Las palabras de Alexander hacen eco en mi mente, la sinceridad en sus palabras, los gestos en su rostro, las manos del padre de mi hijo sobre mi vientre… Todo lo acontecido en estas semanas no han sido más que caos y son pocos los momentos en los que me sentí con tranquilidad, segura. Esta noche pude comer, el malestar estomacal desapareció, el olor a sangre de esa perra se fue y pude hablar con Alex como si fuera un amigo de toda la vida, sin peleas ni discusiones absurdas. Me sentí tranquila, cómoda y protegida, aunque este encerrada en las paredes de piedra de esta enorme mansión en donde no corro ningún peligro. Hoy lo estuve… con él. Y sentí la misma tranquilidad con Alex, cómo cuando estoy con Peter o mi padre. ¿Por qué me siento así? -Estas intentando borrar con el codo lo que e