Capítulo 3 — Una nueva oportunidad.

2392 Words
[Jia] Cuando me quedo sola en aquella habitación repleta de un blanco resplandeciente, no puedo evitar recordar aquel extraño sueño. Aquella mujer, sus palabras tan crueles e insensibles, su sonrisa burlona… Naeem. ¿Realmente soñé con mi muerte? ¿El accidente sí fue real? ¿Dónde está mi novio? Un doctor bajo y viejo ingresa a la habitación acompañado por dos enfermeras jóvenes. Se acercan con una pequeña sonrisa en sus labios y comienza a revisarme y a hacerme preguntas para saber sobre mi estado de salud. Decido mantenerme en silencio mientras hacen sus cosas y respondo cosas sencillas. Aún me duele un poco la cabeza, pero el doctor me dice que es normal, debido a la gravedad de accidente. ¿Entonces sí hubo un accidente? Salvé a Naeem de ser atropellado… Él está bien. —Bueno, al parecer todo va según lo esperado. —Me dice aquel hombre y yo suspiro aliviada. Aún me duele todo el cuerpo, pero es reconfortante saber que no me estoy muriendo— La recuperación será lenta, pero sin posibles efectos secundarios y eso es bueno. —Gracias por todo, doctor. —Le digo con amabilidad. Creo que el accidente ha afectado un poco mi garganta, pero supongo que es normal— ¿Mi novio está afuera? Me gustaría verlo. Necesito verlo o moriré de ansiedad gracias a ese horrible sueño que tuve. Tengo que verlo por mí misma y confirmar que todo está bien. —¡Oh! ¿El joven es su novio? —Asiento con algo de timidez, pero lo dejo pasar porque realmente necesito ver a Naeem— La enfermera Kim lo llamará. Sus padres también están afuera, señorita. ¿Mis padres? ¿Papá? Asiento y espero por mis dos personas favoritas. Estoy adolorida, pero a la vez tan ansiosa. Seguramente ambos debieron estar muy asustados y no es para menos. Es la primera vez que me meto en un accidente de esta magnitud. Puedo imaginar perfectamente el regaño que me va a regalar Naeem por haberlo obligado a salir en medio de una tormenta de nieve. Afortunadamente esto no paso a mayores. Me concentro en la otra enfermera que está revisando mis signos vitales y otras cosas, cuando de repente, el mismo chico de cabello castaño, que estaba dormido a mi lado hace un momento, entra en la habitación. Frunzo el ceño porque realmente no lo conozco, pero se ve tan cansado, preocupado e incluso asustado. ¿Será un amigo de Naeem? Y entonces todo se vuelve aún más confuso cuando una pareja entra detrás del chico, caminando directamente hacia mí. La mujer de cabello rubio y ojos azules me mira sonriente mientras llora y agradece una y otra vez que esté a salvo, mientras que el hombre de cabello canoso y ojos marrones llora en silencio y acaricia suavemente mi cabello. ¿Qué está pasando aquí? —Mi dulce niña... Me alegro que estés bien. —Comienza a decir aquella mujer mientras acaricia mis manos con cariño— No sé qué habría sido de mí si te hubiese perdido. Lo lamento tanto, mi pequeña. ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué es todo esto? —Princesa, no te preocupes por nada... Pronto saldrás de aquí y podrás hacer lo que siempre has querido. —Esta vez comienza a hablar aquel hombre. Su tono de voz es cálido y suave— Lo que importa es que estés bien y que pronto saldrás de aquí. Intento sonreír, pero es que todas estas personas son completos desconocidos para mí. ¿Dónde están Naeem y mi papá? —Yo... Lo lamento, pero... —Trago grueso y entonces los veo fijamente— ¿Quiénes son ustedes? Y entonces sus caras cambian por completo al escuchar mis palabras. ¿Qué? ¿Dije algo malo? ¿Es Naeem? ¿Le pasó algo? ¿A papá? —¿Doctor? —Aquella mujer rubia mira desesperada al hombre con bata blanca y luego a mí. ¿Por qué todos están actuando tan raro? —Hija... Cariño, ¿no recuerdas quiénes somos? Esperen... ¡¿Qué?! ¿Hija? —Creo que se están equivocando de persona. —Intento aclarar la situación por muy confusa que sea para mí— Yo no los conozco. No sé quiénes son y estoy segura de que tampoco soy su hija. Todo esto me está volviendo loca. Mientras observo como todo a mí alrededor se vuelve un caos, puedo notar que aquellos señores, que afirmaban ser mis padres, comienzan a exigirle explicaciones al doctor, mi mirada se dirige de pronto hacia el chico de cabello castaño. Desde que fue a buscar al médico cuando desperté, no había vuelto a decir ni una sola palabra. Simplemente ha permanecido ahí, con un profundo y enigmático ceño fruncido. Como si no se creyera por completo todo lo que está pasando frente a sus ojos. Ciertamente comparto el sentimiento. Aun así... ¿Quién es él? ¿Por qué está aquí y no Naeem? —Creo que la señorita Ainsworth está sufriendo un cuadro de amnesia. —¿Señorita qué?