Escucharla llorar fue mi condena, sentir sus labios susurrar aquella canción una y otra vez fue como una daga para mi corazón. Apenas lograba procesar todo lo que ocurría, la cantidad de sangre, sus gritos de dolor, su llanto, por dios, la forma en que Sam lloraba, la manera en que se retorcía buscando un poco de paz, la canción, la bendita canción. Se la llevaron por la cantidad de sangrado, porque necesitaban controlar la situación, asegurarse de que nada le ocurriera, que nada me la arrebatara, pero no me dejaron ir, no podía estar ahí dentro sosteniendo su mano como quería, no podía hacer nada, solo avisar a la familia, tratar de protegerla, ser su apoyo. Tome mi móvil y marque el primer número, el sonido del tono me corto la respiración por un momento, todo esto me tenía en una apn