•Capítulo 04•

1756 Words
||AMON|| —Buenos días, familia— saludé mientras tomaba asiendo en una silla del gran comedor. Mi noche no había sido muy buena, ya que estaba paranoica pensada que alguien me seguía, aunque de cierto modo la prensa lo hacía... esta vez era diferente.  Además haber visto aquellas películas de secuestro me aterraron aún más, no quería terminar sin un debo anular o sin una oreja. —Buenos días— susurro el presidente sin dejar de ver aquel documento, miré a las diversas personas quienes nos acompañaban... no tenía ganas de estar en este ambiente donde personas te mirarán comer y tener conversaciones con tu familia creando juicios en su cabeza. —¿Quieres jugo?— Preguntó mi hermano intentando servir un vaso, negué de inmediato; No tenía absolutamente nada de hambre  —Mañana habrá un evento, la inauguración del parque Villa Grande— aviso el hombre con un tono duro. —Después habrá una fiesta a la cual tenemos que ir, los quiero presentarles— ordenó. —Claro seré un maniquí vestida de Versace— conteste parándome para irme. —Amon— advirtió mi hermana mirando avergonzada a las personas, quienes aquel comentario lo habían tomado como un chiste. —No se preocupen por mí— solté para caminar a la puerta principal. —¿Amon?— miré cómo Dante se paraba de inmediato y tomaba mi hombro para seguir caminado lejos del comedor. —Has estado rara estos días, no has salido a divertirte ¿Sucede algo?— la impotencia me tenía presa, no podía decirle nada.  —No, todo está increíble...— intenté sonreír para besar su mejilla y seguir con mi camino saludando a todos los empleados en la casa. [...]  Al llegar al instituto me coloqué mis gafas negras, sin antes girar a ver a mi alrededor buscando una señal o algo peligroso, mi vestimenta no era la mejor... Era normal en un día como este; Problemas existenciales me atormentaban. —te extrañé tanto— sonrió la chica, no habíamos pasado tiempo juntas desde aquella tarde de compras. —yo también— Respondí para abrazarla.  —¿Qué pasa?— Preguntó preocupada intentándome quitarme los lentes a lo que fui más rápida y me aleje. —Estoy bien de que hablas— contradije segura, mientras pasaba a su lado, Sin más busque mi casillero.  —¿Qué te has mentido?— insistió colocándose frente a mí, me quité los lentes con fastidio. —Nada, esa faceta de mí murió— musité con una corta sonrisa para abrir mi casillero. No podría ocultarlo más estaba enojada con todos, se había olvidado de ella... el saber que mi familia la estaba olvidando dolía. —¿Quieres que te acompañe?... hoy es tres— abrace a Lina, era la mejor amiga de todo el mundo, esta se acercó a su casillero el cual se encontraba a unos cuantos del mío para sacar unas flores. —No, quiero ir sola— pedí sin mostrar todos los sentimientos que me consumían. —Está bien, yo te cubro... Puedes llevarle estas rosas de mi parte— accedí para tomar las rosas y caminar a la salida. [...] —Espero que te gusten— pronuncie mientras acomodaba las rosas en jarrones antiguos, el lugar estaba limpio y cuidado como siempre... al parecer mi padre sería pagando mantenimiento.  Me senté mejor para sonreírle y mirar su retrato y nombre... pensaba que de cierto modo estaba cerca de ella, Suspire para mirar aquellas personas que al igual que yo, colocaban flores a sus familiares. Como mis hermanos se había olvidado de su madre, como el presidente se había olvidado de la gran mujer que estuvo a su lado en los momentos difíciles... "De su gran amor". —Me he tatuado de nuevo— conté un poco avergonzada —Esta vez fue a tu honor así que no te preocupes— no me importaba cuantos años habían pasado yo nunca dejaría de venir. —Feliz cumpleaños mamá— las ganas de llorar detuvieron mi discurso. —Te necesito tanto, Sofía, Dante también lo hacen— sollocé. —Estoy cansada de que mi vida esté vacía, estoy dejando todo lo malo atrás... no más sustancias— sonríe al escucharme diciendo que dejaría todo. —Quiero regresar a Europa, deberías ver mis nuevos diseños... no han salido de los papeles, pero pronto estarán en un maniquí— jure sin dejar de ver aquel retrato donde está sonría.  —No pensé que me traerías aquí— giré de inmediato para encontrarme con aquel chico quien me había humillado en dos ocasiones.  —¡¿Qué haces aquí?!— reproché molesta mientras limpiaba mis lágrimas, no iba a permitir que me viera llorar. —¿Qué sucede?— —No eres como todos dicen— fruncí el ceño confundida. —No eres como yo pensé— siguió. —Por verme llorar piensas que soy alguien mejor— solté hipócrita. —¿me has seguido? — pregunté al pararme, odiaba estar a lado de personas con estatura alta, ya que me sentía tan pequeña. —Sí, has escuchado mi conversación... debía asegurarme de que no hicieras nada estúpido. — amenazó con un tono duro, indignada lo miré. —Eres...— Sin previo aviso el sujeto tomó mi rostro con intensiones de besarme, me alejé de inmediato, acaso tenía una enfermedad o algo parecido. —Destrucción— habló sobre una sonrisa, tensa lo miré... estaba preparada para darle un golpe en sus bajos y correr a mi auto.  —Solo soy eso— terminó.  —Solo eres un idiota con respuestas únicas— susurré sin dejar de mirar fijamente, preparada.  [...] —Mi madre murió cuando Sofía nació, no la culpó... Respecto a mi padre prefiero que mamá no esté aquí para ver en lo que él se ha convertido— expulse al viento, sabía que él me estaba observando desde que subí a su auto. Aún no sabía por qué lo había hecho... tal vez necesitaba charlar.  Me dolía dejar mi auto en un lugar como este, pero necesitaba compañía o tal vez terminaría el día intoxicada algo que quiero dejar. —¿En qué se ha convertido?— su pregunta fue directa, sonreí para girar a verlo. —"Detrás de cada gran hombre hay un gran delito"— hablé sin mucho conocimiento, no lo tenía, aquella frase la había encontrado en Google y me había gustado desde entonces. —Comprendo— accedí para seguir observando el camino, no había cruzado con él más de tres palabras y al parecer él estaba bien con eso.  —¿Te gustan los emparedados?— Los odiaba más que a todo en esta vida porque con dos tal vez subiría una talla más. Dudosa lo pensé. —Claro— respondí intentando tranquilizarme. —¿A dónde nos dirigimos?— El sonido de mi móvil había llamado mi atención. Sin más lo saqué de mi bolsillo para ver de quien se trataba; deseaba que fueran mensajes de mis hermanos recordando la fecha. Un mensaje de Mario; Exhale mientras abría el mensaje. Un audio me tomo por sorpresa, no habíamos tenido demasiada comunicación desde nuestra última reunión.  //Mario♡// Al despertar lo primero que llego a mi cabeza fuiste tú, hoy es tres... me preguntaba si me permitieras llevarle flores a tu madre.  Sonríe al escucharlo, había recordado a mi madre... valoraba a ese tipo de personas.  Pude sentir la penetrante mirada del tatuado acuchillándome sin piedad. —Es ridículo— se burló sin dejar de mirar el camino... giré a verlo; disgustado... sus facciones lo debían todo. —No lo es— advertí mientras me sentaba mirando a su dirección, recostando mi cuerpo sobre su ventana.  —Acaso no te das cuenta de lo que dices...— su voz ronca se hizo presente. —¿Estas con él?— preguntó para mirarme serio.  —No soy de contarle mi vida privada a cualquier— respondí para girar mi vista al camino... Mario, no sabía que te teníamos; había besos, caricias, pero no pasaban de eso.  [...] Mire como el sujeto estaciono su auto en aquel garage extrañamente grande, los autos eran demasiados. —Ninguno es mío— afirmó sin importancia. —Solo esté— habló refiriéndose a su auto. Después de una charla sin sentido este me había pedido que lo siquiera a la gran casa. —¿Amon eres tú?— Aquella pregunta nos hizo detenernos; giré para encontrarme con el Senador Luis. Los años habían pasado en su rostro, mire su cabello ahora blanco. —Luis— contesté para caminar a él y abrazarlo. —¿Cómo has estado cariño?— preguntó este en medio abrazo, aspire su fragancia seguía siendo la misma que años atrás. —Lucy esta apunto sé ir a dejar flores a tu madre— accedí con una triste sonrisa. —Estoy bien, intentando ser buena persona— afirmé para ver a su supuesto hijo mirarnos alucinado. —¿Acaso no he crecido que me has reconocido en seguida?— pregunté en forma de broma el tipo sonrió.  —Ese cabello rubio es único— murmuró. —¡Lucy!— llamó a la mujer, la cual no tardó en aparecer en el salón.  —Dime— pronuncio. —Es Amon— confesó el sujeto al ver como su esposa me miraba extrañada... y quien no me encontraba cerca de su esposo.  —Amon cuánto tiempo sin verte, has crecido tan... eres toda una adulta—  —Gracias, extraño que vayan a casa a visitarnos— confesé abrazándola más fuerte, ella era como mi mamá cuando la mía falleció. —¿entonces ya se conocen?— preguntó el tatuado mirando toda la escena, me había olvidado por completo de él, accedí.  —Claro, Amon es como una hija para nosotros— contesto el hombre para sonreír a su hijo, sin poder evitarlos los compare... no tenían nada en común.  —¿Cómo es que tienen un hijo? — tenía que preguntar eso -Dios Amon esa boca. —Deniel se fue a Alemania a estudiar desde muy pequeño— me contestó Lucy un poco insegura. —Bueno mucha plática... solo venimos por algo— detuvo Deniel tomando mi mano. Sin entender la situación lo seguí, al estar lejos de sus padres me separé de él bruscamente.  Subimos las escaleras para caminar algunos pasillos... todos me traían ciertos recuerdos. Sin darme cuenta el sujeto abrió una puerta; sí, era su habitación... Entre más que insegura, no conocía nada de él, su mirada me hizo sentarme en su cama.
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