— Esto es más común de lo que creen. El impacto que tuvo en ese accidente fue fuerte y aunque no vimos ninguna clase de lesión en la tomografía, estas cosas pueden pasar. —¿Quiere decir que mi hija ha olvidado todo? —Mi corazón vuelve a acelerarse. Esta vez con miedo. ¿Por qué ese señor continúa llamándome hija?— ¿Se quedará así para siempre? —Todo parece ser algo temporal, aunque lo ideal sería realizar nuevos estudios. De todas formas determinar cuándo recuperará la memoria es incierto. —Explica aquel hombre con calma y profesionalismo. Como si viviera casos como estos cada día. Me pregunto si sentirá también mi angustia— Ustedes pueden ayudarla a recordar. De esa forma se sabrá hasta qué punto ha ido olvidando las cosas... Anteriormente mencionó a su novio... El joven que está detrás. A él puede recordarlo. Aquellos señores voltean a ver al chico de golpe, y completamente asombrados, por lo que acababa de decir el médico. Hasta parece que él mismo está sorprendido por todo esto. ¡No me refería a él! ¡Me refería a mí Naeem! —¿Chase? —Pregunta aquella mujer y el chico niega repetidas veces con la cabeza— ¿Chase es tu novio? —Yo... Bueno... Yo. —Sin embargo, decido quedarme callada porque no sé qué más decir y francamente todo esto me está ocasionando un fuerte dolor de cabeza. Seguramente continúo dormida. Sí, todo esto se trata de un estúpido y confuso sueño. —Cómo pueden ver, la paciente está un poco confundida con las cosas a su alrededor. —El doctor decide intervenir, llamando la atención de todos— Haremos nuevos estudios, por los momentos lo mejor será ir de a poco y explicarle lo básico. No hay que abrumarla demasiado para evitar alguna complicación. Las personas que dicen ser mis padres suspiran y asienten, y el doctor se marcha de la habitación aparentemente privada. La enfermera comienza a revisar mis signos vitales, de nuevo, y hace anotaciones en una hoja. Los demás me miran como si fuese alguna clase de animal salvaje herido, preparado en cualquier momento para atacar. ¿Por qué me miran con miedo? Incluso ese chico de cabello castaño lo hace. —Addie... Mi pequeña, no te preocupes por nada. Papá y yo te ayudaremos a que recuerdes todo. —Esa señora me mira como si yo fuese lo más preciado del mundo. Sin embargo, no puedo verla igual. ¿Por qué me llama Addie? ¿Quién es esa mujer que dice ser mi madre? —Addie... —Y es cuando escucho la voz de ese chico que mi corazón se acelera y se pone en alerta. —¿Addie? —Exclamo confundida y fuera de lugar. —Sí, cariño... Ese es tu nombre. —Intenta consolarme aquella mujer. —No es así... —Murmuro más para mí misma— Mi nombre es... Sin embargo, no dejan que continúe con mis palabras, ya que soy interrumpida por el hombre canoso. —Está bien, cariño... No te alteres, ya habrá tiempo para eso. —Me dice con voz tranquilizadora, pero en estos momentos estoy todo menos tranquila— Lo mejor será que descanses, Addie. Y ahí está de nuevo ese nombre. Addie. No puedo soportar todo esto. Definitivamente tiene que ser un sueño. O una mala broma. —¿Podría...? ¿Podrían dejar que haga una llamada? —Hago un último esfuerzo para que Naeem finalmente llegue a mí— Solo será un segundo, yo... —Cariño, ahora mismo no es un buen momento para llamar a nadie, mejor descansa. Te daremos oportunidad después. Esto no está funcionando. —¿Al menos puedo ir al baño? —Suspiro dándome por vencida. Realmente necesito ir. —No se preocupe por eso, señorita Ainsworth. —Me responde la enfermera que se había quedado en la habitación— Tiene puesto un catéter, le ayudará para que no se mueva tanto. ¡Ni hablar! Eso sí que no. —¡Necesito ir al baño! —Exclamo e intento moverme, pero aquella mujer de cabello rubio me obliga a quedarme quieta— ¡Por favor! La enfermera, esta vez con cara de pocos amigos, suspira y asiente no muy convencida. —Está bien, pero no vaya sola. Aún está muy débil y tiene que descansar por completo. Solo por esta vez, lo dejaré pasar. —Con cuidado me quita el catéter y me ayuda a levantar de la