Sam El día volvió a estar soleado, las calles llenas de coches, era la hora pico, la primera hora de la mañana, todos iban a trabajar, todos estaban yendo a sus reuniones, oficinas, locales, la ciudad iba cobrando vida mientras Mateo y yo nos encaminábamos a la primera casa que íbamos a ver. - ¿En qué piensas? – murmura y lo observo. - Pienso en todo y nada – vuelvo a mirar afuera – Somos tan insignificantes en este momento, debemos ser como hormiguitas desde arriba – miro las nubes. - Pensamientos profundos desde tan temprano – sonríe de lado. - ¿Recuerdas cómo empezó lo nuestro? – me mira un segundo y vuelve a mirar a la carretera. - ¿A qué parte de todo te refieres? – elevo una ceja - ¿Cuándo te escuche gemir? ¿Nuestro beso fogoso en la boda