11. EL VIAJE

1057 Words
HELENA Es oficial, en 1 mes inicio una nueva vida en un nuevo lugar. Como ya lo esperaba doy la noticia y mi madre pega un grito al cielo, intenta que mi padre me convenza de no de ir, solo que no hay marcha atrás, todo está listo y reservado. Llega el turno de contarle a Bruno, su rostro luce entre triste y molesto, me da mil razones para pensar bien lo que haré, pero al final creo que se rinde, deseándome lo mejor y prometiendo que irá, que caminaremos juntos buscando una cafetería, que cocinaremos como auténticos franceses. Yo sé que es mentira, solo que prefiero la ilusión a la realidad. Aprovechamos el tiempo que tiene para mí pasándolo juntos, decidí que nuestro tiempo se acaba aquí, así que disfrutaré de mi cuento de hadas inventado mientras dure. Max en cambio saca tiempo para mí, se toma unas vacaciones para ayudarme a desocupar mi departamento, se queda a mi lado los últimos días mientras hacemos un recorrido por todos los lugares favoritos de ambos, se deja tomar fotos para el recuerdo, casi sin quejarse y me enseña otras recetas para que no muera antes de los 30, voy a extrañar a este prostituto. Inicio entonces el viaje de mi vida, lista para empezar otra vez. 2 AÑOS DESPUÉS Es viernes y el cuerpo lo sabe, sabe que no hay presupuesto porque esta ciudad es carísima, con mi mamá en contra de que esté acá, aunque mandándome a conseguirle modelos exclusivos de ropa a ella y mi hermana, pues me “castigó”, controlando el dinero que me pasa mi papá, disminuyéndolo con la esperanza de que regresaría, algo que no está en mis planes porque amo vivir aquí. Para mantenerme decidí seguir el ejemplo de Max y empecé a trabajar, soy recepcionista en un hotel, cómo manejo varios idiomas conseguí este puesto, no me doy lujos, pero puedo vivir bastante tranquila sin depender de mis padres. Pronto iniciaré mi último año de maestría y con ello mis pasantías pagadas en una agencia de publicidad, no puedo esperar a contarle a Max que me aceptaron. Pensando en Max recuerdo no le he llamado o escrito en un par de días, así que le marco a una video llamada. - ¿Qué quieres? – sí, es el mismo de siempre. - Qué tierno que eres, yo también te extraño. - Sí, sí. ¿Qué pasó? - Nada, no hemos hablado en un par de días. - Sabes que no me gustan las videollamadas. - Tampoco respondiste mis mensajes. - Sabes que no me gusta chatear. - Lo que no te gusta es socializar, pensé la distancia haría me extrañes – pongo cara de tristeza, la verdad solo mi padre parece extrañarme, porque hasta Bruno me escribe de vez en nunca y casi siempre terminamos en cosas sexuales. - Ya, ya, te extraño – sonrío, amo sus momentos de dulzura, aunque no sean tan dulces – ahora dime qué quieres porque acá es muy noche y mañana tengo trabajo. - ¿Revisaste el mensaje que te envié sobre el concurso? - Sí, algo leí. - ¿Cómo que algo leí? – viro los ojos – podrías participar en una exposición famosa, además de ganar un viaje a la inauguración y o sea, mon Dieu (mi Dios), visitarme. - Lo sé – respira, se recuesta con su brazo tras su cabeza viendo la pantalla – la inscripción es costosa, igual que la traducción certificada para entrar. - Sabía que dirías eso, por eso te inscribí – lo veo sorprenderse y enojarse (?), creo que la jodí. - No tenías ningún derecho a inscribirme sin permiso, además no es correcto que uses el dinero de tus papás en mí. - Primero, no usé el dinero de ellos. Ya sabes que trabajo, me pago mis cosas sola – se ve orgulloso – segundo, te vas a enojar más porque… GANASTE – se pone de pie con los ojos abiertos, inexpresivo – Max, tierra llamando a Max. - ¿Gané? - Sí, ganaste. - ¿Mi trabajo se expondrá en Europa? - Sí, y vendrás con tu mejor amiga. - Mi trabajo se expondrá en Europa… - Y VENDRÁS CON TU MEJOR AMIGA. - ¡E iré con mi mejor amiga! Por Dios, eres una demente, ¡una demente que amo! – empieza a reír – te lo pagaré, ¡lo haré! - me señala - eres una metida, una fastidiosa, pero eres la mejor amiga que he tenido en la vida – besa la pantalla, eso me sorprende. - Ves, te lo dije, te dije que me amarías – sonrío con él. - Sí, la verdad lo hago, eres genial Gertrudis, gracias por creer en mí. - Toute la vie (toda la vida), toda – le doy un beso volado - ¿nos vemos en 1 mes? - Ma Jolie (mi bonita), nos vemos en un mes – me envía un beso volado también. Puede sonar extraño, pero con la distancia, a pesar de incluso algunos días no hablar para nada, nos acercamos un montón con Max. La primera vez que le pedí me envíe un beso puso cara de fastidio y me colgó, entonces decidí entrenarlo, al menos eso le dije y me volvió a colgar. Un par de meses cortándome las llamadas después, aprendió a mandarme besos al despedirnos, a hacer videollamadas de algunas horas por lo menos 1 vez a la semana y eso sí, me envía fotos casi a diario, sea de sus proyectos, de lo que llama su atención, o de lo que cree me va a gustar. Yo hago lo mismo, somos como amigos que se comunican por imágenes, además, fiel a su espíritu de dar la contra a la banalidad, según él, nos enviamos cartas escritas a manos con postales incluidas y fotos rebeladas. El correo a la antigua demora más, lo cual va contra mi paciencia, eso sí, el sentimiento del qué habrá dentro, de tener fotografías impresas en tus manos, la ansiedad de esperar incluso, es maravilloso. Supongo las fotos rebeladas a la antigua son como él, no sabes cómo quedarán. Es como un momento detenido tal cual fue, sin otra oportunidad de hacerlo “perfecto”, sin ediciones falsas. Vas a ciega a conseguirlo y esa sorpresa vale la pena.
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