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Nuestra condena

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Blurb

Las cartas se encuentran echadas en la mesa, las agujas del reloj no para y Sam y Mateo deberán decidir que hacer con sus vida y su relación.

Ya no hay espacios para dudas, no tienen tiempo para arrepentimientos y tienen que decidir, pelear por su futuro o dejar que la vida les pase por encima.

Sam ya sucumbió a Su Deseo, Mateo ya competió Su Pecado, ahora ambos caerán en una condena, una tan dulce y placentera que los llevara a un lugar que nunca pensaron.

Nadie te prepara para los juegos de la vida, ellos lo saben bien ¿lograran salir ilesos? ¿Serán capaces de ser felices finalmente?

Comienza el tramo final de la historia, es hora de tomar decisiones ¿Podrán?

Tercer libro de la Saga Amor Prohibido.

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1. La muerte del señor Jones
Sam La vida es un limbo, un gran y caótico limbo, en un momento estás y al otro ya no, estamos para cumplir un propósito, una vez que lo hicimos, cuando terminamos con él, nos vamos, emprendemos el viaje hacia el más allá, con nuestros seres queridos, con los que ya no están, los que nos dejaron. Trate de imaginarme cómo habían sido los últimos momentos del juez Jones, buscaba encontrar las palabras al suceso y por sobre todas las cosas a las acciones de su hija. No podía creer que alguien fuera capaz de matar a su propio padre, mi educación no lo permitía, porque ninguno de nosotros éramos así, no teníamos ese tipo de maldad en el sistema, jamás dañaríamos a un ser vivo, no estaba en nuestro lenguaje y verlo en Mía fue shockeante. Los días posteriores a su encarcelamiento fueron complicados, Mateo se la pasaba yendo y viniendo al juzgado y la comisaría, me habían hecho declarar unas tres veces y ahora, gracias al intendente de la ciudad nos encontrábamos por entrar en juicio, algo que debía demorar meses, solo tomo un par de días. Las hileras de bancos se disponían sobre el suelo gris topo, algunos tenían un pequeño diseño, otros simplemente eran lisos. Una baranda de madera oscura separaba el lugar donde iban el público de los involucrados, en este caso nosotros éramos los involucrados. James y Tracy los abogados de ambos, Mateo no podía ejercer en este momento o no quería, supongo que yo tenía que ver en eso, no paraba de llorar, no podía parar, estaba demasiado sensible para hacerlo, no encontraba la forma tampoco, porque las hormonas me tenían el humor por las nubes y eso no era bueno, pero no diría nada todavía, a pesar del estrés en el que me encontraba Observe el lugar donde estaba el jurado, las sillas dispuestas para ver todo lo que pasaba, la mesa de la defensa, donde nos hallábamos con cuatro sillas y la del acusado, donde solo estaba una abogada, se la veía molesta mientras acomodaba su cabello rizado y n***o. sobre su cuerpo descansaba un traje de dos piezas n***o, falda de tubo y saco, con una busa salmón, nos miró un momento e hizo una mueca, al parecer no estaba de acuerdo con esto. El policía se acercó un poco y pronunció las palabras que tanto esperaba “Todos de pie para recibir el jurado”, nos levantamos, cuatro mujeres y cuatros hombres entraron en la sala, ninguno miro, solo se quedaron de pie mientras el oficial volvió a hablar “Todos de pie para recibir a la jueza Liberman”. La puerta se abrió, una mujer de cincuenta años se hizo presente, su cuerpo cubierto por la toga negra, su cabello corto con corte bob, piel como el chocolate y ojos oscuros, sus labios llevaban labial marrón y sus manos varios anillos. - Pueden sentarse - su voz se escuchó en todo el lugar - Por razones de seguridad la acusada no ha sido traída todavía, pero a partir de este momento se hará presente en la sala, por esa misma razón les pedimos que no dejar ningún objeto que pueda ser usado como arma – mire a Mateo - Además no se la despojara de sus esposa - dicho eso hizo una seña al oficial y Mia entro. Su cara sonriente inundo el lugar, sus ojos no paraban de mirar a los presentes mientras se acomodaba el cabello como si estuviera en un concurso de moda, Mateo apretó su mandíbula y yo quise golpearla, nos había arruinado la vida y ahí estaba ella, sonriente, mirando a todos, hasta que nos encontró, sus ojos se posaron en Mateo primero, una mezcla de alegría y satisfacción inundo su mirada, luego me observo a mí, sus ojos mostraron odio puro, me removí inquieta en mi lugar mientras ella era llevada a su lugar. El juicio dio comienzo, James mostro las pruebas de todas las denuncias que había puesto Mateo y como ninguna de ellas llego a este punto, hizo referencia a la muerte de su padre el señor Jones y la cinta de las grabaciones del lugar fueron puestas frente a todos. Lo primero que se