Sé mi amigo con derechos

20. AMIGOS 2.0

HELENA

¡Un éxito! Si debo calificar la primera noche de este experimento, lo haría como un total éxito. Las caras de las mujeres del lugar admirando a mi compañero, el tipo malo y frío muriéndose por mí. La cara de los tipos deseando alguien les bailara como yo.

No quiero sonar cruel, pero los años no pasaron en vano. Mis ex compañeros y compañeras la mayoría parecen señores mientras yo sigo viéndome joven, los de mi hermana, que son 6 años menores, lucen algunos de mayor edad que Max o yo. Creo que lo físico no es lo que los hace ver así, sino el espíritu, las caras largas de tener que trabajar en cosas que odian, las responsabilidades que no querían, incluso el atarse a alguien que no amaban solo por sentir que pasada una edad no podrán encontrar a nadie más.

Entramos al departamento y le propongo celebrar la victoria, mañana es domingo y en el estricto horario de mi mamá hay un almuerzo hasta la tarde, lo cual nos da tiempo de dormir, así que por qué no beber. Con música a todo volumen armamos varios shot y se nos ocurre un juego sobre verdades, uno a uno vamos empezando por preguntas inocentes hasta que terminamos en temas sexuales, contando las mejores y peores anécdotas de cada uno.

- Déjame ver, viviste sola tantos años y solo 5 parejas.

- Sí, ¿por qué no me crees?

- Son pocas.

- ¿Pocas? – me río – para ti que debes tener todo un directorio telefónico supongo que sí, acá en mi tierra, siendo mujer, son demasiadas. Casi una prosti según las decentes.

- Prosti no, porque no cobraste. Aunque yo sí cobrara, imagina, mi trabajo soñado.

- Sí, pero nada enloquecedor. Fueron divertidos, solo que ninguno volteó mi mundo como se supone lo harían.

- ¿Ni Bruno?

- Peor Bruno, aquí entre nos, fue el peor – reímos.

- Siendo sincero yo me he divertido, me encanta volver loca una mujer. Aunque aquí entre nos, sigo esperando una que logre volverme loco a mí, adicto.

- Salud entonces, por los que no hemos enloquecido… por lo menos ahí – chocamos vasos y reímos. Nos quedamos viendo, en una atracción que ya no podemos negar.

MAXIMILIANO

La tengo frente a mí, luciendo tan sexi, tan atrevida, tan divertida, tan… tan… tan ella. Mi cuerpo reacciona, mi mente suelta el control y me desconozco.

- ¿Cuánto vamos que yo podría enloquecerte? – digo coqueto, tratando de ocultar mi nerviosismo.

- O podría hacerlo yo – el tono de su voz es seductor - ¿quieres apostar? Puedo sorprenderte – se acerca, dejando un diminuto espacio entre nuestros labios.

- No tienes idea de lo que dices, ¿sabes contra quién quieres competir? Tú mejor que nadie conoce mi historial – acepto el reto.

- Quién dijo miedo – sus ojos brillan.

- Hagámoslo interesante entonces. Si yo gano, durante un mes cumplirás todas mis fantasías.

- Vaya, no esperaba eso – sonríe - ok, puedo hacerlo, pero si yo gano – ilusa – me deberás un favor, hasta que yo decida cobrarlo como quiera.

- No voy a firmar un cheque en blanco.

- Te tienes poca fe entonces – lame su labio.

- No, no, no – acaricio el sitio donde se lamió con mi pulgar.

- Entonces, ¿a qué le temes?

- A dañarnos – suelto nervioso, confío en ella.

- Nunca lo haremos – luce segura.

- Ok, acepto – la tomo del cabello y la atraigo a mi boca, ella me esquiva moviéndose hacia atrás, jugando conmigo, se aleja.

- Esto es una competencia, yo soy muy competitiva. Espera mi señal.

Camina y apaga la luz, escucho sus risas mientras se dirige a la habitación, la sigo a oscuras cuando me llama, no veo nada y los tragos encima dificultan más mi caminata, tropezando con todo a mi paso. Al llegar la busco con mis manos sin éxito, hasta que enciende una lámpara.

- Quiero que puedas verme bien – dice con una sonrisa coqueta.

Está completamente de n***o, bralette y tanga de encaje, medias de malla hasta el muslo, sus tacones de punta de aguja a juego, ni siquiera entiendo en qué momento se puso todo eso. ¿Tardé tanto? ¿Ya tenía la ropa interior y solo agregó las medias? Dejo de pensar y disfruto de la vista, su sonrisa pervertida, su ceja levantada desafiante, su modelado descarado hasta llegar a mí, mientras me quito mi camisa impaciente. Trago saliva, he soñado tanto con esto, porque sí, he tenido fantasías con ella desde ese viaje donde dormimos cada día juntos.

Me sujeta del pantalón y me lleva hasta la cama, me lanza en ella, quitándome la ropa faltante para dejarme totalmente desnudo. Sujeta a mi amigo entre sus manos, empieza a jugar, me mira coqueta y pasa la lengua sobre su cabeza, un gemido sale de mis labios. Lame, chupa, como si de un delicioso helado se tratara, encendiéndome más y más, sujeto su cabello tratando de controlar la situación, pero no, me suelta, se sube sobre mí y empieza a torturarme. Me usa frotándose, sin dejar esa sonrisa pervertida que demuestra está pasándola bien.

- Déjame metértelo – susurro coqueto.

- ¿Sí?

- Sí – asiento con una voz suplicante que ni yo mismo reconozco.

Y la siento, cada parte de ella, siendo uno solo. Se mueve a su ritmo, cada vez más y más rápido, de la forma que quiere, sujetando la cabecera de la cama con su mirada al techo, dejándome observar sus bellos pechos. Sostengo también la cabecera buscando resistir, contenerme un poco más, queriendo ganar, hasta que me rindo. Agarro sus caderas con fuerza y me dejo llevar por la sensación, al poco tiempo la siento a ella llegar. Nunca había terminado dentro de alguien… > El pensamiento dura un segundo, es reemplazado por > ¿qué me pasa?

- ¿Empate técnico? – le digo agitado, casi sin aliento, sin soltar sus caderas, se separa de mí para acostarse a mi lado.

- Victoria absoluta – choca mi mano, provocando que me ría.

- Ese cheque en blanco fue bien pagado – río como idiota.

- Lo sé – responde orgullosa – Lena 1, Max 0 – reímos.

- Supongo que oficialmente somos amigos con derechos… de nuevo – le doy mi brazo para que lo use de almohada, se acurruca.

Continuamos un par de veces más durante la noche, hasta que nos quedamos dormidos. Definitivamente este trato y este viaje será una locura, pero valen la pena.