Thomoe miró a Celeste con una expresión seria, indicando la gravedad de la situación. —¿En verdad quieres saber quién es Tete Morris? —preguntó, dando a entender que lo que estaba a punto de revelar podría cambiarlo todo entre ellos. Sin esperar una respuesta, Thomoe añadió con urgencia: —Ven conmigo. —¿A... a dónde? —inquirió Celeste, con una mezcla de curiosidad y nerviosismo en su voz. —Te mostraré una parte de ella —dijo Thomoe, comenzando a caminar hacia la puerta de su oficina. —Confía en mí. —Pero estoy en clase —protestó Celeste, aunque la curiosidad y la importancia del momento la hicieron ceder. —Vamos. Thomoe salió primero de la oficina, sujetando la puerta para que Celeste lo siguiera. Ambos caminaron en silencio hacia el estacionamiento, donde Thomoe condujo el camino ha