Mientras tanto, la pequeña Tete observaba la escena con una sonrisa traviesa bailando en sus labios, y aprovechó el momento para escabullirse mientras los tres discutían. —Ya se escapó —informó Dan, al percatarse de la ausencia de Tete. —Es tu culpa —acusó Thomoe, señalando a Wilson con gesto acusador. —Después me culpas, hermano —respondió Wilson, saliendo corriendo detrás de Tete con ánimo de atraparla. —¡Suéltame, suéltame, bravucón, suéltame! —gritaba Tete, entre risas, mientras intentaba zafarse de la firme sujeción de Wilson. Finalmente, Tete logró liberarse y salió corriendo, decidida a escapar de la situación. —La atrapé —anunció Thomoe, conteniendo a Tete entre sus brazos mientras ella no paraba de reír. —Ya déjenme ir, ya me la comí de todos modos —dijo Tete entre risas, d