incómoda cama. Gimo un poco al sentirme más adolorida a como estaba en la cama, pero decido aguantar y me pongo de pie. La señora de cabello rubio, con mucho cuidado, me lleva directo al baño, mientras que el hombre canoso y el de cabello castaño se marchan de la habitación. Quizás si me tranquilizo, más pronto que tarde, podré despertar de este loco sueño. Porque nada de esto tiene alguna clase de sentido para mí. La mujer me ayuda sentar en el inodoro y suelto un pequeño gemido de dolor, pero le aseguro que estoy bien. —Por favor... ¿Podría darme un poco de privacidad? —Pido, pero ella se niega. —No puedo dejarte sola, Addie. —Cierro los ojos con fuerza al escuchar ese nombre. —Solo será un momento, la llamaré cuando esté lista. —Intento convencerla, pero ella sigue negándose— Por favor... Al principio sigo obteniendo la misma negativa, pero después se unos segundos, la mujer rubia suspira y asiente con lentitud. Una batalla ganada. —No te tardes. Entonces sale de la habitación. Suspiro y trato de tranquilizarme. Finalmente me dejo llevar y hago mis necesidades. Luego, con mucho cuidado, y algo de dolor, me pongo de pie nuevamente y me dirijo hacia el lavamanos. Antes no había podido ver cómo lucía mi rostro después del accidente. Seguramente debe estar muy golpeado, pues los dolores de cabeza son constantes. Finalmente llego e intento abrir la llave del grifo para lavar mis manos, pero me paralizo cuando me veo en el espejo. De inmediato mi corazón se acelera y comienzo a sudar frío. ¿Qué es esto? ¿Qué? No es posible. Con manos temblorosas, toco lentamente mi rostro hinchado y casi suelto un grito por lo que veo. Sin embargo, lo que llama más mi atención es mi desaliñado cabello rubio y el cambio tan abrupto en mi color de ojos. Esta no soy yo. Esta mujer frente al espejo no soy yo. ¡¿Qué está pasando?! —Addie... Addie, cariño voy a entrar. —Escucho la voz de esa mujer al otro lado de la puerta. Sin embargo, yo no puedo estar más asustada. Mi corazón está que se sale del pecho, mi respiración se siente fallida, estoy sudando a mares. Es como si estuviese viendo a otra persona frente al espejo, pero no. Puedo sentirla, puedo sentir todo. ¡Se supone que esa mujer soy yo! —¿Addie? —Puedo escuchar como la puerta detrás de mí se abre, pero no puedo hacer ninguna clase de movimiento. Estoy congelada— Cariño, ¿estás bien? ¿Addie? Addie... ¿Ese es el nombre de la mujer frente al espejo? ¿Addie? Pero no soy yo... Mi nombre es Jia. Yo soy Jia Reagan, no esa tal Addie. ¿Es por esa razón que Naeem no está conmigo en estos momentos? ¿Dónde está él? ¿Dónde está mi rostro? ¿Dónde diablos está la realidad que conozco? "Será interesante ver como sobrellevarás todo esto, Jia." Esa voz, ese sueño. Una nueva oportunidad. ¿A qué se refiere con eso? ¡¿Por qué mi rostro luce como el de esa mujer a la que todos llaman Addie?! ¿Por qué mi papá y mi novio no están aquí? ¡Quiero saber qué diablos está pasando! —Addie... Cariño, vamos a tu cama de nuevo. —Aquella mujer me da la vuelta con demasiada suavidad. Como si tuviese miedo de romperme, como si fuese la cosa más delicada que haya sostenido en sus manos alguna vez— Estás llorando, cariño... ¿Te duele algo? No debí dejarte sola... No te preocupes por los golpes en tu rostro, vas a mejorar y todo será como antes. Te lo prometo. Todo será como antes... Me permito mirar a la señora fijamente y trato de sonreírle, pero esa sonrisa flaquea al instante. —¿Me lo prometes? —Así es cariño, te lo prometo. —Esta vez mi sonrisa sí sale un poco más y ella me la devuelve con dulzura. Sin embargo, casi de inmediato, mis piernas comienzan a temblar sin control y mi corazón vuelve a acelerarse. Es entonces que comienzo a sentirme extremadamente cansada y caigo en los brazos de aquella mujer que me acoge como si tuviese miedo de perderme nuevamente— ¡Tobias! ¡Chase! ¡De prisa...! —A pesar de tener los ojos cerrados y no poder moverme, puedo escuchar la desesperación en sus palabras— Mi pequeña, Addie... Todo volverá a ser como antes. Lo prometo. Y esa última promesa es todo lo que necesito antes de dejarme ir en los brazos de Morfeo. Manteniendo la esperanza de que al despertar podré encontrarme con los ojos de mi Naeem y la dulce sonrisa de mi papá. Realmente eso espero.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD