10. DATE CUENTA

1241 Words
HELENA Han tenido una amiga a la cual le repiten el tan famoso “amiga date cuenta”, bueno, esa amiga soy yo. Lo peor es que me doy cuenta y sigo, sigo, sigo cayendo en mi ilusión de tener a Bruno para mí, de que no haya más Camila, de ser yo, de ganar. ¿Ganar qué? No sé bien. Así que paso el siguiente año siendo la amante, LA AMANTE. Ni siquiera amante, porque al menos a ellas les prometen elegirlas algún momento, o no sé, algo, a mí nunca me dice nada, solo llega, pasa conmigo, le contesta mensajes frente a mí, a penas se aleja un poco a contestar sus llamadas, se desahoga de las infidelidades que se entera y ya. Al menos por sus infidelidades no tengo cargo de conciencia. Ok, yo sé que está mal lo que hago, que así ella haga cosas malas también no es justificación, solo que soy débil y tonta… y enamorada… una persona enamorada hace brutalidades. - Tengo que irme – me dice y siento mi corazón romperse como cada vez que lo veo vestirse nuevamente. - ¿Puedes quedarte a dormir hoy? – se acerca a mí con una mirada dulce. - Lo siento, no puedo, Camila llegará temprano mañana para irnos de viaje. La próxima semana planifico todo para estar sí, podemos hacer lo que tú quieras – me da un suave beso. Pasan las semanas, pasan los meses, llego al último año de mi carrera. Reviso mis mails mientras el hombre de mis sueños y pesadillas cocina, cuando algo llama mi atención, sonrío emocionada y empiezo a bailar. - ¿Qué pasó? ¿ganaste la lotería? – Bruno se emociona conmigo, acercándose a bailar a mi lado. - Mejor que eso – me lanzo a abrazarlo – ¡me seleccionaron! Me voy a terminar mis clases en Francia. Podré vivir allá, hacer mis pasantías, graduarme y seguir mi maestrí – veo su cara de emoción borrarse conforme hablo - ¿no te hace feliz? - ¿y yo? – es enserio – te vas por unos años, no podremos vernos – luce triste. - Puedes ir a visitarme. - Sabes que no, Camila no me dejará viajar sin ella, además tengo responsabilidades, me graduaré también, estoy ya trabajando en los restaurantes de mi familia. ¿Por qué no quieres quedarte acá? - Es que yo… - Tu papá en algún momento va a querer jubilarse, ¿quién se hará cargo de su constructora? - Papá fue el que me ayudó a armar los papeles, él también sueña con que yo viva en otro lado. - Va a extrañarte. La gente hablará de que te vas sola tan lejos. Es peligroso, hay chicas a las que le han pasado cosas horribles. - Yo siempre tengo cuidado, acá me he cuidado bien. - Hemos estado cerca. Además, ¿qué pasará con nosotros si te vas? - ¿Nosotros? – algo se enciende en mí, hay un nosotros, él ve un nosotros – yo… lo voy a pensar. - Piénsalo bonita, yo solo quiero lo mejor para ti. El mundo es peligroso, tú eres valiosa para mí y quiero protegerte – y es así como me convence. Pasan los días y la rutina sigue su camino, no doy una respuesta al viaje y veo que me queda menos de 1 semana para confirmar todo. Saldremos de vacaciones y debo dejar mis papeles ingresados antes de eso. Estoy en mi departamento terminando un proyecto cuando tocan el timbre, abro y encuentro un Max muy enojado, como no lo había visto antes, ni siquiera me saluda, solo entra echando fuego. MAXIMILIANO Hablo con mi madre como siempre, me cuenta que el papá de Helena está preocupado por su hija, logró el intercambio que tanto esperaba y ahora no acepta ir. Me pregunta si es por mí, y no, yo sé que el motivo tiene ojos verdes y cara de imbécil, hasta ahora juré no meterme porque nadie muere por un corazón roto, solo que esto llegó al límite. - ¿Enserio estás pensando perder una oportunidad tan grande por ese imbécil? – estallo, puedo verla destruirse en mil formas, pero no sacrificar su más grande sueño, no sacrificar el futuro que está construyendo. - No solo es por él – evita mi mirada – es por el dinero, mi mamá va a enojarse, además papá me extrañaría y… - Ni siquiera pienses en mentirme Gertrudis. - ¿Gertrudis? - Sí, Gertrudis, porque la Helena que conozco tenía un sueño y una meta clara, le dio la contra al mundo, trabajó muy duro como para desperdiciarla. - No todos podemos vivir sin apegos. Algunos queremos a otros. - ¿Qué sabes tú de querer? - Te recuerdo que gracias a mí somos amigos – está enojada y herida. - Te recuerdo que te advertí no tenía amigas tontas, ¿por qué actúas como una? - ¡No lo sé! Es que si me voy lo pierdo todo… - ¿Perder qué? El tipo tiene novia, no tiene planes de dejarla y aún así te pide te quedes. ¿Te parece eso es tener algo? ¿Te parece eso es querer? - Pero si me quedo quizás… - Quizás ¡nada! Y lo sabes – me cansé, no apoyaré con mi silencio la absurda ilusión en la que está - por lo menos si vas a tirar todo el esfuerzo de tu padre por la borda, ten los ovarios de aceptar que es por cobarde. - ¿Cobarde? - Sí, ¡cobarde! Tienes miedo de quedarte sola, por eso aceptas migajas, aunque sabes que vales más. Tienes miedo de fracasar y que los demás hablen de ti, aunque sabes igual lo harán. Tienes miedo de todo lo que puede salir mal, tanto así que estás dispuesta a rendirte sin intentarlo cuando estás tan cerca. - Ya sé – llora y me abraza, esos abrazos que calman mi mal humor – ya sé. Respiro profundo y le palmeo la cabeza, no sé por qué me importa lo que haga, nunca me meto en la vida de otros para que no se metan en la mía. La dejo abrazarme llorando, algo usual en mis días con ella, sé que lo necesita y confía en mí para ser vulnerable. - Voy, si prometes visitarme. - Claro, venderé un riñón para eso. - El corazón mejor, total no lo usas – reímos. - Sabes que no puedo ir, soy becado, mi mamá trabaja duro para mis gastos, yo lo hago también o no me alcanzaría. Ese país es muy caro. - Podría ayudarte. - No – tomo su rostro en mis manos y la hago mirarme – basta de preocuparte por otros, a partir de ahora debes vivir la vida que quieres, ¿ok? Y presentarme una francesa cuando regreses, en tu maleta de ley entra una. Esta vez la abrazo yo, no puedo negarlo, le tengo cariño. Es una bacteria que no pude eliminar y con la que ahora convivo para toda mi vida. Antes de que pierda el valor la ayudo a preparar sus papeles, preparar es un decir porque como sospechaba los tenía listos, solo le faltaba valor. Ni bien amanece estamos en la oficina administrativa entregando todo para que no haya vuelta atrás, ¡lo logramos! Siento algo de tristeza, pero es el destino, es su destino, está para cosas grandes, lo sé.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD