Al día siguiente: 19 de julio La vida de los médicos no cuenta con una agenda, mucho menos con un horario de llegada y de salida. Nuestros horarios son tan impredecibles como lo es la manera que me encuentro con Nayla en estos momentos. —¡Perdón! —exclama al chocarse conmigo en el pasillo. La sujeto de sus brazos para evitar que ella se caiga, pero en vez de evitarlo, hago que los dos caigamos al suelo. —¿Estas bien? Discúlpame, quise evitar que te lastimaras, pero solo empeoré las cosas. —Estoy bien, solo me estas dejando sin aire —bromea. —Perdón —digo entre risas mientras me levanto para después ofrecerle mi mano y así ayudarla a levantarse. —Gracias, salía con prisa porque me llamaron del hospital —me explica. —A mi también, ven, te llevo —le ofrezco. Nayla pareciera pensar po