Por la mañana siguiente Thomoe estiró los brazos en alto y soltó un sonido de satisfacción. —Despierta, cariño. ¿Cómo te sientes? —preguntó Thomoe —Muy bien, cariño. Estoy muy adormilada. Déjame dormir un poco más —pidió celeste mientras se dejaba abrazar por Thomoe —No, querida. Levántate ya o llegarás tarde a la universidad. —Está bien. Anoche no actuaste como un profesor mandón —Se quejó Celeste —Anoche mi alumna favorita... Se movía con desesperación mientras estábamos juntos. Así que no tenía por qué quejarme, pero esta alumna es la más destacada de la clase. —¿Y qué con eso? Quiero dormir más, por favor —suplicó. —¿Y qué? —Sí, déjame dormir y te daré otro round— dijo Celeste, con un tono perezoso pero coqueto. —¿No recuerdas que te van a lanzar al Pentatlón académico?— recor