Paso saliva, invadida por los luceros miel de Ezra y con su comisura bailante. El mismo sujeto que es cruel conmigo, juega con mis sentidos, es lascivo y jocoso al mismo tiempo. Aprieto mi mandíbula en una muestra de incomodidad. Él, vuelve a colocar su mano en mi mejilla, acariciándola. ─Hubiera querido, ver cómo lo hacías a mi nombre ¿Quieres más inspiración? Porque, podemos encargarnos de este asunto ─expresa, y sé a lo que se refiere. Su m*****o sigue empalmado, seguramente, muy doloroso. Sus palabras son como electricidad para mí, que recorren todo mi cuerpo en busca de una explosión. Remojo mis labios, dejo salir un suspiro, y clavo mis ojos en los de él. ─No estaba pensando en ti, mientras tenía ese delicioso orgasmo ─miento, sus ojos, se abren, con cierta impresión, y su ce