ve, es a ella llegar a casa, es la toma de una cámara del exterior, la hora exacta en que llega es las ocho, luego se la observa caminando detrás de su padre hasta la cocina, toda la sala esta en un gran silencio, mientras se observa como paran la cinta. - Señoría, el video tiene audio, si usted lo autoriza, queremos ponerlo – la abogada de Mia se levantó. - Objeción, esto no tiene nada que ver con sus clientes – James sonrió de lado. - Sí tiene – miro a la jueza – En esta cinta se habla del señor Wells y la señorita Hamilton – la jueza lo mira. - No a lugar – contesta a la aboga – Proceda. Mi suegro sube el volumen de la televisión y comienzan los ruidos, Jones va a la heladera por algo de comida y Mia se sienta en la banqueta. - ¿Qué se supone que haces? – la miro molesto - ¿No te das cuenta como estas poniendo en riesgo a todos? – ella ladeo su rostro. - No hago nada, esa mosquita muerta de la Hamilton es el problema no yo – grito – Me lo quito y ahora se pasea por ahí como su prometida, no puedo quedarme quieta – golpeo la mesa – Ellos me van a pagar, Mateo y Sam me las van a pagar – su padre paso la mano por su rostro. - Hija, estas fuera de control, no sé qué te ocurre, traté de creer que estabas con tratamiento, hablamos de que lo harías cuando decidí cubrir todas tus mierdas, pero esto es mucho – negó – Casi matas a Mateo, apenas salió con vida de ese departamento, no entiendo que quieres hacer, ¿Matarlo? ¿Quedarte definitivamente sin él? – mi novio apretó su puño. - No, no era eso, solo dormirlo, entrar y cuando esa mosquita muerta llegara matarla, la idea era matar a Sam – su padre la miro horrorizado y puedo jurar que mi madre jadeo. - ¿Pero que dices? ¿Matar? ¿Hablas en serio? – el hombre comenzó a caminar – Esto esta mal, muy mal, se esta saliendo de control. - Solo termino con ella y listo, se acaba todo – Jones negó – Solo necesito quedarme aquí unos días y… - no pudo seguir hablando - Y nada, te voy a internar, estas loca, te has vuelto una completa desquiciada Mia, esto no esta bien, tú no estas bien, llamare a la policía y… - observo como saca el arma y apunta a su padre. - ¡No harás nada! – grita y él se detiene. - ¿Qué haces? Mia – la mira horrorizado - ¡Soy tu padre! - Exacto y no quieres ayudarme – se escucha el clic del desbloqueo – Es una pena. Jones trata de hablar, pero el primer estruendo suena haciendo que varios de los presentes no sobresaltemos, la mayoría mira horrorizada la escena, yo incluida, el disparo había sido justo en la frente, pero no conforme con eso, ella camino hasta su lado y disparo tres veces más a su cuerpo. Escondí mi rostros en el cuello de Mateo un segundo y vuelvo a mirar, ahora ella lo carga hasta llevarlo a lo que parece un estudio y tirarlo ahí, luego vuelve y limpia toda la cocina. James apaga la cinta y mira al jurado. - Como verán, la señorita Mia Jones tenía planeado matar a la señorita Hamilton y provoco la casi muerte del señor Wells – vuelve junto a nosotros. La abogada de ella suspiro, no parecía muy feliz con defenderla, pero el estado le proporciona un abogado en caso de no tener quien la defienda. El primero en pasar fue Mateo, él se subió ahí y comenzó a contar como aquella mujer había hecho su vida imposible durante años, la misma historia que sabia yo, solo que estaba vez había más para saber, pequeños detalles que evito decir, pero oírlos ahora eran escalofriante, explico la cantidad de veces que la llevo a internar, los nombres de los médicos que la vieron y como salía al otro día sin problema. Dejo mal a jueces, médicos, psicólogos y psiquiatras, policías, mi chico tenia el nombre todo aquellos que la vieron, con todos los que hablo, James sonreí y Mia parecía caer cada momento más profundo. Me tocó declarar, comente el poco trato que tenía con ella, las cantidad de veces que nos vimos y como fue la interacción, hasta que llegamos al momento de nuestra casa, cuando su arma no dejaba de apuntar mi cabeza, conté todo lo que hablamos, las cosas que me acordaba, quienes estuvimos y como termino todo. Omití la parte de Miley con un arma, estaba en el video, no me preguntaron por eso tampoco, ni siquiera su abogada. La sesión se dio por terminada por ese tendríamos que volver al otro día, pero yo no quería regresar, no tenía fuerzas para llevar aquello adelante. - ¿Qué ocurre? – Mateo tomo mi mano y la beso. - No quiero volver – murmure mirando la ventana – Quiero que esto termine. – suspire sin mirarlo. - Mañana termina todo esto nena – una lágrima recorrió mi rostro – Mañana podremos volver a vivir – lo mire y abrió sus brazos para acunarme – Me tienes preocupado nena – mire a los guardias que manejaban. - En casa hablamos – murmure antes de acomodarme y cerrar los ojos.

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