El infarto

1409 Words
Emperatriz no cabía de su asombró al escuchar las palabras tan frías y superficiales de su madre, eso le generó más horror que la misma propuesta en sí. Miguel también había quedado en shock al escuchar a su mujer, no podía creer hasta donde llegaba su egoísmo y su falta de consideración para con su propia hija. — ¡Pero Maruja por Dios! ¿Te estás escuchando? ¿Te das cuenta de lo que acabas de decir? Yo vengo consternado y me puse muy mal cuando Rogelio me hizo esa propuesta y tú lo estás tomando como algo muy normal sin pensar por un momento en lo que está sintiendo nuestra hija. Emperatriz enseguida dijo entre lágrimas: — Te desconozco mamá, no puedo creer que siendo mi propia madre no te importe vender a tu propia hija, porque si no te has dado cuenta, eso es lo que pretende ese señor, comprarme a cambio de pagar las dos hipotecas. Me parece algo ruin y descarado de su parte. ¿Pero papá tú qué le dijiste? Por favor habla. — Hija por supuesto que no acepté, es que no podía hacerlo, eso sería aberrante. Maruja enseguida dijo: — Pero por favor, ya déjense de sentimentalismos cursis, ¿No se dan cuenta que es una buena oportunidad para poder salir de esta bancarrota en donde tú mismo nos has metido Miguel? Además ¿Para qué sirve el divorcio? Sería muy fácil divorciarse de él o largarte muy lejos después que todos tengamos nuestro prestigio y nivel económico asegurados. Además Rogelio no está de mal ver, es un hombre joven, muy atractivo y el dueño de un montón de propiedades que pueden pasar a tus manos Emperatriz, no seas tan egoísta, piensa también en nosotros que te hemos dado todo a manos llenas y que ahora es justo que retribuyas todo ese amor y cariño, dándonos la vida que realmente merecemos. — No, no puedo escuchar lo que estás diciendo mamá, es algo realmente aberrante escucharte decir eso, es que pareciera que no soy tu hija, tu misma me pariste. Por Dios mamá ¿Cómo me voy a casar con un hombre que ni siquiera conozco bien y que a duras penas he visto solo un par de veces? Además sabes perfectamente que estoy enamorada de Guillermo, él es el gran amor de mi vida y hemos planificado casarnos para cuando yo termine de graduarme de enfermera y para eso faltan a penas unos meses, yo no puedo casarme con un hombre queriendo a otro, eso jamás lo haré. — Pues es que definitivamente eres igual a tu padre, no piensan las cosas antes de hacerlas, no te has puesto a pensar que ese jovencito el tal Guillermo, no tiene nada que ofrecerte, es un simple ingeniero que no tiene trabajo fijo y tampoco tiene aspiraciones, solo vive soñando en hacer no sé qué proyecto, creyendo que puede llegar muy lejos con eso. Se necesita de dinero para poder mantener la vida de nivel a la que estás acostumbrada Emperatriz y eso no te lo va a dar el tal Guillermo, ¿Me entendiste? Miguel estaba demasiado angustiado y comenzaba a sentirse mal, solo escuchaba a su hija y a su mujer discutiendo y eso le generaba más preocupación e impotencia al sentir que no podía solucionar nada para evitar ese trago amargo por el que estaba pasando él y su familia. Pero lo que más le dolía era su hija, él no quería que su hija pasara por tanto dolor y sabía que en el fondo todo lo había generado él con su irresponsabilidad de haber perdido el patrimonio de la familia. En ese momento le comenzó un fuerte dolor en el pecho que hizo que éste se cayera al piso ante la mirada llena de horror de ambas mujeres que inmediatamente dejaron de discutir para auxiliar a Miguel que ya se encontraba en el piso totalmente desmayado y además inconsciente. — ¡Papá! ¡Papá! ¡Papá! Por Dios papito ¿qué tienes? Rápido mamá llama una ambulancia mi papá se está muriendo. Maruja salió corriendo y llamó al número de emergencias e inmediatamente pidió que le enviaran una ambulancia. (...) Dos