Capítulo 2 — Sacrificio.

1812 Words
[Jia] Cuando abro los ojos todo está en completa oscuridad. Por un momento pienso que estoy en mi habitación y que me he caído mientras dormía, pero no. Esto no se siente igual. Hay mucho silencio, no se puede ver ni una gota de luz… Es como si estuviera en la nada. ¿En dónde estoy? Lo último que soy capaz de recordar es que estaba con Naeem y un auto perdió el control y entonces yo… ¡No puede ser! ¿Dónde está Naeem? Intento enfocar la vista hacia otro lado, pero no veo absolutamente nada. Tampoco puedo escuchar. Oh, no… ¿He quedado ciega? ¿Sorda también? ¡¿Qué va a ser de mí ahora?! Mientras intento poner en orden mis pensamientos, una fuerte luz blanca y muy resplandeciente me ciega por unos segundos. Se siente como si me apuntara directamente a los ojos, tal cual como si estuviera en una revisión médica, por lo que cierro mis ojos protegiéndolos de todo aquello. —Jia… —Escucho que susurran mi nombre, pero mantengo mi postura protectora y no abro mis ojos— Jia Reagan… Abre los ojos, ¿por qué tienes miedo? Escuchar la voz de una mujer mayor me sorprende mucho, por lo que me armo de valor y poco a poco abro los ojos, sorprendiéndome de que aquella luminosidad cegadora se haya convertido en una tenue luz blanca que posaba encima de una vieja mujer sentada, tallando algo en un pedazo de madera vieja. Intento fijarme en aquel objeto, pero ella de inmediato me hace un gesto para que la mire, y hay algo en su mirada que da muchísimo miedo. Nunca antes la había visto, pero al parecer esa mujer me mira como si me conociese de toda la vida. —Has crecido muy bien, querida Jia. —Menciona de pronto intentando sonar dulce, pero en esta situación ocasiona todo lo contrario. Una brisa muy fría me hace temblar de frío y ella parece notarlo— Sí, la calidez no es la principal característica de este lugar… Te acostumbrarás. —¿Acostumbrarme? ¿Dónde estoy? —Pregunto mirando a la nada. Solo estamos ella y yo en este oscuro y solitario lugar. —¿Ahora mismo? —Asiento— Estás muerta, Jia. La respiración se me corta de golpe y miro a todos lado buscando la cámara escondida. Si esto es una broma, no es nada graciosa. —¿Muerta? ¿Está loca? —Exclamo sin poderme contener y bastante molesta con lo que acaba de decirme. Al parecer aquella mujer se molesta con mis palabras, porque de pronto suelta el trozo de madera que estaba tallando y se levanta de golpe, sorprendiéndome al ser más alta que yo— Yo… ¿Qué es este lugar? No es gracioso, si esto es una broma no… No soy capaz de terminar mis palabras, puesto que aquella mujer, ahora de vestido largo y muy alta para mi gusto, se acerca de pronto hacia mí y no puedo evitar soltar un grito ahogado al ver que prácticamente ha recorrido el corto trayecto hacia mí flotando. ¡Flotando! —¿Por qué nunca me creen a la primera? —Suspira con pesadez y de pronto soy jalada hacia una silla de madera que antes no estaba ahí. Intento levantarme, pero no puedo, es como si estuviera paralizada— ¿Tengo que asustarlos siempre? Es por eso que las personas que se me escapan le tienen miedo a la muerte. —Esto no puede ser real, esto no puede ser… —Cierro los ojos y comienzo a murmurar sin poder parar. Si antes estaba asustada, ahora estoy petrificada— Tiene que ser un sueño… Sí, una pesadilla. En cualquier momento voy a… —¿A despertar? —La mujer suelta una tétrica carcajada que detiene mis palabras por completo— Jia… Tú no vas a despertar. Entiéndelo niña, estás muerta. ¿Acaso no lo recuerdas? Adelantaste tu tiempo para salvar a tu novio. —¿Naeem? —Su recuerdo me invade de golpe y de pronto mil imágenes se me cruzan por la mente, cosa que me pone en alerta— ¡Naeem! ¿Cómo está él? ¿Dónde está? Aquella mujer levanta su mano y se escucha un chasquido que resuena por todos lados. Es un ruido ensordecedor. Y entonces abro mi boca sorprendida al ver que ya no estamos rodeadas de oscuridad absoluta, sino que ahora estamos en medio de la sala de un hospital. —¿Qué…? ¿Cómo lo…? —Me quedo con las palabras atoradas en mi garganta y me levanto de aquella silla en la que anteriormente era prisionera. —¿Ahora sí me crees? —Pregunta la anciana con una ceja arqueada y una sonrisa de autosuficiencia adornándole la cara— Deberías sonreír, es muy divertido ver esto. ¿Es divertido saber que estoy muerta? ¡¿Qué clase de mujer loca es esta?! Definitivamente esto tiene que ser un sueño. Estoy por responderle cuando un ruido ensordecedor me hace caer al suelo. Es como si estuviera al lado de una pizarra a la cual le están clavando unas uñas filosas con fuerza, por lo que caigo al suelo con ímpetu. Todo parecer ir en cámara lenta. Una camilla rodeada por varias enfermeras y doctores pasan a mi lado, luego perdiéndose a lo largo del pasillo. Mientras más se aleja de mí aquella