Con mi corazón palpitando con fuerza, en un impulso inaudito para mí, levanto mi mano, estrellándola contra su mejilla. Su cuerpo, no se mueve ni un milímetro, es como si estuviera hecho de piedra, solo noto cómo mis ojos se abren por la impresión de lo que he hecho y vislumbro su piel enrojecerse. Él, hace ademán de acercarse a mí, pero, súbitamente, cae al suelo. Me aparto, dando un salto, mientras me cubro la boca con mis manos por la impresión «¿Pero qué demonios?» me pregunto. ─Dime que no te maté, no, no, no ─murmuro, inclinándome a su cuerpo boca abajo. Tiene los ojos cerrados y reviso su respiración…solo está ahogado en alcohol. Dejo salir un suspiro─. Ser viuda, no creo que sea una opción viable ─agrego, admirando lo sereno que se denota, como si no fuera malvado, y es muy atr