horas después.... Miguel había sido trasladado a una clínica privada, al momento que Maruja y su hija fueron a verificar si ya lo del seguro médico estaba listo, la persona que estaba haciendo el ingreso le dijo: — Señora la clave del seguro médico ha sido negada. ¿Tiene alguna otra forma de p**o? — ¿Cómo que ha sido negada la clave? Eso no puede ser, es un seguro por una suma lo suficientemente grande para poder cubrir no solamente el ingreso de emergencia, sino hasta el tiempo de hospitalización que mi esposo requiera en esta clínica. Sin dudas debe haber un grave error, así que no me diga que mi esposo no tiene ya el seguro. Eso es imposible. — Pues lo siento señora Cimarro, pero la clave ha sido negada por falta de p**o, al parecer ustedes tienen una deuda muy grande con el seguro y por eso no pueden aprobar la clave de ingreso, le agradezco que me diga ¿Cómo sería su método de p**o para poder cancelar el ingreso a la emergencia? ¡Claro! Sin contar los gastos médicos que el paciente vaya a necesitar cuando el médico termine de verlo. Maruja y su hija se miraron aterradas, la verdad es que era una situación que se escaba de sus manos puesto que ellas no tenían ni un solo centavo. — ¿Mamá y ahora qué vamos a hacer? — le preguntaba llena de angustia Emperatriz. Maruja que estaba llena de odio a su marido por haberlas llevado a esta situación tan deplorable y humillante para ellas, enseguida le respondió: — Pues la verdad es que no sé qué decirte, si no pagamos el ingreso de tu padre a esta clínica, corremos el riesgo de que lo saquen y encima quedarnos endeudados aún más de lo que ya estamos. En ese momento salió el médico que estaba atendiendo a Miguel y se acercó a Maruja y a su hija mientras les decía: — Señora Cimarro le tengo noticias de su esposo. — Pero dígame doctor, ¿Cómo está mi marido? ¿Qué es lo que tiene? — El señor Miguel ha sufrido un infarto, y tiene que ser operado de emergencia porque tenemos que ponerle un marcapaso, de lo contrario su vida corre peligro. Emperatriz y Maruja se quedaron aún más consternadas puesto que ahora las cosas se complicaban aún más de lo que ya estaban. Tenían que buscarle una solución, porque ahora no solamente el problema era que estaban a punto de quedar en la calle, sino que también la vida de Miguel tendía de un hilo. Maruja miró a su hija y aprovechándose de la situación de emergencia que acababa de ocurrir, le dijo: — Emperatriz con llorar no ganas absolutamente nada, eso no le va a salvar la vida a tu padre, en cambio hay algo que puedes hacer por él que sí puede salvarlo y que además nos sacaría de toda esta miseria. La solución la tienes en tus manos y es que te cases con Rogelio Salinas. Emperatriz miró a su madre llena de horror, estaba realmente impactada, no salía de su shock. Ella no quería casarse con un hombre que no conocía, además de que su corazón le pertenecía a otro. — Por Dios mamá, no me parece Justo, yo no quiero casarme con el señor Rogelio, por favor no me pidas eso. — ¿Entonces qué prefieres? ¿Qué tu padre se muera? Entiéndelo Emperatriz, la única que puede salvar a Miguel de la muerte eres tú o de lo contrario vas a llevar ese remordimiento para toda tu vida si a tu padre llega a pasarle algo. Entiéndelo se puede morir lo acaba de decir el doctor, y encima tenemos la deuda de esta clínica porque ni siquiera tu padre pudo tener la precaución de seguir pagando el seguro médico. Emperatriz se quedó totalmente pensativa mientras le corrían las lágrimas por su rostro, sabía que la única que podía tomar una decisión era ella, además ahora estaba en riesgo la vida de su padre, y ella lo amaba más que nada en el mundo, así que no podía permitir que a él llegara a pasarle algo cuando ella podía hacer algo para salvarlo. (...)
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