camilla, mejor me siento por lo que levanto la cabeza con cuidado y abro la boca al ver a Naeem correr hacia esa dirección y con una expresión de pánico en su rostro. Me levanto usando toda mi fuerza y grito su nombre varias veces, pero él no me escucha, simplemente continúa su trayecto, pero un par de enfermeras lo detienen. Sin pensar en nada más, corro hacia él e intento tomarlo de la mano para que me vea, pero chillo horrorizada al ver que mi mano lo traspasa cual fantasma en una película de terror. —¿Qué pasa? ¿Qué es…? —Murmuro más para mí y totalmente ida— Naeem… ¡Naeem, mírame! Soy yo, Jia… ¡Naeem! Sin embargo, él no hace ni un solo movimiento hacia mí. Estoy y a la vez no. No soy visible a su vista, no puede ver que estoy a su lado, suplicando por su mirada. Por un pequeño contacto. —Ya deja de gritar, niña. —Se queja la anciana mientras me mira— Me estás haciendo doler la cabeza. —¿Cree que esto es divertido? ¿Por qué Naeem no puede verme? —A este punto, más que asustada, estoy molesta. —Te lo he dicho varias veces… ¡Estás muerta! —Grita con cansancio— ¿Quién crees que era aquella persona en la camilla? ¡Eras tú, niña tonta! —Si me llevaban a urgencias, entonces sigo con vida… —No por mucho, créeme… —Entonces levanta su mano y me muestra un extraño dije con una piedra circular dentro— Estás en algo que aquí conocemos como el limbo. A un paso de cumplir tu transición. Digamos que este es un momento para que las personas puedan despedirse de este plano terrenal. Yo siempre me opuse a esta idea, pero no te voy a negar que verlos tan confundidos es lo más divertido de mi trabajo. Me permito mirar a aquella mujer que no parece tener ninguna clase de sentimientos. Hasta parece que se alegra por lo que me está pasando. —¿Acaso no te importa cómo me duele esta situación? —Las lágrimas se acumulan en mis ojos y no creo poder detenerlas— ¡Acabo de perderlo todo! —¿Sabes cuantas muertes he visto en este lugar, niña ingrata? —La anciana parece enojada, pero su expresión cambia a una más burlista en cuestión de segundos— Si me pongo a llorar con cada uno de ustedes, me arrugaré mucho más y eso no es divertido. —Usted… Es tan… ¡Ahg! —Aquel ruido ensordecedor vuelve a aparecer con más intensidad y vuelvo a caer al suelo mientras me retuerzo de dolor. Apenas y puedo visualizar otra camilla que me traspasa con gran velocidad para luego perderse por el pasillo. Naeem pega un brinco al ver aquel alboroto, pero se distrae al percibir a una enfermera acercársele. No puedo escuchar lo que dice, pero él niega varias veces con la cabeza y cae al suelo para luego golpearse el pecho con fuerza. Aquel sonido es cada vez más ensordecedor, tanto que duele… Me lastima. ¿Ya es hora? ¿No lo veré nunca más? —¡Oh! ¿Así que eras tú la de la nueva oportunidad? —Lo único que soy capaz de escuchar es la voz de aquella mujer— Lástima, pensé que esto sería todo. Será interesante ver como sobrellevarás todo esto, Jia. —¿Qué…? —Ella se acerca a mí y coloca algo en mi cuello para luego alejarse y sonreír de manera bastante tétrica— Por favor… Duele… ¡Ahg! —Qué interesante color… Serás mi nuevo programa favorito, Jia Reagan. Una nueva oportunidad, para que vuelvas a escoger. —Suelta una carcajada y luego todo se oscurece, pero aún sigo en el suelo gracias al ruido incesante— Vaya, pero que suertuda eres, según lo que estoy leyendo… Adelantaste tu tiempo, pero ahora tienes una segunda oportunidad. Elige bien, porque al no escoger el camino correcto, terminarás de la misma forma que ahora… Ahora, vete de aquí. Me haces doler la cabeza con tus quejidos. —¡No, espera! —Alzo mi mano hacia ella, pero no puedo hacer más nada ya que el ruido se ha vuelto más doloroso y al escuchar un chasquido todo se detiene. [...] Abro los ojos con bastante dificultad. Todo está borroso a mí alrededor, me duele la cabeza, mis labios están secos y tengo mucha sed. ¿Qué me pasó? ¿Todo fue un sueño? Miro por todas partes y el color blanco es lo que predomina en la habitación. A mi lado están unas máquinas y en mis manos y nariz tengo muchos cables y otras cosas que son realmente incómodas. Hospital… Estoy en un hospital. Miro a mi costado y noto a un chico de cabello castaño desordenado, con la cabeza gacha. Parece estar durmiendo, pero no puedo asegurarlo. ¿Quién es él? Levanto mi mano lentamente y de inmediato siento un dolor que me estremece y me hace soltar un gemido de dolor, cosa que hace despertar al chico a mi lado. Frunzo el ceño al verlo, pero no soy capaz de decir nada al ver un mar de lágrimas correr por sus mejillas, para luego sonreír. —Dios, has despertado… —Murmura con alivio y se levanta de golpe del asiento— Espera, no vayas a dormirte… ¡Doctor, ella ha despertado!
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD