Las palabras de Maruja retumbaban en la mente de Miguel, estaba consciente de que todo lo que le estaba diciendo era la realidad. Eso lo llenaba aún más de dolor porque sabía que estaba llevando su hija a dar un paso que iba a destruir su vida por completo. Se sentía totalmente destrozado con todo lo que ella le estaba recriminando, caminó cabizbajo hacia dónde estaba Emperatriz y le dijo entre lágrimas: — Tu madre tiene razón en todo lo que está diciendo, soy el único culpable por toda esta desgracia, la vida me está cobrando un precio muy alto por haberme dejado llevar por el vicio del juego y las apuestas. No puedo permitir que te cases con Rogelio y que pagues mis errores. Emperatriz le contestó entre sollozos: — Papá, lamentablemente tengo que hacerlo, tengo que casarme con el señ