, no estaba sana ni preparada.
Suspire mientras negaba molesta.
—No, llévame a casa— rogué de inmediato, no iría.
—Vamos Amon, hace una semana dijiste que ya no te importaba— se burló sin dejar de mirar la carretera.
En todo el camino esta me iba platicando sobre su día aburrido en yoga; horrible y miserable fueron las palabras que salían de sus labios.
Suspire para cerrar la puerta del auto, mis manos estaban frías y mi estómago revuelto.
Desde que mi historia con Jason terminó, había dejado de frecuentar este tipo de lugares con eventos ilegales... Pues no eran lugares para una persona con vida pública; según mi padre. Unos pantalones y una blusa corta eran mis acompañantes.
Segundos después miradas me exploraban sin piedad; mi mayor miedo eran los móviles.
Con una grabación en este lugar los noticieros explotaría junto con mi padre.
—¿Qué hace aquí la niña de papi el presidente?— Mi mala suerte era una mierda, sin pensarlo giré para encontrarme con Jason, algo había explotado en mi estómago.
—Está bien dicho que personas como... tú, no aspiran a más Jay— murmuré para caminar junto a Lina, intentando ignorarlo, pero era imposible... quería tenerlo junto a mí.
—Contigo o sin ti... me prometí tocar la cima, ¿Qué quieres que te diga? — mire su rostro, aún más demacrado que antes. —¿Fue lo peor conocerme?— alce mi debo favorito a su dirección, aún lo quería no podía negarlo... aun así no entendía mi reacción hacia él, porque era tan agresiva.
—Déjame tranquila Jay — pedí para tomar el brazo de Lina mejor, después de segundos las personas se mantenía en sus asuntos dejando aquella escena.
Mire como se dirigía a mí y todo parecía detenerse... concentrada en él, no lo perdí de vista seguía en ningún momento; tenía el mismo corte de siempre.
—Ha pasado tiempo... corre conmigo, como en los viejos tiempos— propuso al sonreír seductor, negué bajando la mirada, en ese momento las carreras me parecían la mejor maravilla del mundo... ahora no arriesgaría mi vida en una, porque eran más que peligrosas.
—Deja de molestar Jay— advertí de golpe. —El que ama no lástima— susurre al verlo reír chistoso, aquel reproche había salido solo, esperé su reacción... Solo siguió con su camino dejándome parada sin importarle, nunca le importe de eso estaba segura, solo había sido una relación de niños.
—La que quiere perdona— escupió al mirarme por última vez y seguir con lo suyo, trague duro para apartar mi mirada de él.
—¡Amon! — Aquel grito me hizo despertar, miré como la chica de cabellos morados venía corriendo hacia mí.
—Layli— exclamé mientras la abrazaba, después del abrazo esta me cambio por Lina.
—¡Las he extrañado!— grito sin dejar a Lina, camine aún sillón viejo, no podía mentir los recuerdos me había golpeado.
No quería volver a lo de antes; ser alguien sin rumbo, sin poder evitarlo mi miraba estaba en el sujeto quien sonríe mientras hablaba con otros tipos; Está listo para correr.
—¡Amon mira quien está ahí!— giré, el gran Darius caminaba animadamente a nuestra dirección, sonreí para levantarme y abrazarlo, pero mi felicidad fue interrumpida por aquella persona a su lado.
Vestido completamente de n***o y con aspecto dirigente; Deniel Cortez nos miraba superior.
—¡Deniel!— pronunció Lina al saludar al sujeto, empeñada a intentar conocer más al tipo. —No esperaba verte aquí, ¿Se conocen?— preguntó a lo que el chico alzó los hombros.
—Sí...— respondió con aquella voz ronca.
Dejé de abrazar a Darius para admirar los autos, el chico era famoso por sus carreras nocturnas y también en ser el jefe del lugar junto a su familia.
—¿Has visto a Jason?— preguntó el jefe, Jason era su hermano y mano derecha en cualquier situación.
—Si hace un momento— respondí intento ignorar al sujeto nuevo, pero algo hacia que no lo dejara en paz.
Después de una agradable charla el tatuado desapareció junto a Darius dejándome sola con Lina.
—Es ardiente— susurró Lina, estaba vez no discutí... él tal Deniel era un perfecto Casanova.
—Quiero algo de beber— inquiete para dejar de observarlo y buscar una cerveza, Jason seguía en mi cabeza, pero esta vez aquel sujeto tatuado era el principal; ¿Quién demonios era?, ¿Por qué actuaba así?.
Eran tan alto y fornido que juraba que no le llegaba ni al hombro, ¿Cuánto media 1,90?
No se parecía en nada a Luis ni a su esposa ¿De dónde había salido ese sujeto? ¿Dónde lo habían encontrado? ¿por qué nunca lo conocí?
[...]
Mire a Lina más que ebria y completamente dormida en aquel sillón, mi mundo también daba vueltas, pero no tanto como el del ella, la noche terminaría complicada solo de eso estaba segura.
—¿Quién eres?— pregunte directa al chico que me ayudaba con Lina, este me miro fugazmente.
En toda la noche se había mantenido callado y distante... no aparecía aquella persona que me había besado o molestado en el jardín.
—Podrías cerrar la boca — pidió acercándose para cargar a Lina.
—¿De dónde vienes?— insistí sin intensiones de dejarlo tranquilo.
—Soy Alemania y te diré que no soy alguien bueno y es mejor que te alejes...— escupió para caminar con Lina déjame sola en aquel sillón viejo.
—Si claro... entonces también soy mala, ¿Acaso no has escuchado de mí?— afirme burlonamente para seguirlo con un vaso de alcohol en mis manos.
—No sé por qué las estoy ayudado, si no saben beber ¿por qué carajos lo hacen?—